Un rival con el que disfrutar
Los albiazules se miden hoy a un equipo al que da gusto ver jugar y que se ríe del tópico de que la veteranía es un lastre
Espero ver hoy en Cartagonova a un Cartagena desvergonzado, sin ningún respeto a la categoría, con un desparpajo y atrevimiento más propio de uno de ... los grandes del fútbol. Tal vez por su corta historia en la categoría, parten sin los prejuicios o miedos que normalmente se contagian con años y que suelen terminan derivando en un conservadurismo futbolístico. Da gusto verles jugar. Son de esos equipos que hacen afición al fútbol, o sea, auténticos filántropos del tema, porque lo de defender tu equipo vendrá después. Al menos yo soy un aficionado del Alavés porque me gusta el fútbol. De lo contrario, sería un simple ciudadano alavés que quiere que gane el Alavés y cualquier equipo de la provincia.
Añadiría que el rival de hoy es un equipo que contradice esos clichés o tópicos cuando se habla de rendimiento. Ya que se suele relacionar veteranía con dudas y conservadurismo futbolístico, y sin embargo, juventud con atrevimiento y rendimiento. Sepamos que éste es el equipo más veterano de la categoría, con una media de algo más de 29 años, y nosotros los quintos más jóvenes, con algo más de 25. Y es evidente que por su actual marcha no deja de ser un buen ejemplo para contradecir esa idea negativa de la veteranía. Aunque tal vez sean otros aspectos los que más condicionan para que esto ocurra, como por ejemplo el estilo y los criterios que marca su entrenador, Luis Carrión. Está claro que vamos a ver un partido abierto, sin cabida a la especulación. Por lo cual, nuestro míster advierte que será un partido muy duro, teniendo que adaptarse o contrarrestar en muchos momentos a lo que ellos impongan.
Y tengo que hacer una referencia a Deportivity. Una la iniciativa presentada estos días y surgida desde la Fundación Vital, Diputación, Escuela Vasca del deporte y la Federación Alavesa de Fútbol, destinada a fomentar los valores del fútbol base. Creo que no tenemos conciencia, principalmente los padres, de la herramienta educativa, formativa o pedagógica que puede suponer el deporte en general y el fútbol en particular. La intensidad y la ilusión con la que se vive el fútbol es un excusa perfecta para educar en valores. Pero claro, aquí cabe todo, lo mejor y lo peor. Solo es cuestión de quién lo dirija. Por eso, a esta iniciativa añadiría a sus pautas una más, una que lo condiciona todo, los entrenadores. Yo recomendaría que no se llamen entrenadores sino formadores o como mucho entrenadores-formadores. Si en clase se adquieren conocimientos, en un deporte se adquiere educación. ¿Y quien suelen ser los que se encargan de ello? Pues muchas veces los menos indicados, por no decir los más brutos. Si partimos que la educación surge principalmente de la convivencia, es evidente que no hay mayor intensidad e ilusión que la que se vive en un partido. Una buen excusa para para fomentar valores. Y no nos confundamos, a futbolista profesional llega uno de cada muchos miles, pero conseguir mejorar y educar personas podemos hacerlo con todos y todos los días. Tengamos claro el objetivo en estas categorías, que no es otro que la formación integral. El medio sería la competición, la motivación sería el juego, el fútbol y el resultado una referencia.
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