Una caca de exposición
El Museo de Ciencias Naturales de Madrid dedica una muestra a los excrementos con el 'zurullo de vikingo' como pieza estrella
Isabel Ibáñez
Jueves, 15 de enero 2015, 01:33
El libro ¡universitario! más vendido en la Feria de Madrid de 2011 fue 'Fragmentos para una historia de la mierda', de Luis Gómez Canseco. Tampoco deja de ser curioso que una de las aptitudes más recordadas del Premio Nobel Camilo José Cela sea la de absorber litro y medio de agua por el culo, dicho por él mismo. Pero fue Quevedo el que más cariño puso en cantar al trasero, pedos y demás familia, tema que inspiró su escrito en prosa 'Gracias y desgracias del ojo del culo': "Lo que dicen del culo (los que tienen ojeriza con él) es que pee y caga, cosa que no hacen los ojos de la cara; y no advierten los cuitados que más y peor cagan los ojos de la cara y peen que no el del culo, pues en ellos no hay sueño que no lo caguen en cantidad de legañas, ni pesadilla o susto que no meen en abundancia de lágrimas, y esto sin ser de provecho, como lo que echa el culo, como ya queda probado". También hizo rimas con su 'Soneto al pedo': "Si un día algún pedo toca tu puerta / No se la cierres, déjala abierta / Deja que sople, deja que gire / A ver si hay alguien que lo respire". Esta composición poética es una de las piezas que el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) exhibe estos días y hasta finales de abril en Madrid, en una muestra titulada 'Excreta. Una exposición (in)colora, (in)odora e (in)sípida' que se acercará después a Valladolid y que aspira a girar por toda la geografía española. "Bienvenidos a Excreta. Algunas cosas en la vida son de color marrón". Así comienza.
Una de las piezas que más llama la atención, pese a tratarse de una réplica, es el 'zurullo de vikingo', "la hez humana más grande que se ha encontrado (unos 20 cm de largo y 5 cm de ancho)". Pese a que el lector pueda haberse topado con algún ejemplar de mayores dimensiones, evidentemente se refieren a una cagada mineralizada, algo así como fosilizada, o lo que es lo mismo, un coprolito. Fue encontrado intacto en 1972 cuando se construía la sede del Lloyds Bank de la ciudad inglesa de York. Según informa el museo, siete siglos antes, en 1235, "el vikingo Magnus Agnarsson se pierde en la floresta durante breves instantes. Llevaba varios días 'apretado'. A continuación hace una importante deposición. El azar quiere que esa deposición quede cubierta por tierra y empiece un proceso de mineralización". A las pocas semanas de ser expuesto, en 2003, un profesor que realizaba una visita con sus alumnos lo cogió para mostrárselo, con tan mala suerte que se le resbaló de las manos y se partió en tres trozos al golpearse contra el suelo. Recompuesto, hoy reposa protegido en una vitrina del Museo Vikingo de York. Gracias a la investigación, se sabe que aquel hombre o mujer se alimentaba sobre todo de carne, además de pan, cereales, frutas y nueces. Encontraron también cientos de huevos de lombrices intestinales. Fuentes del MNCN informan de que esta del zurullo vikingo sea "posiblemente la parte de la muestra que más gusta, además de la dedicada a los inodoros para hacerse un autorretrato. Al principio la exposición provoca risa, pero, según se va viendo, los visitantes se sorprenden con los contenidos, la importancia de la excreta para la vida y la cantidad de información que se aporta".
La idea de dedicar una muestra al tema llevaba mucho tiempo rondando la cabeza del investigador Antonio García Valdecasas. Las piezas más valiosas son los animales disecados que forman parte de las colecciones propias del MNCN, un tejón, una liebre o una jineta que sirven para acompañar las vitrinas que exhiben las distintas deposiciones de animales. Aquí, uno puede descubrir cosas como que en Tailandia dan a comer café a elefantes; "tras fermentar en su estómago defecan unos granos calificados como deliciosos que se cobran a 40 euros la taza". Es el famoso 'Black Ivory'. También es posible aprender detalles sobre el ámbar gris, la secreción intestinal del cachalote: "Fruto de la complicada digestión de los calamares de los que se alimenta, produce esta sustancia que se endurece tras un tiempo flotando en el océano. Es altamente valorada por la industria del perfume, ya que sirve para fijar olores. Debido a que el cachalote es una especie amenazada, hoy en día el comercio de ámbar gris está prohibido en casi todos los países, y se intenta reemplazar con una alternativa industrial". El bloque de ámbar gris más grande hallado pesa 454 kilos.
Los más valientes pueden asomarse a la vitrina donde se aportan ejemplos de distintas deposiciones humanas. Ilustran lo que se ha dado en llamar 'Escala de heces de Bristol'. Establece siete clases y arranca entre los asistentes sonrisas mezcladas con repulsión. El tipo 1 distingue "trozos duros separados, como nueces, que pasan con dificultad". El segundo es una "salchicha compuesta de fragmentos" (estos dos primeros indican estreñimiento). A continuación vienen las determinadas como "heces ideales", las del tipo 3, con "forma de morcilla con grietas en la superficie", y el 4, "una serpiente, lisa y blanda". Y finalmente, las diarréicas. El quinto tipo corresponde a "trozos de masa pastosa con bordes definidos que son defecados fácilmente". El sexto muestra "fragmentos blandos y esponjosos con bordes irregulares y consistencia pastosa" y en el último se ve una mancha marrón "acuosa, sin pedazos sólidos, totalmente líquida". A Quevedo le hubiera gustado esta parte. Y la dedicada a las 'escatopalabras': truño, cagajón, ñordiga, jiño, zocote, moñigo, zurraspa, plasta...
Sonrisas aparte, uno de las detalles más serios que se apuntan es que con los 150 gramos de heces que producimos al día cada uno de nosotros, unidos al litro de orina que excretamos, multiplicado por 365 días y por los 7.000 millones de habitantes de la Tierra, hay que tomar conciencia de la importancia de disfrutar de un sistema de saneamiento que evite epidemias y enfermedades, algo obvio por aquí pero que en muchas partes del planeta aún es una quimera: unos 2.500 millones de personas no tienen acceso a un retrete.
"Una vaca produce unas 9 toneladas de excremento cada año y 300.000 vacas podrían cubrir de excremento una ciudad como Madrid durante este período", asegura la exposición en el apartado dedicado a la fundamental labor de las 6.000 especies de escarabajos peloteros que 'despejan' nuestro planeta gracias a su poco apetecible labor coprófaga."¿Llegará un día en que nos inunde la m...?", se preguntan en uno de los paneles. Mirando alrededor, hay quien dirá que metafóricamente estamos en ello.