Vida después de la muerte de Kurt Cobain
El sábado hará dos décadas del suicidio del líder de Nirvana y el mundo aprovecha para resucitarle.
Isabel Ibáñez
Viernes, 2 de mayo 2014, 17:55
Kurt Cobain tendría ahora 47 años si no se hubiera pegado un tiro de escopeta el 5 de abril de hace dos décadas, que justo se cumplen este sábado. Nació en Aberdeen, una localidad perteneciente al estado de Washington (EE UU) a la que criticó abiertamente en su día con frases memorables del tipo: "Es como Twin Peaks pero sin la emoción", según recuerdan en el diario online 'SeattlePi'. En aquel entorno, tuvo que aguantar insultos de adolescente por su amistad con un chico homosexual, (por otro lado, nada muy diferente a otros pueblos que todos conocemos) y por eso se dedicaba a pintar con spray en las camionetas de sus vecinos cosas como 'Dios es gay'. Algún paisano suyo pensó en 2011 que sería buena idea rebautizar el puente Alexander Young (al que se supone que Nirvana se refiere en el tema 'Something In The Way') con el nombre del cantante. Él mismo contó que había dormido a su cobijo una temporada.
Pero en el ayuntamiento nadie vio con buenos ojos la ocurrencia, más que nada por eso del mal ejemplo a los jóvenes, y todos sus representantes votaron en contra, según recogió 'The Guardian'. Mientras el mundo sigue adorando la imagen frágil de Cobain, en su pueblo natal muchos parecen avergonzarse de él; tan solo aceptaron poner el apellido a un pequeño tramo del río que pasa por allí y a un parquecito. Eso sí, reciben a los forasteros con el típico cartel con el nombre de la ciudad y debajo, una frase, 'Come As You Are', título de uno de los mayores éxitos de Nirvana.
Pero estamos en 2014, veinte años después de aquel fatídico día. Buen momento para dar carpetazo a la extraña relación que les une con el hijo que debería ser predilecto. Para ello, Aberdeen decidió establecer el 20 de febrero, fecha de su nacimiento, como el 'Día de Cobain', una iniciativa que se torció en el mismo acto de presentación. Para empezar, porque la cadena de televisión local King 5 trató el tema refiriéndose al músico como "un adicto a la heroína muy conocido que se suicidó hace 20 años". Eso dijo el presentador Drew Mikkelsen, quien acto seguido recordó que el cantante había sido arrestado en su ciudad por "vandalismo y allanamiento de morada". Los fans enseguida reprocharon a través de internet esta ocurrencia, y el que no se hubieran referido a él con algo así como el máximo representante del 'grunge' y la persona que puso a Seattle (a dos horas de coche de allí) en el mapa musical. A todo esto, es importante señalar que en este tardío reconocimiento quizá haya tenido algo que ver el hecho de que la vecina localidad de Hoquiam, a seis kilómetros, se les adelantó al proclamar el 11 de abril como festividad dedicada al músico. En realidad había nacido allí, aunque a los seis meses su familia se trasladó a Aberdeen.
El despropósito, sin embargo, no acabó en la fallida definición del mito por el noticiero local. El alcalde, Bill Simpson, empeñado en que todo saliera a pedir de boca, aprovechó el acto para recuperar la estatua que la artista Randi Hubbar empezó a crear poco después de la muerte del mito y que acabó en el almacén de la escultora después de que el Gobierno municipal la rechazara. Al descubrir la efigie, los fans no daban crédito y las redes sociales hirvieron de nuevo: la imagen de Cobain con una lágrima en el ojo derecho para nada cumplía con las expectativas levantadas; a juicio de su legión de admiradores no capta la esencia. La pobre escultora dijo que la muerte de su propia madre había inspirado la obra, pero de poco sirvió. Lo más suave que se publicó sobre ella fue que era un tanto "bizarra". El alcalde expresó un deseo: "Esperemos que, con el tiempo, esto sea tan grande como Graceland", en referencia a la residencia de Elvis Presley que recibe cada año miles de visitantes que dejan allí su dinero. Vamos, que Cobain se hubiera reído al ver este desaguisado en su nombre. Bueno, tampoco demasiado, teniendo en cuenta su personalidad.
Los 20 años de la muerte de Cobain han servido, era de esperar, para recuperar una vez más su figura. Aunque no siempre desde el punto de vista musical. Hace solo unos días se hacían públicas 35 fotos nunca vistas de la casa de Seattle donde se quitó al vida. Pertenecen a la investigación realizada por el departamento de Policía de aquella ciudad, y muestran el lugar donde apareció el cadáver, su nota de suicidio en el sitio justo donde fue encontrada, una caja de puros con jeringuillas y una cucharilla a la que los investigadores llamar el 'kit de heroína', la cartera de Cobain con su permiso de conducir... Todas estas imágenes se unen a las publicadas también recientemente por el 'New York Daily News' del apartamento que el músico compartió con su esposa, Courtney Love, en Los Angeles en 1992, dos años antes de quitarse de en medio, y que muestran la degradación en la que vivían sumidos en aquella época: habitaciones llenas de basura, jeringuillas, cucharillas chamuscadas, botes de pastillas, cartas sin abrir... En la pared, varias pintadas, entre ellas una dedicada al grupo Nation Of Ulyses.
El fotógrafo francés Youri Lenquette también ha aprovechado este aniversario para exponer las últimas imágenes captadas del artista, que posó para él en febrero de 1994, solo dos semanas antes de morir. La exposición se titula, no podía ser de otro modo, 'El último disparo', y se exhibe en la galería Addict de París. En algunas de ellas aparece con una pistola, simulando disparar. A sí mismo y a la cámara. A esto se le suma un cómic que recupera su trayectoria musical: se trata de una nueva entrega de las viñetas biográficas que la editorial Bluewater production dedica a las estrellas del rock en su serie Tribute, ya lo ha hecho con Jim Morrison, Keith Richards, John Lennon, Jimi Hendrix... (la próxima será Freddie Mercury). Por su parte, el escritor canario Servando Rocha acaba de publicar con la editorial Alpha Decay 'Nada es verdad, todo está permitido'. En octubre de 1993, Cobain visitó a William Burroughs, uno de sus héroes (se cumplen cien años de su nacimiento), punto de partida para un libro que ahonda en la relación entre estos dos mitos. "Lo que recuerdo es la expresión moribunda de sus mejillas. Él no tenía intención de suicidarse. Por lo que yo sé, ya estaba muerto", dijo Burroughs cuando le preguntaron por el fin de Cobain.