Concretamente en el apartado octavo de los 'Hechos probados': «Aflora el deseo del futbolista de salir del club sí o sí al fin de la temporada 2021-22. Tanto es así que el jugador anunció una disminución de su rendimiento con el fin de forzar la no renovación adicional para la 2022-23». Una amenaza en toda regla. El club, «receloso de perder a uno de sus futbolistas con mayor nivel en ese momento», según el texto judicial, cede a las pretensiones del delantero y retira la mencionada cláusula, dejando al delantero libre en junio de 2022.
Inicialmente, esa prórroga automática estaba supeditada a la disputa de 28 partidos oficiales –como titular o un mínimo de 45 minutos–. Fue el 3 de agosto de 2021, once días antes del primer partido liguero del Alavés, cuando las dos partes «suscribieron una adenda novatoria al contrato de trabajo, por la que dejaron sin efecto la posibilidad de prórroga automática». El club babazorro accedió «ante la manifestación del jugador de que, de no ser así, no rendiría en la temporada 2021-22».
28
Partidos
Encuentros oficiales necesarios (titular o mínimo de 45 minutos) pactados inicialmente para la prórroga automática
2,8
Millones
Sueldo bruto que ganó Joselu en su última temporada en el Alavés (7.769 euros brutos al día).
Una decisión, la de la entidad albiazul, justificada en que «quería que el jugador continuase». De hecho, como también recoge la sentencia, «se intentó negociar la renovación, pero el futbolista se negó». No en vano, Joselu fue el máximo goleador del equipo las tres temporadas que estuvo en Vitoria y era considerado «el jugador franquicia» de aquella plantilla, además de ser «el mejor pagado en la historia del Alavés», según declaraciones oficiales del club recogidas durante el juicio. 2,8 millones de euros brutos la última de sus tres temporadas en Mendizorroza, a razón de 7.769 euros brutos al día.
Todas estas circunstancias forman parte de un litigio que vio la luz en enero de 2024, cuando el futbolista exigió una compensación económica (275.958 euros más intereses) a causa de la extinción de su relación laboral el 30 de junio de 2022 y que cerraba tres campañas de vínculo. Resuelto a favor del Deportivo Alavés, ya que la sentencia considera que el fin de contrato no procedió de la voluntad del club, sino de la decisión del propio futbolista de concluir su etapa en Vitoria a pesar de contar con la posibilidad de prorrogarse automáticamente el contrato por una temporada más. Recuerda, además, que Joselu había renunciado «contractualmente» a la indemnización reclamada.
Jugador franquicia
El Alavés apuntó durante la causa que el gallego ha sido «el mejor pagado de la historia» del club
Pero el enfrentamiento está enmarcado en una «relación que empezó a deteriorarse» en el verano de 2021, como queda constancia en la propia sentencia. Cuando el club babazorro se negó a negociar su traspaso al Sevilla, como era el deseo del jugador. A partir de ahí, un constante tira y afloja, la retirada de esa cláusula de renovación automática por la amenaza del delantero de no rendir durante la temporada y un rendimiento decreciente en la campaña del descenso que dejó mosca a la afición alavesista.
De los catorce goles que marcó ese curso –fundamentales para mantener la esperanza de salvación–, diez fueron en la primera vuelta (0,53 por partido) y cuatro en la segunda (0,22). Doce en las primeras 24 jornadas y solo dos en las catorce últimas. Trece, en realidad, ya que no jugó la última, ante el Cádiz, con el equipo ya descendido, por «problemas médicos». Su única ausencia en todo el campeonato.
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Julio 2021
El Alavés no accede al deseo de Joselu de ser traspasado al Sevilla.
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3 de agosto de 2021
El club accede a quitar de su contrato la cláusula de renovación automática.
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Junio 2022
Joselu deja el Alavés tras el descenso, una vez cumplido su contrato.
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Enero 2024
El delantero demanda al Alavés una compensación económica por extinción de contrato.
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Febrero 2024
El Alavés gana en los tribunales al futbolista, que renuncia a apelación alguna para mantener vivo el litigio.
«El umbral del dolor, el sacrificio y el esfuerzo lo tiene cada uno», sentenció entonces el director deportivo, Sergio Fernández, que también afirmó que el «rendimiento» del ariete esa temporada, pese a sus goles, no fue «el que esperábamos». Para la imaginación queda el destinatario de aquella celebración en la que el gallego mandó callar a alguien pocos días después de que Querejeta pidiera públicamente más implicación a la plantilla.
El epílogo de un desencuentro que dos años después volvió a salir a la luz en Mendizorroza, que en la visita del Real Madrid recibió con mayoría de pitos al que es el máximo goleador de la historia del club albiazul en Primera (36).
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