Alavés 2-0 Eibar

El Alavés se apunta al último baile

Ayer, un gol de Abde en apenas 44 segundos sirvió el mejor contexto y el cuadro albiazul, no sin sufrimiento ante un rival que gozó de ocasiones, sentenció antes del final. Para evitar el fantasma de la prórroga, que vestía sábanas de inquietud ante un conjunto alavesista que pagó el peaje del esfuerzo. Con la lesión de Salva Sevilla, con los problemas físicos que llevaron a Tenaglia y Abqar a ser sustituidos. Con la certeza, además, de que apenas hay tiempo de recuperación para el duelo del domingo ante el Levante. Con la sensación de que aciertos en momentos puntuales han servido para eliminar a un adversario que no ha sido menos. Sivera ha ayudado en los dos partidos y, también, un sistema defensivo que concede poco.

El choque había amanecido con la esperada inclusión de Antonio Blanco como relevo de Benavídez y también la entrada en el once de Abde como sustituto de Jason. El extremo argelino marcó en apenas cuarenta segundos, como si el mismo hubiera escrito el guion. Lo cerró con asistencia a Villalibre e incluso pudo haber anotado antes otro tanto en una ocasión clara. Destacó por su capacidad para mantenerse frío e incisivo en un duelo de nervios. Es lo que tienen este tipo de futbolistas. Nunca se sabe si es atrevimiento o imprudencia, pero se manejan con solvencia cuando suben la revoluciones. Para bajarlas están otros, como un Sedlar que volvió a dominar las áreas y a cuajar un duelo excelente. Como Abqar o Tenaglia. Pero quizás la mayor sorpresa en la alineación inicial fue la nueva titularidad de Sylla. Garitano, por su parte, rearmó como pudo su maltrecha defensa por las bajas de los titulares Venancio y Arbilla. Correa, que reaparecía en el lateral derecho después de varios meses de lesión, vio cómo Abde se le escapaba para marcar en la primera acción del duelo. Difícil de digerir.

Así que el Alavés tomó ventaja casi antes de poder pensarlo y nada resultó igual. La escuadra de Luis García Plaza se parapetó casi siempre en su campo para reducir a un enrabietado Eibar. Sin apenas dejar espacios. Sin enlazar tampoco contraataques peligrosos ni mantener el balón en sus pies. Nada nuevo. De pura insistencia por parte de ambos equipos aparecieron algunas acciones peligrosas. Rahmani, el más entonado de los visitantes, rozó el empate un disparo lejano y Sivera despejó otro tiro envenenado de Correa antes del descanso.

El cuadro vitoriano, eso sí, también pudo poner distancia si Rioja no controla mal en el área un envío de Guridi. Era pedir demasiada precisión en un choque de taco largo y nervios. Muchos nervios. El Eibar volvería a disponer de opciones después del descanso, ya con la obligación de lanzarse al ataque. A Stoichkov lo detuvo Sivera y a Corpas su pésima definición en el área. Cualquiera de esas acciones hubiera cambiado el rumbo de la eliminatoria.

Todos movían ficha. Garitano con la entrada de Aketxe y Bautista, luego de Corpas, Leschuk... El Alavés, con Moya primero ante la lesión de Salva Sevilla, Arroyo y Villalibre más tarde por Tenaglia y Sylla. Un Alavés que se defendía con orden, pero también con ese riesgo de pasar más tiempo del necesario replegado casi en el área. El Eibar, que no encontraba espacios, apuntaba hacia el cielo para colocar centros sobre la meta de Sivera. Ni unos ni otros acertaban. Se le fue a Abde el 2-0 y a los visitantes, poco a poco, la capacidad de inquietar. Pero era demasiado tiempo por delante y el tanto de Villalibre dejó atrás los miedos.

Para decidir la presencia albiazul en la eliminatoria que determinará el tercer ascendido. Para recibir a un Levante que ha sido el único rival capaz de ganar en Mendizorroza esta temporada. Para jugarse una semana después el ascenso en el campo donde el Alavés cayó a la Segunda División hace apenas trece meses. Si hay un favorito ese es el adversario albiazul, pero el cuadro de Luis García Plaza ya ha apuntado que es capaz de derribar muros a cabezazos. Todo hará falta desde el domingo