Los yacimientos arqueológicos, en el punto de mira de los detectoristas

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Son muchos los arqueólogos que en el desarrollo de su profesión se topan con agujeros realizados por detectoristas. Los más minuciosos en el desempeño de su trabajo geolocalizan cada uno de los agujeros, realizan un informe y, discretamente, lo denuncian ante el cuerpo policial pertinente. Estas denuncias, junto con las de ciudadanos anónimos e instituciones sirven, en algunos casos, para detener a los detectoristas, que con la sustracción de piezas arqueológicas, de más o menos valor, son responsables de la destrucción del patrimonio y sobretodo del contexto en el que aparecen dichas piezas, lo cual elimina mucha información acerca del objeto encontrado.

Sin ir más lejos, el pasado verano, el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Amurrio condenó a pagar 7.000 euros de multa y a devolver a la Diputación de Álava las piezas expoliadas por un detectorista que fue sorprendido in fraganti por el Seprona mientras extraía material en una zona de presunción arqueológica en Espejo. El condenado tenía en su poder más de un centenar de objetos, expoliados de diferentes yacimientos de la provincia, valorados en 1.783 euros. El juez acordó también requisar y destruir de forma definitiva los detectores de metales decomisados. Además, en su vehículo localizaron un centenar de bienes arqueológicos perfectamente presentados en cápsulas de plástico y catalogadas. Los agentes intervinieron también un archivador y una publicación con información sobre yacimientos, lo que demuestra que conocía los lugares protegidos en los que actuaba.