Vitoria quiere patios más verdes para mejorar el bienestar mental y el rendimiento escolar
Un estudio revela que el 81% de la superficie de los centros educativos es asfalto, transformarlos sería «una oportunidad»
Muchísimo gris y poco verde. El 81% de los patios de los centros educativos vitorianos es asfalto u otras superficies impermeables, mientras que las zonas verdes solo suponen un escaso 19%. El Ayuntamiento quiere cambiar esta imagen obsoleta y ya ha dado los primeros pasos en la haurreskola de Txagorritxu para naturalizar el entorno. Los beneficios son muchos , y van desde mejorar el bienestar mental de los alumnos a aumentar su rendimiento escolar. Para obtener una radiografía exacta y emprender la transformación, el Centro de Estudios Ambientales (CEA) encargó un estudio sobre patios que ha sido elaborado por la empresa Geotech. La radiografía ha analizado al detalle 109 centros de la capital alavesa entre los que hay colegios e institutos pero también haurreskolas o escuelas de Formación Profesional.
De media, a cada alumno le corresponden 3,2 metros cuadrados de área verde, en la que se incluyen jardines, huertos o zonas de juegos con troncos. ¿Les parecen pocos? Pues el estudio revela que en la 'Green Capital' hay 22 centros educativos que no tienen ni una sola zona 'green'. Darle la vuelta a esta fotografía tan gris persigue un doble objetivo, aumentar la infraestructura verde urbana y beneficiar el desarrollo del alumnado. Transformarlos sería «una oportunidad».
En la actualidad, los patios «no responden a las necesidades de desarrollo del alumnado y están desligados de todo fin pedagógico», se advierte en el informe. Con el proceso de naturalización se convertirían «en espacios promotores de la salud, coeducativos y que promuevan la convivencia». Los elementos naturales «son un recurso pedagógico y educativo fundamental, por cuanto permiten observar ciclos estacionales y naturales y fomentar la sensibilización ambiental». Además, entre los beneficios se cita que los entornos verdes contribuyen al bienestar mental, a un mejor desarrollo cognitivo y a mejorar el rendimiento escolar. Pero no solo eso, «mejoran el estado de ánimo y la creatividad». Esta radiografía desvela que la media es de 22 árboles por colegio. Aunque las diferencias entre unos y otros son significativas. Olabide destaca con 182 ejemplares, 96 tiene Virgen Niña, 72 el CEIP Zabalgana, 70 Salburua, 59 Lakuabizkarra y Errekabarri y 51 Corazonistas. En la parte baja de la tabla, la ikastola Landazuri que solo tiene 4 árboles o Ramón Bajo y Santa María de Vitoria, con un solo ejemplar en sus patios.
Más allá del número de árboles, también existen grandes desigualdades en cuanto a la superficie verde con la que cuenta cada centro y cuántos metros cuadrados le tocan a cada alumno. De los 12,3 por estudiante en Olabide o los 13,7 en San Ignacio a los 0,3 en Odón de Apraiz, Nazareth o Urkide. Este último centro, por cierto, tiene un gallinero. Más habituales son los huertos escolares, que en los últimos años se han puesto de moda. Un total de 28 centros vitorianos cuentan con espacios para el cultivo de frutas, verduras y hortalizas a los que tienen acceso el alumnado. Pero no se trata solo de añadir elementos para hacer el patio más verde. «El cambio está en las mentes», asegura Pedro Ferrero, de la asociación Kiribilore Permakultura que trabaja aspectos relacionados con la educación en la naturaleza. «Puedes dar una clase de matemáticas al aire libre y darla igual que si estuvieras dentro del aula, pero también puedes introducir las matemáticas manipulativas para integrar la naturaleza en la lección», ejemplifica.
Un proceso de indagación
Ferrero ha trabajado con niños en bosques-escuela y granjas-escuela, y ha observado sus comportamientos. «Cada niño emprende su propia investigación. Viven un proceso de indagación en el medio, con charcos, palos o rocas que es imposible en un patio convencional inundado de asfalto», explica. Nota que el cambio generacional en el profesorado está impulsando una nueva forma de entender los patios, pero cree que el currículo escolar es todavía demasiado «estricto» y no permite conectar las asignaturas con la naturaleza.
«En un entorno naturalizado, cada niño emprende su propia investigación y viven un proceso de indagación»
pedro ferrero | kiribilore permakultura
Según el informe elaborado por Geotech, la ratio de esparcimiento es de 11,3 metros cuadrados por alumno. La diferencia entre la red pública y la concertada es notable, y es que mientras en la pública la media asciende a 11,3 metros cuadrados por estudiante, en la concertada se reduce a 7,2 metros. Dentro del asfalto, la mayoría está destinado al juego libre. Ángel Ganivet es uno de esos centros que está inmerso en un importante proceso de transformación de su patio. Después de 40 años, se dieron cuenta de que «el planteamiento era antiguo y el asfalto ocupaba casi todo el espacio». Desde el AMPA se propusieron darle la vuelta y han revivido la zona de jardín colocando troncos y rocas de gran tamaño, un huerto y mesas tipo picnic en un área de descanso. «Los niños están muy contentos con los nuevos espacios. Disfrutan saltando de unos elementos a otros, haciendo equilibrios o imaginando nuevos juegos. Incluso los utilizan durante las horas lectivas, en la asignatura de Ciencias Naturales», celebra Gorka Campo, portavoz del AMPA. «La huerta también ha sido un éxito. Además, su construcción por parte de las familias ha contribuido a la integración y la participación activa reforzando el sentimiento de pertenencia e implicación en nuestra escuela».
«Los alumnos imaginan nuevos juegos y utilizan los espacios verdes durante la asignatura de Ciencias Naturales»
GORKA CAMPO | AMPA ÁNGEL GANIVET
Más allá de los beneficios pedagógicos, el camino hacia la naturalización de los patios persigue también ventajas ambientales. «Su transformación y anexión al sistema infraestructura verde, además de reforzar el verde urbano, supondrá la mejora sustancial de la calidad ambiental de los entornos escolares», se concluye.
EN SU CONTEXTO
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3,2 Metros cuadrados de zona verde es la media a la que toca cada alumno. El estudio ha analizado los patios de 109 centros de Vitoria, colegios, haurreskolas o escuelas de FP.
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Árboles por colegio. Cada centro educativo cuenta con una media de 22 árboles. La mayoría son de porte grande, seguidos de los de porte pequeño y por último los de porte mediano. La ikastola Olabide, con 182 ejemplares, es la más arbolada.
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División del patio. El 81% de la superficie de los patios es impermeable, es decir, asfalto u otros suelos duros. El 19% restante es zona verde, en la que se incluyen jardines, césped o huertos. 22 centros no tienen ni un solo espacio verde para usar.
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Huertos escolares. Están proliferando en los últimos años impulsados por las familias para revivir zonas antes infrautilizadas. El estudio ha identificado 28 patios con huerta, 2 con gallinero, 1 con invernadero y 1 con árboles frutales.
Un proyecto piloto en la haurreskola de Txagorritxu
La escuela infantil de Txagorritxu ha sido pionera en el proceso de naturalización de los patios escolares dentro de la estrategia de infraestructura verde urbana emprendida por el Centro de Estudios Ambientales (CEA). El objetivo es que el patio de esta haurreskola a la que diariamente asisten una treintena de niños se convierta en un «aula al aire libre» donde los alumnos tengan la oportunidad de convivir y explorar la naturaleza y sus procesos.
Según el estudio encargado por el CEA, hasta ahora esta escuela infantil tenía 6 arboles pero 0 metros cuadrados de zona verde disponibles para que los pequeños pudieran jugar. Eso cambiará muy pronto porque ya ha empezado el proceso de transformación. El suelo se ha llenado de tierra y pronto comenzarán a brotar las primeras flores, plantas, árboles y arbustos. El Ayuntamiento de Vitoria quiere demostrar que la infraestructura verde también puede desarrollarse en equipamientos privados además de en parques y otras zonas públicas de la ciudad.
Fomentar la vida sana
«Estas acciones están dirigidas a incrementar la biodiversidad, mejorar la gestión del agua, aumentar la absorción de CO2 y otros contaminantes y mejorar la función social. Además, mejoran la capacidad de adaptación de la ciudad al cambio climático», subraya la presidenta del CEA, Ana Oregi.
Las asociaciones de padres y madres, por su cuenta, también están emprendiendo el cambio. En Mariturri, por ejemplo, construyeron una nueva zona de juegos con mimbre para ampliar el espacio verde. Y en Judimendi, que apenas tiene jardín, han creado un huerto escolar en el que cada clase de Infantil y Primaria tendrá su propia parcela y que esperan sirva para fomentar «el amor a la naturaleza y una vida sana y saludable».