Día 1 de un Alavés «en construcción»

Aunque «aún faltan cositas», está «muy contento con los que han venido», pero recuerda que el mercado de fichajes tiene dos caras, entradas y salidas, y es en ese punto donde se detiene a recordar bajas tan destacadas como las de Gorosabel, Duarte, Rafa Marín, Javi López...

«Hemos firmado a muchos jugadores, algo que para mí es una mala noticia. Cuando haces una revolución en un equipo es porque el equipo no ha ido bien. Si la haces después de haber quedado décimo en la Liga española es porque se te van muchos», apunta el madrileño. Dicho de otro modo: «Después de construir un equipo que funcionaba prácticamente como una máquina engrasada, tenemos que empezar de cero, sobre todo en la parte defensiva, donde perdimos elementos muy importantes». Es el sino de un club como el Alavés, «que se tiene que ir reinventando».

Mendizorroza, tierra de contrastes. «Cuando se va tanta gente que funciona tan bien es un paso atrás, pero cuando viene gente que ves que son buenos te ilusionas». Así que «otra vez a construir», asume Luis García, que ya cinceló bloques serios y comprometidos tanto en Segunda –ascenso– como en Primera División –permanencia inesperadamente holgada–. «Mi sensación es que vamos a ir como el año pasado, de menos a más, ya que hay mucha gente nueva que se tiene que acoplar».

Villalibre es de la casa y a Stoichkov y Luka Romero ya los ha tenido a sus órdenes, pero jugadores como Diarra o Conechny se estrenan en la Liga española. Hay más nombres propios, como el de Luis Rioja, que ha estado en la rampa de salida durante todo el verano, pretendido por equipos como Valencia u Osasuna. «No podemos decir que se queda al cien por cien de ningún futbolista. De momento es jugador nuestro, es un baluarte, es nuestro capitán y yo cuento con él. Siempre ha dado un buen rendimiento y este año tiene competencia. Para mí Luis no es ningún problema, es una bendición que esté con nosotros y pueda jugar», indica Luis García al respecto.

Con todo, con los que llegan y los que siguen –continúa el núcleo duro en el centro del campo (Guridi, Guevara, Blanco y Benavídez, ahora Protesoni), además de piezas contrastadas como Sivera, Tenaglia, Abqar, Carlos Vicente o Kike García–, «estamos haciendo un equipo muy competitivo, con muchas variantes», asegura el entrenador albiazul, que en su tercera temporada en Vitoria mantendrá la línea táctica de las dos anteriores. «El equipo no va a cambiar en la idea, pero las características de los jugadores son diferentes, no es lo mismo que juegue Samu (Omorodion) o que lo haga Asier (Villalibre)».

También mantiene el discurso a la hora de hablar de objetivos. «Cada año el Deportivo Alavés tiene que luchar por salvar la categoría. Después habrá años mejores y peores, pero siempre habrá que estar contentos por salvar la categoría. El año pasado fue un gran año, ojalá podamos llegar a esos niveles, pero no partimos de ese tren», reflexiona el técnico, «con la ambición de dar el máximo en cada partido».

Empezando por el de Vigo, donde, con Hugo Novia recién salido de lesión y Manu Sánchez fuera de la lista por la 'cláusula del miedo', llega con la defensa justa. Tanto que Carlos Vicente ejercerá de improvisado lateral derecho para acompañar a Tenaglia, Abqar y Diarra. La alternativa es alinear al canterano Eneko en el carril izquierdo y desplazar al argentino a la banda derecha.

El entrenador alavesista ve al Celta en la línea del tramo final de la temporada pasada, cuando «mejoró en el aspecto ofensivo» desde la llegada al banquillo de Claudio Giráldez. E ilustra el potencial celeste con una anécdota. «Han incorporado a Borja Iglesias. Nosotros preguntamos por él, pero cuando nos dijeron lo que había era imposible, es otro nivel». Sin olvidarse de «la calidad que tiene arriba» con gente como Douvikas o Iago Aspas. «Cuando la gente piensa que equipos como el Celta son nuestros rivales, los hacemos nosotros nuestros rivales. Las diferencias son muy grandes», concluye.