El Xanadú alavés
ANÁLISIS ·
Lejos de experimentos pretenciosos, debemos mantener el legado de siglos de HistoriaEn 2010 arribé por vez primera a los Estados Unidos, invitada por mi director de tesis, el profesor Santiago de Pablo, que era entonces 'visiting ... scholar' en el Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada en Reno. Aprovechando la coyuntura, visité en California el castillo de William Randolph Hearst, el político y magnate estadounidense, creador de la denominada prensa amarilla. El complejo en el que se encuentra la mansión de Hearst -construido por la arquitecta Julia Morgan entre 1919 y 1947- es una mezcla ampulosa y 'kitsch' de elementos de muy diferentes estilos artísticos europeos. Hearst, enamorado de Europa y de su historia desde la infancia, mandó traer piezas originales desde el Viejo Continente. Así, se hizo con un artesonado mudéjar que en su momento había adornado un convento de Cuenca de Campos (Valladolid), o con unos fragmentos de un templo romano con los que decoró su inmensa piscina. Su vida fue llevada al cine en 1941 por el magnífico actor y director Orson Welles en la película 'Ciudadano Kane', considerada una de las mejores de la Historia. En el filme de Welles, la mansión del opulento Charles Foster Kane llevaba el nombre de Xanadú.
Por desdicha, en la actualidad hay quienes -lejos de respetar el patrimonio- se hacen con edificios históricos que pretenden transformar para erigir su propio Xanadú. Al parecer, tal es el caso de quien en su día adquirió la torre de Luyandos y Hurtados de Mendoza, en Espejo. El Ayuntamiento de Valdegovía ha denunciado al particular, indicando que la obra que está realizando en la torre «no se ajusta al proyecto presentado» y, tras ordenar su paralización, el propietario ha hecho oídos sordos.
Para evitar cualquier tipo de desmán, es positivo indagar en las fuentes, que invariablemente nos recuerdan la importancia de nuestro legado histórico. Según indica Micaela Portilla, la torre -cuya construcción data de la segunda mitad del siglo XVI- tiene su origen en el matrimonio entre Ochoa de Luyando,hombre de confianza del rey Felipe II y secretario del Consejo de Indias, y Casilda Hurtado de Mendoza. En este matrimonio tuvo su origen toda la rama que se asentó en Espejo y buena parte de sus descendientes fueron «hombres de leyes y Corte». A partir del último tercio del siglo XVIII los Arteconas comenzaron a figurar como propietarios de la torre, tras contraer matrimonio la heredera María Teresa Luyando Hurtado de Mendoza con Cristóbal de Artecona, educado en el Seminario de Nobles de Madrid, donde recibían formación militar los jóvenes de las familias aristocráticas. La torre, así como todo su mayorazgo -con propiedades en Espejo, Tuesta, Villanañe, etc.-, fue heredada por sus descendientes.
A diferencia de los estadounidenses -quienes, por su pasado, carecen de una vetusta herencia histórica-, los alaveses somos afortunados por mantener un rico patrimonio. Por ello, lejos de poner en marcha experimentos pretenciosos que alteren la estética propia de cada época, es justo que respetemos y mantengamos para nuestras generaciones futuras ese legado de siglos de Historia.
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