Carlos Segarra, Aitor Ochoa & Mad Mule y North Coast 4tet: supergrupos en distancia corta
Más allá del programa oficial y de las txosnas, la música palpita en bares y salas y el miércoles degustamos en los mejores ambientes jazz de luxe kilómetro 0, rock and roll cántabro y al jefazo de Los Rebeldes
En la reseña del concierto de Ana Mena en el Parque Europa (nos ahorraremos los adjetivos...) contábamos que el mismo miércoles, embargados de un talante positivo, disfrutamos sin lluvia de los conciertos de la terraza del museo Guggenheim (bien el jazz del North Coast Quartet), de la terraza del pub La Carbonería (bien Carlos Segarra, el líder de Los Rebeldes, haciendo versiones de rock and roll clásico a dúo acústico) y del interior de la sala Azkena (muy bien la tormenta eléctrica y guitarrera del cuarteto cántabro Aitor Ochoa & Mad Mule), y en este escrito nos vamos a extender con varios parrafitos más, porque estos bolos merecen por mil razones, entre ellos la limpieza del entorno y que te sirven la bebida en copas de cristal.
Empezamos a los 8, sentaditos en nuestra mesita reservada del bistró del Museo Guggenheim, para atender el bolo versionero del North Coast Quartet, en el que figuran dos miembros de Xahu, interesante cuarteto que aplazó por la lluvia su concierto en el mismo espacio y que lo ha recolocado el miércoles 31 de agosto. El que suscribe sólo atestiguó el primer pase, de 7 piezas en 51 minutos con estupendo sonido, pero Óscar Cine se quedó al segundo y opina que quizá estuvo mejor. El aforo se vendió por entero, la amenaza de tormenta no se materializó, y el Cuarteto Costa Norte amenizó la tarde encabezado sobre todo por el afilado y melódico saxo alto de Josu Salegi, también en Xahu (sustituto del anunciado Iñaki Echegoyen, saxo tenor). El primer set discurrió en U, debido a una ligera destensión central, desde las 8.15 a las 8.31 horas, con dos temas: un blues gatuno atascado por el solo de contrabajo de Fran Serrano y una balada cantada a lo Diana Krall por Nerea Arrieta.
Pero el arranque fue elegante y prometedor con el 'Along came Betty' de los Jazz Messengers y una revisión muy coltraniana del 'Night dreamer' de Wayne Shorter, y el epílogo recuperó la buena onda con ritmo sincopado de Nueva Orleans marcado por el baterista Unai Olabarri, el líder de Xahu (muy a lo Meters un 'Gingerbread boy' original de Jimmy Heath y versionado por Miles, Dexter…), o con el cierre mediante swing de luxe y pasajes chispeantes brasileiros para el 'Invitation' de Bronisław Kaper.
Recuerden: sólo queda un cita de jazz en miércoles al aire libre en este ciclo del Guggenheim llamado 'Art & Music Km. 0', la de Xahu el 31 de agosto.
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Tras el Guggenheim, dimos un paseo hasta el pub La Carbonería, que se había llenado de gente para ver al líder de Los Rebeldes, Carlos Segarra, que se lo montó a dúo acústico con Miguel Ángel Escorcia, quien toca en Los Rebeldes y también en The Big 54. Al llegar vimos que la terraza estaba llena de ilustres, todos en pie y bajo una carpa, desde el televisivo Iñaki López hasta Raúl El Guapo, pasando por numerosos músicos locales: el bigotudo Jon Gartzi de la Bribones Blues Band, el alto y apuesto Joserra Lop-Lar de los Bilbobillies, Tony Metralla el cantante de Los Antibalas, Carlos Beltrán el guitarrista de Los Runaway Lovers y de Micky & The Buzz, el cantautor dylanita Coppel (que este domingo a las 6.30 de la tarde actúa en el Hotel Vincci), el guitarrista Jaime Hustler, Alfredo Niharra alias Lee Perk, el saxofonista Willie Calambres, el guitarrista Javi Rosca de Negracalavera…
En hora y media con descanso, o sea en dos pases como en el Guggen, Segarra, vestido con una una camisa de bolera en el primer pase y una camiseta de George Thorogood en el segundo, tocado por su inseparable sombrero, agarrando una acústica Gretsch y respaldado por Escorcia, flanqueados ambos por dos serios y fornidos seguratas, sobre la acera de la calle María Díaz de Haro revisaron con pasión hostelera una ristra de clásicos añejos, de rocanroles de los 50, eso que el concierto se había anunciado como de Los Rebeldes, el legendario grupo coetáneo de Loquillo formado en Barcelona en 1979, el de 'Mediterráneo', 'Mescalina'...
Temas clásico que no sonaron este miércoles, pues Carlos y su colega repasaron a Elvis en popurrí, el 'Lucille' de Little Richard, el 'Say mama' de Gene Vincent, y en el segundo pase lanzaron una traca con clásico de Ronnie Self ('Bop-A-Lena'), Eddie Cochran, más Gene Vincent ('Be bop a lula'), Chuck Berry ('No particular place to go' y a modo de bis y despedida 'Johnny B. Goode') o Buddy Holly (¡cómo coreó la peña su 'Oh boy'!).
Luego llegamos justo a tiempo a la sala Azkena para ver al segundo grupo del ciclo de duplas de abono que ha montado Rubén Undercover para estas fiestas. Un Rubén que estaba un poco desilusionado porque están yendo flojas de público y que dice que la gente no quiere pagar. Bueno, al igual que en los toros, esperemos que la asistencia crezca con los próximos carteles. Arribamos al Azkena con la idea de ver a Hendrik Röver & Los Míticos GTs, pero a última hora cambiaron el orden del cartel y nos topamos y disfrutamos sobremanera con Aitor Ochoa & Mad Mule, otro cuarteto cántabro, una suerte de supergrupo del underground que cantando muy bien en inglés (¿por qué, por qué, por qué?, que diría el entrenador Mourinho, que lo habla; Aitor, ex Soul Gestapo, se lo ha currado en la escena estadounidense, nos dijo Rubén) generó una tormenta eléctrica pero controlada de rock and roll que nos hizo pensar en los New Christs en los momentos más rudos y energéticos, en Neil Young, incluso en un Tom Petty más áspero por lo americano, en el Nuevo Rock Americano de los Long Ryders y The Del Fuegos, y hasta en el impulso irrefrenable de Daniel Romano, todo tocado sin ánimo de imitación. La próxima vez que vengan no nos perderemos a Mad Mule.