El Deportivo Alavés se enfrentó por primera vez en Liga al R.C.D. Espanyol en la temporada 1930-1931 de Primera División. En la ... primera vuelta, el equipo albiazul derrotó ampliamente a los 'periquitos' por 4-1, pero el partido en Barcelona, que tuvo lugar el 22 de febrero de 1931, resultó adverso para el Alavés, que perdió por dos goles a cero. Este choque se disputó en el estadio de la carretera de Sarriá, que entonces era conocido como campo de Casa Rabia, al estar edificado sobre un solar con este nombre.
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Lo cierto es que, ya antes, las cosas no pintaban bien para el Alavés, que no pudo contar, por motivos distintos, con dos de sus mejores hombres: el defensa Ciriaco y el delantero Olivares. El primero se encontraba enfermo y de hecho solo pudo salir a la calle en Vitoria después de que la expedición babazorra regresara de jugar contra el Español. Lo hizo «casi como nuevo. Un poco más afilada su nariz, un poco menos expresiva su característica sonrisa… ¡pero valiente!». El segundo había sido expulsado en el encuentro contra el Arenas de Getxo por el colegiado Pelayo Serrano y, al principio, no se sabía qué sanción le caería: «Descartamos naturalmente a Olivares. Aunque no se sepa aún oficialmente el castigo que le alcanza por culpa de don Pelayo. Pero es que estamos convencidos de que Olivares no se va de rositas». Poco después, llegó la noticia de que el delantero mallorquín había sido suspendido por dos partidos. El Alavés había presentado un recurso, que permitiría quizás a Olivares desplazarse rápidamente a Barcelona para jugar el encuentro, pero finalmente la Federación rechazó la reclamación albiazul.
Por ello, el entrenador Paco Baonza tuvo que contar con jugadores no habituales, como Rey o Heredia. Además, el equipo no tendría el apoyo de su hinchada, pues, tal y como señaló la prensa vitoriana, «muy lejos queda Barcelona para desplazarse». Lo peor aún estaba por llegar, porque en el primer tiempo el Español dominó claramente y se puso por delante en el marcador, con dos goles obra de Besolí y Edelmiro. La segunda mitad fue más igualada, a pesar de que el Alavés perdió a dos hombres: primero se lesionó Heredia y, como entonces no se podían hacer sustituciones, dejó a su equipo con uno menos. No obstante, según algunas crónicas, no se retiró al vestuario, sino que se quedó de extremo derecho, para al menos hacer algo de 'bulto', mientras Albéniz pasaba a ocupar el puesto de delantero centro.
En el minuto setenta y cinco, el árbitro, que era el guipuzcoano Tomás Insausti, expulsó a Crespo «por entrar sucio a Solé». Los periódicos de Vitoria no pudieron enviar reporteros a Barcelona para cubrir el partido, pero las noticias de agencia destacaron que «Insausti arbitró mal, perjudicando al Deportivo Alavés. En la primera parte anuló un tanto que marcó Heredia, por estimar fuera de juego de Albéniz». Con respecto a la expulsión de Crespo, el diario vitoriano 'La Libertad', tras recabar información de testigos presenciales, escribió que había que «echarle una bronca muy seria. Se revuelve y suelta una 'leña' que es un primor y claro, le echa la vista el árbitro y luego vienen los disgustos. Pero los disgustos para los demás, porque el conjunto queda en manifiesta inferioridad al sustraerle un jugador, mientras que el castigado lo que hace es descansar y no exponerse». Por si fuera poco, Antero se resintió de un golpe anterior y también anduvo renqueante, aunque pudo aguantar hasta el final.
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Las crónicas periodísticas escritas desde Barcelona, pese a destacar la superioridad local, dejaron constancia de la mala suerte del Alavés: «Se nos olvidaba hacer constar, en honor a los simpáticos alaveses, que su equipo, por la prematura lesión de Heredia y luego la exclusión de Crespo, más el resentimiento de Antero, jugó en muchos momentos completamente anulado por estas ausencias en el conjunto, a las que, unidas las de Olivares y Ciriaco, son más que suficiente para hacerse cargo de su desgracia».
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