Una tarde en las carreras de caballos
El Hipódromo de San Sebastián ofrece la posibilidad de disfrutar de las competiciones de 'pura sangres' sin que sea obligatorio tener que realizar apuestas
Igor Barcia
Viernes, 25 de julio 2014, 02:06
Una advertencia sobre este plan. No se trata de introducir a los niños en el mundo de las apuestas y gastarse los ahorros en una tarde. Se trata de pasar una jornada en un espectáculo que atrae y encanta a la mayoría de los pequeños amantes de los animales, que tienen aquí la oportunidad de, durante más de tres horas, admirar la belleza y rapidez de unos caballos entrenados y cuidados al detalle. Una tarde en el Hipódromo municipal de San Sebastián, como reflejan jornada a jornada sus gradas, es un escenario ideal para pasar en familia mientras se disfruta de un programa de competiciones que suele constar de seis carreras y que llega hasta mediados de septiembre.
La historia del hipódromo donostiarra -está ubicado sobre terrenos municipales pese a que hay que ir hasta Lasarte para acceder a él- se remonta a principios del siglo XX. En una época marcada por la I Guerra Mundial, Francia y Bélgica se habían quedado sin recintos para realizar carreras y en España ven con buenos ojos hacer un hipódromo en San Sebastián para atraer a las cuadras galas y estabularse y competir al otro lado de la frontera. Es así como el 2 de julio de 1916 arrancan las competiciones en la capital guipuzcoana, que casi un siglo después ha retomado con fuerza ese carácter fronterizo que supone un plus para su funcionamiento. Porque hoy en día está incluido en el sistema PMU de apuestas francesas, lo que supone una doble vertiente hispanofrancesa que está permitiendo a San Sebastián ver el futuro con mayor optimismo. Es por este motivo por lo que conviene mirar bien el programa de competiciones, porque la tradición de pruebas todos los domingos -salvo el gran día, la Copa de Oro que se celebra el 15 de agosto- ha quedado disuelta y ahora también hay jornadas incluso en lunes.
Acudir al Hipódromo de San Sebastián no tiene complicaciones. Se trata de llegar a Lasarte, cruzar el puente sobre el río Oria y dejar el coche en la gran explanada del recinto. No hay problemas para aparcar, porque incluso en los días de máxima expectación -lease el día de la Virgen- cuando el aparcamiento se llena se abre el paso para aparcar los coches en el espacio interior que deja la pista. Ver coches allí es sinónimo de lleno total en las gradas.
La entrada cuesta 7,5 euros para los adultos, pero ojo, para los menores de 14 años es gratuita. Por lo tanto, la inversión para pasar toda una tarde allí es bastante asequible. Luego cada uno es libre de decidir si apuesta o no. Cada apuesta cuesta dos euros. Y respecto a complementos, el recinto tiene un bar donde nos podemos avituallar y tomar un respiro entre carrera y carrera.
Paseados por el 'paddock'
Para los que desconozcan el sistema de funcionamiento, hay que decir que el plazo entre salida y salida suele ser de media hora. Los caballos son trasladados desde sus cuadras hasta el interior del hipódromo y son paseados ante los aficionados en el denominado 'paddock'. Es el mejor momento para los más pequeños, puesto que allí tienen a los pura sangre a un paso, mientras dan vueltas guiados por sus mozos. Allí se les coloca la silla, el número con el que compiten y cuando se ordena, se monta el jockey y al siguiente aviso, salen a la pista. Hay tiempo siempre para que cada uno acuda debajo de las tribunas a realizar sus apuestas, y luego subir a su asiento para poder presenciar la carrera. Cuando termina, vuelta a empezar con la siguiente competición. Mientras los ganadores reciben el premio correspondiente, llegan los siguientes competidores.
La pista de hierba tiene una cuerda de 1.400 metros, pero las pruebas se disputan sobre diferentes distancias, en función del tipo de caballos o de su edad. Los más jóvenes son los potros de dos años, que compiten generalmente las distancias más pequeñas. Luego entran en juego si son velocistas, cuyo gran día es el premio Gobierno Vasco, que se celebra el domingo de la Semana Grande (este año el 17 de agosto), o fondistas, con la Copa de Oro (día 15) y el GP San Sebastián, en septiembre. El trazado tiene dos largas rectas y dos curvas, la del Oria y la de Bugatti, en honor al viejo circuito de carreras de Lasarte, que en los años 20 vio competir a los mejores pilotos y coches del mundo.
Copa de Oro
Como decimos, el día más importante de la temporada de San Sebastián, que siempre ocupa el verano mientras Madrid descansa -allí se celebran las campañas de primavera y otoño- es el 15 de agosto. Ese día los donostiarras y demás visitantes se ponen de gala porque desde 1966, fecha en la que se celebraron los 50 años de vida del recinto, se celebra la denominada Copa de Oro, premio por el que pugnan los mejores caballos nacionales y, habitualmente, también franceses. La jornada del trofeo de oro es la más intensa y la de mejor entrada, pero es un plan perfecto para pasar un día en San Sebastián o alrededores. Porque muchos de los que incluyen en su plan del día de la Virgen las carreras de caballos o comen o cenan en los restaurantes de Lasarte o los que están situados junto al parking. Eso sí, conviene reservar con antelación. Más información: www.hipodromoa.com