Abastecidos para el invierno
El Alavés agiganta su brecha con los equipos del descenso, que no le darían caza al menos hasta mediados de enero con su ritmo actual
El alavesismo tiene todavía tan reciente el monumental susto que se llevó el pasado curso a estas alturas, que ni siquiera su fugaz paso por ... el liderato de la Liga le ha empujado a empezar a pensar en cotas más altas que la permanencia en Primera. El conjunto albiazul mantiene grabado a fuego su gran objetivo, entre otros motivos porque Abelardo se encarga de devolver a la Tierra a cualquiera que amague con salirse de la órbita. Pero lo cierto es que más allá de las últimas clasificaciones, que han sido para enmarcar, el conjunto albiazul se ha hecho ya con provisiones suficientes para que, en caso de hundimiento repentino e improbable, conserve su piel intacta al menos hasta mediados de enero, justo en el ecuador de la Liga. En eso se traduce su brillante andadura para su aspiración más inmediata e innegociable.
El Alavés, que ha firmado su mejor arranque en la máxima categoría desde la final de Dortmund, sobrepasa en nueve puntos la frontera del descenso, ahora en manos del Leganés (8 puntos). Y no es que los últimos clasificados lleven un ritmo lento en la anotación. Ni muchísimo menos. De hecho, hay que retroceder casi dos décadas (temporada 1999-2000) para encontrar a un antepenúltimo con mejores registros (el Numancia, con 9) de los que ahora ostentan los 'pepineros'. Es decir, el equipo albiazul cuenta con margen suficiente para mantener la calma ante cualquier traspié o cadena de errores, algo que el pasado curso no llegó hasta la recta final de la Liga.
Tampoco sobran los precedentes de clubes que alcanzaron la actual puntuación del Alavés (17 puntos) en la jornada 18. A excepción del Sporting de la 2011-12 (18 puntos), ningún antepenúltimo ha firmado los mismos registros desde el año 2000. Las últimas salvaciones, además, han resultado mucho más asequibles que de costumbre. Poco más de 30 puntos han bastado para eludir la caída a Segunda División en los dos cursos que los vitorianos encadenan en la élite (30 y 32, respectivamente).
Abelardo suele repetir que los malos momentos llegarán tarde o temprano en la presente campaña, y que será entonces cuando no habrá que olvidar lo que consiguieron sus hombres entre las jornadas 13 y 38 de la última temporada. No tanto por sus espectaculares números, sino por la entereza, unión y personalidad que demostraron pese a encontrarse a solo un paso del abismo. Las sensaciones que transmite ahora el equipo no pueden ser más halagüeñas, y parece impensable que la seguridad, fe y contundencia que ofrecen los albiazules se disuelvan de golpe de manera inmediata. Puede suceder que su abrumador índice de efectividad se resienta, sí, pero no debería ser suficiente para que la tropa de Abelardo entrara en una continuada caída libre.
Ante rivales directos
Tampoco el calendario parece anticipar un sonoro tropiezo, al menos hasta diciembre. Tras la inminente visita del Villarreal a Vitoria y el derbi ante el Eibar en Ipurua, los albiazules se medirán en Mendizorroza al Huesca, hoy colista de la Liga con cinco puntos, y en Butarque al Leganés de Mauricio Pellegrino, que marca la frontera del descenso. Después de esos cuatro duelos, eso sí, empezará a apretar la competición, con duelos ante el Sevilla, el Atlético, el Athletic, la Real Sociedad y el Valencia en poco más de un mes de auténtico vértigo.
Es obvio que Alavés no rediseñará sus objetivos a corto plazo, aunque es probable que la hinchada comience a mirar más alto si su racha se mantiene en los próximos encuentros. Y más si prosigue con su intachable marcha (con permiso de la derrota ante el Levante) ante adversarios como el Villarreal y el pegajoso Eibar, que acercarán la medida definitiva del conjunto albiazul tras un inicio histórico que ha entregado miles de licencias para soñar.
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