¡Viva el turrón!
En las Navidades de 1927, el fútbol tenía poco que ver con el deporte global y profesionalizado que hoy conocemos. Tampoco el Deportivo Alavés podía ... prever lo que iba a llegar a ser algún día. No había cumplido aún siete años y hacía apenas cuatro que se había federado, pero había comenzado su primera etapa gloriosa. En la temporada 1927-28 estaba encuadrado en la Serie A de la categoría regional vizcaína, donde hizo un magnífico papel, que le permitió jugar el campeonato de España, llegando a semifinales.
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Con motivo de las fiestas navideñas, se habían suspendido las competiciones oficiales, pero la buena trayectoria del equipo babazorro hacía que tanto los aficionados como la prensa vitoriana siguieran hablando de fútbol. El Alavés iba a desplazarse a la capital aragonesa a jugar un amistoso contra el Real Zaragoza, antecedente del actual club maño, que nació al fusionarse aquel con el Iberia en 1932. Todo el mundo especulaba con la alineación que iba a presentar el Alavés, pues tenía varios jugadores lesionados, como Quincoces, Camio y, sobre todo, Espada: «Otra baja sensible -y esta es de lamentar, puesto que se dice que es para siempre-, la del jugador Félix Espada que ha decidido, por lo visto, desertar de las filas 'deportivas' por motivos de salud. Si esto es exacto, en verdad debemos de lamentar todos la ausencia del científico extremo Espada».
Ante la ausencia de fútbol de primera categoría en Vitoria, los aficionados se aprestaban a ver encuentros de menor altura, como el que iba a tener lugar en el velódromo anexo a Mendizorroza, en el que se podría ver en acción al «gran Mugarra, medio centro procedente de la Unión Deportiva de Burgos». También se anunció en la prensa un reto lanzado por un conjunto local para jugar un choque en el campo de Judizmendi el 1 de enero. Dada la fecha del encuentro, justo pasada la Nochevieja, se animaba a los jugadores del equipo retador a no quedarse dormidos después de la presumible fiesta nocturna y al equipo rival a confirmar previamente su asistencia: «El Aurrerá Beti F.C. reta al Numancia a jugar partido amistoso en la mañana del domingo día 1, sobre el terreno de Judizmendi, presentando el Aurrerá los siguientes jugadores, de cuya deportividad se espera la asistencia: Somoza, Gamarra II, Anselmo, Acha, Chimi, Egaña, Gamarra I, Goyo, Gregorio, Narciso y Miche. Si el Numancia acepta el reto, puede hacerlo constar mañana en las columnas de esta sección deportiva».
Por último, no faltaba en 'La Libertad' un artículo de opinión que se manifestaba a favor de suspender los partidos oficiales en Navidad. Curiosamente, no lo hacía por la salud y el descanso de los jugadores, sino de los seguidores del Alavés: «Disfrutamos de una tregua confortante que nos estaba haciendo pero que muchísima falta. Gracias a la tradicional generosidad de nuestro calendario futbolístico, nos está permitido disfrutar plácidamente de las naturales alegrías de Pascuas. No es pequeño el beneficio que nos reporta. De proseguir en esta época las competiciones campeonatiles, la salud de los aficionados al balompié correría indudable peligro. No es compatible el turrón de Navidad con las inquietudes y emociones que nos hacen sentir los partidos de campeonato».
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El autor basaba su argumento en las apreturas clasificatorias, que hacían que los fanáticos estuvieran al borde de un ataque de nervios: «Basta dar un vistazo a la clasificación de los equipos para que el sistema nervioso denuncie nuestras preferencias y nuestros anhelos. Y de esta suerte no hay modo de permanecer tranquilos, y sin tranquilidad el turrón se hace difícil de digerir. Estamos, pues, libres de un seguro empacho. Pasemos alegremente las fiestas de Pascuas sin evocar en ningún momento el recuerdo del campeonato. Gocemos rientes de la tranquilidad que nos regala el 'armisticio'. Que ya llegará el 15 de enero con toda la cohorte de cábalas, comentarios, augurios y hasta polémicas. ¡Viva el turrón!», concluía el texto periodístico.
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