Un Girona-Alavés y un portero casi salvador

Al mismo tiempo, el Alavés, que había vivido su primera época de gloria a partir de 1928, sufría una profunda depresión, que estuvo a punto de hacerle desaparecer. En 1933-34 quedó el último de su lote de Segunda. Aunque no bajó debido a una reestructuración federativa, decidió renunciar a participar en la liga al no poder asumir los gastos que llevaba consigo. Se reconvirtió en un equipo amateur y solo la Guerra Civil le ayudó a reverdecer viejos laureles.

Por fin, en la campaña 1941-42 el Alavés y el Gerona cruzaron sus caminos dentro del Grupo II de Segunda División. Era una época complicada, marcada por las dificultades de la posguerra y la Segunda Guerra Mundial. Los diarios habían reducido su paginación por no poder adquirir papel prensa. Por ejemplo, 'Pensamiento Alavés' solo contaba entonces con ocho páginas, muchas de ellas ocupadas por informaciones sobre el desarrollo de la guerra, en especial del frente ruso.

Ello hizo que la prensa local apenas informara cuando el Alavés disputó su primer partido en Gerona el 26 de octubre de 1946. En los días previos se comentó que el catalán era «el equipo que en su grupo había dado más sorpresas». Sin embargo, en la jornada anterior había sido derrotado por el Constancia balear y perdido el liderato. Tampoco el Alavés parecía muy boyante, pues había cedido ante el Levante y no estaba «con mucha confianza después de la pobre exhibición» en ese choque.

Desde Vitoria, los pronósticos vaticinaban un triunfo catalán: «Y nuestro Deportivo ¿qué hará en Gerona? Si hemos de creer a la marcha de la Liga, al Gerona le toca ganar este encuentro. Nosotros, aun con todo sentimiento, creemos que así sucederá, pero como vitorianos y como deportivistas, vemos un atisbo de esperanza». Este vaticinio negativo se cumplió. El Alavés perdió por 2-1. Las noticias publicadas en la prensa vitoriana -todas ellas de agencia, pues no había capacidad para mandar un enviado especial- destacaron el dominio abrumador del once catalán, que se había topado con una «brillantísima actuación del portero Salvador».

Aunque el cancerbero albiazul había 'salvado' al equipo de una goleada, no era un juego de palabras, pues el meta alavesista se llamaba Salvador Puchades. Se desconoce casi todo de este jugador, que solo estuvo ese año en Mendizorroza. No sabemos ni su segundo apellido ni en qué otros equipos jugó ni de dónde procedía. Su apellido es de origen valenciano y es posible que estuviera haciendo el servicio militar en Vitoria, pues era muy común entonces que el Alavés fichara futbolistas aprovechando su 'mili' en uno de los numerosos cuarteles locales.

En cualquier caso, la crónica destacó que el juego de los locales fue muy bueno, «presionando continuamente la meta de Salvador y haciendo que este se luciera en magníficas ocasiones con formidables paradas». De hecho, el Alavés se adelantó gracias a un gol de Totó en la primera parte y el Gerona solo pudo darle la vuelta al marcador al final. Los locales tiraron once saques de esquina por solo dos de los alaveses, lo que da una idea del dominio catalán. En el once babazorro destacaron, «después de la soberbia actuación de Salvador», Arza, Urbieta, Plana y Totó. Eso sí, al final de la temporada, el Alavés fue tercero, por encima del Gerona, que ocupó la quinta plaza en la clasificación.