Borrar
Los jugadores griegos celebran el pase a cuartos.
El enemigo innombrable
EUROBASKET

El enemigo innombrable

Pocos incluían a Grecia entre las favoritas, pero llega imbatida a los cuartos contra España y con la sensación de que todavía no ha mostrado su mejor cara

LUISMI CÁMARA

Domingo, 13 de septiembre 2015, 20:30

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Nadie parecía contar con ella. Se la omitía, se la ignoraba. La mayoría hablaba de Serbia, de Francia, de España, como aspirantes al oro en el Eurobasket. Tony Parker incluso incluyó a Turquía o Lituania como rivales peligrosos pero se olvidó de ella.

Apenas se escuchaba su nombre como futurible integrante del podio final de Lille y daba la sensación de que no se la tenía en consideración pese a su palmarés y a la trascendencia de algunos de sus jugadores. Grecia parecía la innombrable de este campeonato, el villano que todos querían que permaneciera dormido y oculto entre las sombras de la memoria. Era el Lord Voldemort de Harry Potter, el Sauron de El Señor de los Anillos, una más de las criaturas que despertaban el temor de los habitantes de la aldea en El bosque de M. Night Shyamalan. Era la bicha que nadie quiere mentar para no llamar al mal fario, el incómodo compañero de viaje que nadie espera que se siente a su lado.

Las grandes selecciones europeas han vivido muy bien los últimos años con una Grecia en tono menor. Pero, en esta ocasión, se ha presentado en el torneo con la cara lavada y sus mejores elementos, con una combinación equilibrada de veteranos ilustres y jóvenes dispuestos a asumir galones que apunta a las medallas.

De momento, sin grandes aspavientos, ha ganado todo lo que ha jugado. Sin alardes, incluso con algún apuro, superó en la primera fases de Zagreb a Macedonia, Croacia, Georgia, Eslovenia y Holanda. Solidez defensiva, juego coral y contención ofensiva fueron las señas de identidad para dominar con solvencia el Grupo C. En octavos, giró la tuerca un poquito más y dejó en 54 puntos a Bélgica, dando la sensación de que todavía se guarda una marcha más para cuando sea necesario. Quizás, para el partido de cuartos contra España, ese rival que se ha cruzado demasiadas veces en el camino en los últimos años y que les ha dejado a las puertas de vivir momentos importantes, convirtiéndose en su particular ladrón de sueños.

Los de Scariolo deberán hacer frente este martes (18.30 h. Cuatro) a un adversario con cuentas pendientes con La Roja y con muchas opciones válidas con las que hacer daño a la defensa hispana.

Dentro de esa acumulación de talento que maneja Fotis Katsikaris en su equipo, la selección helena cuenta con un único líder indiscutible: Vassilis Spanoulis. Y eso que, hasta el momento, está en un tono discreto, destacando en la faceta pasadora (5,8 asistencias por encuentro), pero ya ha aparecido en los momentos importantes.

Como escolta o como base, el juego que genera Grecia parte de sus manos. Representa todo lo que significa su selección y sus valores: carisma, talento, carácter, capacidad de lucha, naturaleza competitiva y un instinto de supervivencia que le obliga a no rendirse nunca, que le lleva a odiar la derrota por encima de todas las cosas y que le hace sacar en ocasiones algún que otro ramalazo de mal perdedor. Como le pasó en la última final de la Euroliga, cuando lanzó el balón a Rudy Fernández con el partido ya sentenciado para el Real Madrid. Ejecutor de rivales (en el poderoso CSKA le temen y Croacia ya ha visto en este Eurobasket cómo se las gasta), para un entrenador siempre es la mejor solución que el balón esté en su poder en las posesiones que convierten a los jugadores en héroes o villanos.

El alma de Spanoulis

Precisamente, su Olympiacos es otro fiel ejemplo para los helenos en este torneo continental. Frente a los grandes presupuestos de la máxima competición de clubes (el equipo de los hermanos Angelopoulos no es que sea de los bajos), en este lustro nunca ha partido entre los grandes favoritos, siempre como tapado, pero ha sido dos veces campeón y una finalista en las últimas cuatro ediciones, gracias a una calidad incuestionable pero, sobre todo, al alma luchadora que posee Spanoulis y que transmite a sus compañeros.

La misma que empuja a Zisis, a Printezis, al otro Bouroussis -no el del Madrid, sino el que se transforma en estrella y general con su país- o Kaimakoglou (y eso que el del Unics Kazan figura como uno de esos suplentes de lujo, poco utilizado por su técnico, lo que dice mucho de la longitud del banquillo heleno).

Además, el futuro y el espíritu peleón están asegurados durante la próxima década con lo que viene detrás. La ilusión la concentra Giannis Antetokounmpo, el crío que pasó de vendedor ambulante para ayudar a la economía doméstica a figurar en la NBA en apenas unos meses. Su historia de tintes hollywoodienses y sus 20 años, combinados con 211 centímetros de pura fibra, calidad y habilidad, le convierten en una estrella en ciernes. De momento, es un alero que intimida a los adversarios y que está ayudando mucho a los primeros espadas en el rebote, con pocos tiros y buenos porcentajes.

Entre el jugador de los Bucks de Milwaukee y los viejos rockeros, el futuro técnico del Murcia puede presumir de una profunda batería de recursos. Por fuera, Calathes, Sloukas, Perperoglou, Papanikolaou. Por dentro, además del poderío de los ya mencionados, el retorno de Kostas Koufos hace más poderosa a Grecia. Repudiado hace un año por su seleccionador y por los internacionales tras renunciar a participar en el Mundial de España, al nuevo jugador de los Kings y excompañero de Marc Gasol en Memphis le ha bastado con unos pocos partidos en este Eurobasket para recuperar el cariño de los suyos es el líder de su selección en puntos (11), rebotes (6,7) y tapones (1)- y convertirse en uno de los postes de referencia del torneo.

Grecia cuenta con muchos medios para ganar batallas. Es un arsenal con armas de precisión, cañones de combate y recursos para el cuerpo a cuerpo. Demasiados peligros a esquivar por los rivales. Por eso, hasta ahora, era mejor dejarla encerrada en el arcón del Grupo C y que siguiera siendo la innombrable... Pero la tapa se rompió y ya no queda otro remedio que mirarla cara a cara. Habrá que ver si España es capaz de mantener fija la mirada y volver a robarle el sueño.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios