El escenario de los conciertos, otra vez la nota discordante
La programación musical de las fiestas huye de las grandes multitudes, a sabiendas de que Bilbao ya no tiene un recinto óptimo para ello
El Ayuntamiento de Bilbao ha evitado las grandes aglomeraciones en los conciertos de esta Aste Nagusia. El cartel musical de las fiestas de este año - ... de calidad, pero el menos comercial que se recuerda- ha dejado a la vista la mayor problemática a la hora de diseñar la programación. Una especie de quiero, pero no puedo. Las estrellas internacionales ya no visitan nuestras fiestas para que se desborden el Parque Europa y, sobre todo, Abandoibarra, los principales recintos.
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Uno de los puntos de inflexión fue un concierto de Malú en 2014. La sobrina de Paco de Lucía cantaba junto al Guggenheim y su poder de convocatoria superó todas las expectativas. «Cuando vimos aquel desborde, llegamos a preocuparnos por el gentío», reconoció a EL CORREO el entonces alcalde Ibon Areso. Cortaron calles y tuvo que intervenir Protección Civil. De hecho, hace ya años que cierran algunos accesos media hora antes, independientemente de las personas que haya en ese momento en la explanada. Esta medida viene acompañada en las últimas ediciones de una selección de bandas que no arrastran tantas masas. El Ayuntamiento no lo oculta. «Debemos ser realistas porque tenemos espacios como Abandoibarra que tienen aforo limitado, y eso también es importante a la hora de organizar. Queremos que las experiencias de música sean seguras, accesibles, de calidad y con el mejor ambiente posible. Por eso no nos planteamos hacer macroconciertos», reconoció la concejala de Fiestas Itziar Urtasun en rueda de prensa.
Pero hubo un tiempo en que contar los asistentes a los conciertos de fiestas por decenas de miles no era un problema. El récord absoluto lo tienen Fito y Fitipaldis, que reunieron a 60.000 personas en la añorada Botica Vieja en 2004 en una noche mágica. La explanada de Zorrozaurre fue durante años el lugar perfecto para macroeventos. Cabía todo el mundo: Iggy Pop, The Pogues, Pet Shop Boys, Juanes días antes de ganar cinco Grammys de una tacada... Eran también tiempos más boyantes, pero con los recintos actuales el Ayuntamiento no se plantea ahora contrataciones con gran poder de convocatoria. Y si lo hace, van directamente a Txurdinaga. El Parque Europa parece haber cogido el testigo, pero la visibilidad deja mucho que desear. Si no llegas pronto, te conformas con sólo escuchar.
La primera alternativa tras el adiós de Botica Vieja fue el Espacio Karola. Con aforo limitado a 8.550 personas y cuatro buzos de Salvamento Marítimo, además de un refuerzo en las barandillas para evitar que nadie se precipitara a la ría. Aquella opción caducó esa misma Aste Nagusia de 2012. El día más complicado fue el de Juan Magán, con el puente Euskalduna a reventar. Azkuna era entonces el alcalde y no ocultó el error: «He pasado miedo». Se vivieron momentos de tensión similares a los de los conciertos de Manu Chao y Amaral en la Plaza del Gas. Con el cantante parisino se extremaron las precauciones en la ladera y el dúo zaragozano fue escoltado en ambulancia hasta el escenario para actuar ante 12.000 personas.
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Nuevos espacios
Ante la 'desaparición' de estrellas internacionales y la inexistencia de un recinto para más de 10.000 personas, Aste Nagusia se encuentra ante una disyuntiva: o se busca un espacio más grande o se convence a los bilbaínos de que la música en directo ya no es la principal apuesta. Bilbao se llena de escenarios -tanto los del programa oficial como los de las txosnas- y prefiere que los melómanos se dispersen.
Cuesta encontrar grandes explanadas cerca de la zona de actuación de Marijaia. El Bilbao BBK Live reúne cada año a unos 40.000 asistentes diarios, pero no es viable. Kobetamendi está demasiado lejos de la fiesta y el transporte se convertiría en un nuevo quebradero de cabeza. Las comparsas plantearon en su día el Parque Etxebarria, pero el Ayuntamiento creyó que sería incompatible con las barracas. La explanada de San Mamés, que reúne a miles y miles de corredores cada año en la carrera nocturna, podría ser una buena alternativa si la programación no se pisa con el arranque liguero. La cercanía con el hospital de Basurto sería la principal pega. Otra posibilidad que ha planteado el fútbol recientemente es Amezola. El parque fue la 'fan zone' para los aficionados del Tottenham en la final de la Europa League.
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El pabellón de Miribilla, de gestión municipal, acoge durante el año grandes conciertos de artistas nacionales e internacionales. Cerca del Casco Viejo y con un amplio graderío, el Bilbao Arena plantea, sin embargo, algunas complicaciones. Los elevados gastos de limpieza y la necesidad de un exhaustivo control de aforo son sus puntos en contra. Ya en 2012 Azkuna planteó la opción de ofrecer algunos conciertos de pago para contratar bandas con caché elevado, pero más de una década más tarde, el Ayuntamiento lo sigue descartando.
Con la vista puesta en la Aste Nagusia de las décadas futuras, la transformación de Bilbao podría tener la clave para este problema de complicada solución. El soterramiento de la estación de Abando dará lugar a una nueva explanada en la ciudad con muchas posibilidades para acoger eventos multitudinarios. Pero aún queda mucho para poder meterse en canción. Hasta entonces quizás haya que aprender del pasado. Con Manu Chao se colocó una pantalla junto a la ría para seguir el concierto fuera de la Plaza del Gas. Asistieron más de 10.000 personas. Y recientemente el escenario flotante de BBK Ría ha puesto de manifiesto que la ciudad puede disfrutar de un macroconcierto sin darse codazos por llegar a las primeras filas.
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