El argentino lució una camiseta en homenaje al difunto Ozzy Osbourne. O.C.

Alejo Stivel y la nostalgia de Tequila en La Pérgola

El cantante revisó un puñado de éxitos del grupo hispano-argentino en quinteto con dos guitarras rudas que escupieron blues casi todo el tiempo

Sábado, 23 de agosto 2025, 07:07

Viernes, séptimo día de la Semana Grande, y la falta de sueño nos provoca hasta alucinaciones en los toros, adonde fuimos por la mañana y ... por la tarde. Ah, ver la plaza con más de tres cuartos de entrada nos pone contentos y ser más optimistas respecto al futuro del coso. Y es que este viernes fue un día para estar contento: los toros, el descubrir un bar bueno donde no te crucifican por tomar un vino, el volver a disponer de móvil (ni pérdida ni robo: rotura de la pantalla), el demostrar nuestra admiración al maestro Andrés Amorós al que vimos en una terraza, el pillar sitio en primera fila en La Pérgola y el comprobar que no había piano para el bolo programado del argentino Alejo Stivel, nuestro favorito sin duda de la plancha oficial nocturna, completada por los vizcaínos Shinova en Abandoibarra, el tradicional -¡lleva ya 32 ediciones!- show reggae de la Plaza Nueva con el septuagenario jamaicano Winston Reedy, y los DJs de Los 40 en el alejado Parque Europa.

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Lo dicho, que nos puso contentos ver que no había piano en el escenario para el quinteto de Alejo Stivel porque cuando le vimos con teclista, hace tres años en el primer Bilbao Blues festival, pareció desganado y el piano ralentizaba el rock and roll y llenaba poco. Un año después Alejo dio un minibolo de 5 temas en 23 minutos en el macro-concierto 'Yo fui a EGB' en el BEC, y con dos guitarras voló alto. Y esta vez vino también con dos guitarristas, los cuales combinando una Stratocaster y una Telecaster pasaron del blues con slide hasta el rock con punteos muy Georgia Satellites durante un muy buen bolo de 16 canciones en 87 minutos atendidos por un público que llenó solo media Pérgola, como si a partir de cierta edad no hubiera querido ir nadie porque Tequila les parecería para críos.

El público era dos o tres lustros menor de lo habitual. O.C.

El cantante hizo tres preguntas al público: la de quién estuvo en su concierto de hace dos meses en el Kafe Antzokia (sólo vimos una mano alzada, y a ese bolo acudieron unas 300 almas), la de quién se consideraba una persona normal (seis la levantamos, y nos dedicó 'Yo quería ser normal', la canción de los resucitados Tequila (con Alejo y Ariel Rot) para la película de Superlópez (y reflexionó Alejo: «Si estamos aquí mil personas, o 700 u 800, seis es un porcentaje bastante alto. En Andalucía por ejemplo nadie levanta la mano, y en Argentina todos, pero nadie lo cree»), y la de quién había visto el video-clip con Sabina de su canción 'Yo era un animal', cuya letra leyó en parte de un portátil puesto a sus pies (alzaron la mano unas cuatro personas, y Alejo nos invitó a buscarla en YouTube).

Quizá Alejo fue el más nostálgico de todos los presentes. Vestido con una camiseta del recientemente difunto Ozzy Osbourne, el argentino Alejo acumuló numerosos aciertos, por ejemplo en los siguientes éxitos de Tequila: el inaugural 'Vamos a tocar un rock and roll' en la plaza del pueblo', con poderío guitarrero y la slide transmitiendo autenticidad, el segundo, 'Matrícula de honor', que le salió cual cruce entre los Rolling Stones y ZZ Top (no nos cansamos de elogiar a esas dos guitarras Fender), la despedida en falso con un celebrado y contagioso de la alegría 'Dime que me quieres', más las tres del bis, 'Necesito un trago', aunque le sobró la armónica soplada por el hacha del Stratocaster («es mi primera canción, la escribí con 14 años, y qué susto se llevó mi madre, pero era mentira, yo no bebía, lo vi en una película de Bogart», explicó Stivel), 'Me vuelvo loco' con sus uo-uo-uo y sus similitudes con Chuck Berry y los nipones The Neatbeats, y para cerrar el 'Salta', con el hispano-argentino bajando entre el público para tender el micrófono al decir ¡salta!.

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Además nos lanzó power-pop buen resuelto ('Hoy puede ser un gran día' de Serrat, mejor ejecutado que en el citado Festival de Blues de Bilbao, su pieza en solitaria titulada 'Rubia'...), reveló que conserva el tumbao argentino al versionar a Charly García con su 'Mr. Jones' y su familia disfuncional, se sentó en el suelo y se acuclilló tres veces en total, cantó muy bien (repirió todos los guiños que conocemos de los discos), y se movió por el escenario aparentando agilidad envidiable y facilidad para las posturitas.

Acabó, y deseó volver a vernos pronto. Ojalá.

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