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El cambio de año tampoco le ha mostrado al Deportivo Alavés la forma de escapar del bucle de malos resultados en el que se ... encuentra inmerso. La derrota contra el Girona del sábado alargó una racha de resultados que se extiende ya a cerca de dos meses y medio. Es el tiempo en el que los aficionados albiazules no han podido paladear una victoria de su equipo. Ni siquiera la Copa ha podido dar un respiro a una afición que lamenta la combinación de problemas propios y mala fortuna que han impedido a su equipo rescatar algún triunfo más.
El Alavés encadena ocho partidos sin ganar. Los que van desde la contundente (3-0) derrota de la jornada 13 en el campo del Villarreal al tropiezo (0-1) sobre la bocina ante el Girona. Siete partidos de Liga y el elocuente traspié copero ante la Deportiva Minera en el debut del Chacho Coudet. El relevo en el banquillo ha sido una de las consecuencias de una racha cercana ya al récord histórico de la entidad en la máxima categoría. Solo está a dos de los diez que ha encadenado sin llevarse una victoria a la boca en otros dos momentos a lo largo de su extensa andadura en Primera.
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De esos dos, el caso más reciente es el de la temporada 2021-2022. Ahí encadenó empates o derrotas entre las jornadas 16 y 21. Entre ambas se disputó también un encuentro de Copa saldado con la eliminación ante el Linares y el choque aplazado contra el Villarreal que le costó el puesto a Javi Calleja. El otro precedente sucedió casi dos décadas antes. En la 2002-2003 estuvo otros diez partidos sin conocer la victoria: siete derrotas y tres empates que le costaron el puesto a Mané. Ambas temporadas también tienen el denominador común de que terminaron en descenso. Además, si el Alavés no derrota al Betis igualará su registro del tramo final de la 2018-2019. Aunque entonces tenía ya la permanencia asegurada y estaba inmerso en la pelea por Europa.
El particular via crucis actual albiazul reposa sobre un contexto complicado fruto del traumático cambio en el banquillo, pero también en un desempeño demasiado irregular que tiene al equipo a solo un punto del descenso al término de la primera vuelta. La mala suerte de un conjunto con mandíbula de cristal y al que le cuesta rentabilizar sus goles es el último ingrediente que se suma en una coctelera que solo puede presentar un resultado amargo y desagradable: los vitorianos no ganan desde el 1 de noviembre.
73 días
lleva el Alavés sin ganar. Su último triunfo fue el 1 de noviembre ante el Mallorca.
Fue su segundo triunfo consecutivo tras el logrado días antes en Copa, no sin mucho sufrimiento, contra el Compostela. Aunque ese Alavés ya arrastraba una pésima racha de cinco derrotas consecutivas que habían situado a Luis García en la cuerda floja. El técnico salvó la situación con el gol de Guridi ante el Mallorca, su última victoria (1-0) hasta ahora, pero el equipo volvió a encadenar dos derrotas contra el Villarreal y el Atlético (2-1). El choque ante el Leganés planteaba un escenario muy similar al vivido ante el equipo bermellón. Pero esa vez los albiazules apenas lograron rescatar un empate (1-1) en el tramo final que precipitó el cambio en el banquillo.
Con el Chacho Coudet, el Alavés ha frenado la racha de derrotas, pero tras casi mes y medio en el cargo, el entrenador argentino aún no ha logrado sumar su primera victoria ni escapar de la mala dinámica. Aunque sí que ha conseguido encadenar varios empates con sabor desigual. De remontadas como las de los derbis contra Osasuna (2-2) o el Athletic (1-1) al partido contra el Valencia (2-2), donde solo un gol en el descuento le privó de romper la racha. Pero al renovado perfil ofensivo del equipo no ha logrado sumarle mayor solvencia defensiva y eso le ha penalizado. Con 31 goles encajados en la primera vuelta, el Alavés es el segundo equipo más goleado del campeonato y tiene en esa faceta una gran losa. Cuando consigue frenar su potencial, la falta de puntería en los momentos clave o errores como el de Diarra contra el Girona también le han penalizado.
El futuro le depara un calendario exigente para buscar ese ansiado triunfo. Porque tras medirse esta jornada a un Betis que llega después de perder en Valladolid deberá enfrentarse en casa al Celta. Una oportunidad más amable que la visita al Barcelona de unos días después. Tras jugar ante el rival blaugrana cerrará febrero en casa contra el Getafe, en el campo del Leganés y de nuevo en Mendizorroza frente al Espanyol. El momento para volver a saborear las dulces mieles del triunfo.
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