El Ayuntamiento, en alerta por el aumento de las concentraciones que derivan en carreras ilegales

El máximo responsable político de la Policía Local ha asegurado que todavía no ha habido «ninguna carrera ilegal en Vitoria» desde aquella tragedia aunque ha evidenciado que tiene claro que «esto puede cambiar en cualquier momento». Hoy se asume cierta impotencia en el Ejecutivo municipal ante la imposibilidad legal de disolver estas concentraciones de cientos de personas y coches, que se produjeron la madrugada del 12 de octubre y la del pasado 26 como antesala a los piques a gran velocidad de los conductores en puntos como Lantarón o Legutio.

Según ha podido comprobar este periódico, la dinámica de las quedadas arranca con una convocatoria a través de las redes sociales en un espacio con amplio aparcamiento para que se congreguen allí todos los vehículos. En el caso de Vitoria, las cita se han producido en los entornos de un establecimiento de comida rápida y de un centro comercial. En estos amplios espacios, algunos queman rueda, dan grandes acelerones y hacen derrapes con el rugido de los motores como banda sonora. A partir de ahí, se desplazan a buscar zonas alejados de la capital donde se pican.

Fernández de Landa ha remarcado que en los polígonos de la capital alavesa no se han vuelto a reproducir estas competiciones desde el accidente mortal de enero de 2024, pero ha reconocido que sí hay reuniones de forma habitual en Gamarra. Y ha incidido en que las quedadas «no son ilegales» a pesar de que él mismo entiende que son en muchos casos el prolegómeno de las carreras.

«Tenemos que distinguir las concentraciones de coches en un aparcamiento, que no son ilegales, de las carreras. Aunque las primeras conducen muchas veces a las segundas y son muchas veces su semilla», ha aclarado el responsable político jeltzale.

Complicado evitarlas, ha remarcado por qué no hay carga delictiva en las concentraciones. A partir de ahí, César Fernández de Landa ha diferenciado en la comisión municipal entre una conducción «temeraria», como pueden ser los acelerones que imprimen los conductores a sus vehículos en las puntos de encuentro o aquellos que rebasan los límites de velocidad al llegar o abandonar los puntos de concentración, de la «negligencia» que se produce en las carreras y que «pone en riesgo a terceros».

Los cuerpos policiales (en la última quedada participaron agentes locales, Ertzaintza e incluso Policía Nacional) han identificado a varios de los participantes e incluso han tramitado denuncias por causas como «no tener la ITV en orden o que los vehículos tengan elementos añadidos no declarados». No se han producido detenciones, pero se ha extremado la vigilancia, lo que tiene un efecto disuasorio, defiende elAyuntamiento.

Hasta el accidente mortal que acabó con las vidas de Izaro y Cristian, las largas rectas de Júndiz eran el circuito preferido por estos fanáticos de la velocidad. La instalación de cámaras en los accesos al polígono ha propiciado que esta zona siga, de momento, desierta las noches de fines de semana.