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Borja Mallo
Jueves, 10 de abril 2025, 00:12
«Si hay algo que no se discute en Vitoria, gobierne quien gobierne, son los centros cívicos. Imaginar nuestra ciudad sin ellos sería un cataclismo; ... peor que quedarnos sin luz». Así de tajante se muestra Miren Fernández de Landa (PNV), la concejala responsable de esta red de instalaciones que puso en marcha el alcalde José Ángel Cuerda y que sus sucesores –la última inauguración, la de Zabalgana en 2017, corrió a manos de Gorka Urtaran– han ido ampliando hasta alcanzar los catorce que actualmente componen el catálogo vitoriano y que han sido tomados como ejemplo a seguir para otras ciudades.
Con un presupuesto anual de 33 millones de euros, 363 días abiertos, una relación casi infinita de actividades (deportivas, culturales, sociales...) y más de seis millones de usos cada año, ningún vitoriano se podría imaginar la ciudad sin ellos.Pero la pretensión del Ayuntamiento es que sigan mejorando y que la ciudadanía no acuda solo a estas instalaciones a realizar una actividad concreta, sino que se potencie su función como espacios para tejer relaciones humanas. Y, con ese objetivo, ha encargado un estudio a la Cátedra Deusto Cities Lab de la Universidad de Deusto para determinar hacia dónde se puede enfocar en el futuro la filosofía de esta red.
33 millones de euros Es el presupuesto anual que el Ayuntamiento de Vitoria destina a los catorce centros cívicos que componen la red de este tipo de instalaciones en la ciudad, que cada año registran más de seis millones de usos en sus distintas actividades.
Una idea de Cuerda que es referente La propuesta de poner en marcha los centros cívicos partió de José Ángel Cuerda, que fue el promotor de una red que el resto de alcaldes de Vitoria han ido ampliando. Un proyecto que es un referente por ser único en España.
Potenciar el punto de encuentro La idea del Ayuntamiento es que los centros cívicos potencien su labor social aún más y sean un punto de encuentro donde entablar más relaciones humanas entre las personas que habitan en el entorno en el que se ubican.
«Contactamos con Roberto San Salvador, que es un experto en estos temas, porque queremos ver de dónde venimos, cuál es el momento actual y qué queremos hacer en el futuro. Y que la ciudadanía sepa qué retorno tienen. Hemos firmado un convenio de dos años y esperamos que a principios de 2026 podamos tener ya un documento definitivo. Queremos dar un salto importante y dejar de ser un equipamiento de proximidad para que el centro cívico se convierta en el salón de cada barrio donde se junten los vecinos para tejer relaciones sociales. Y que la persona que entre siempre encuentre algo para hacer, que no sea solo estar sentado», señala Fernández de Landa.
Los centros cívicos son en este momento el primer punto en el que se establece la relación entre el ciudadano y la Administración para realizar muchos trámites. También el espacio al que miles de vitorianos acuden a realizar una actividad, ya sea de forma puntual o periódicamente. Pero también lugares donde se tejen relaciones interpersonales y se ponen en marcha iniciativas que facilitan que vecinos que no se conocen entablen una conversación. Y ahí está el «valor añadido» de esta red, que desde el Ayuntamiento se pretende potenciar todavía más para convertirlos en un «ecosistema de innovación transformadora».
«Tenemos una red que no tiene comparación con ninguna otra ciudad en España. Somos 'Champions', pero no nos podemos dormir en los laureles y tenemos que seguir innovando y siendo pioneros», detalla la concejala.
Y, en esta idea, la pretensión del Consistorio es que el centro cívico no sea «solo un prestador de servicios». «Tiene que estar vinculado a la parte más humana como punto clave en la generación de complicidad ciudadana porque vivimos en un mundo digitalizado y estamos perdiendo el calor humano. Y hay que potenciar aún más que sean espacios intergeneracionales, humanos y solidarios, que sean como la sala de estar de cada barrio y que la ciudadanía los vea así. Ya lo tenemos, pero a veces nos falta conocimiento de todas las posibilidades que nos ofrecen», asegura Fernández de Landa.
En este sentido, ya hay en marcha dos proyectos piloto en Salburua y Zabalgana en el que sus centros de salud y cívicos caminan de la mano.Los puntos de bienestar son espacios ubicados en las salas de encuentro en los que se ofrece al ciudadano, que antes ha pasado por su médico para que le haga una 'receta' con sus necesidades (actividad física, bienestar emocional, alimentación, cultura...), una atención personalizada sobre todos los tipos de servicios de estos complejos que le pueden ayudar a mejorar su salud.
Los equipos de zona que trabajan en estas instalaciones se encargan de sondear el entorno de cada barrio (parroquia, hostelería, centro de salud, comercios, asociaciones...) para descubrir las necesidades del mismo y buscar por ahí puntos de mejora que luego se trasladan a instancias superiores. «Son las antenas de cada barrio y nos dicen qué necesidades hay, que en cada sitio son diferentes. Y, con esa información, luego trabajamos para ofrecer las mejores soluciones posibles», afirma la concejala.
Dentro del estudio encargado a la Universidad de Deusto, el Ayuntamiento también pretende obtener una evaluación de cuáles son los posibles beneficios que aporta la presencia de un centro cívico al barrio que lo acoge.Por ejemplo, «si el rendimiento escolar mejora» en los colegios que tienen una de estas instalaciones en sus cercanías o si «el consumo de medicamentos se rebaja» en los que están próximos a un centro de salud. O si se «reducen los casos de soledad no deseada» en las zonas en las que se ubican.
Todo un trabajo de análisis, que posteriormente del papel habrá que trasladar a la realidad mediante la toma de decisiones, encaminado a convertir esta red en el punto de referencia de cada enclave en el que se sitúan en la generación de relaciones sociales dadas sus particularidades.
«Nuestro reto es generar barrios más humanos, cuidadores y sostenibles. Y los centros cívicos nos permiten transformar Vitoria en una ciudad con un futuro inspirador, vinculado a la innovación, la productividad, el emprendimiento, digital, verde, solidaria, creativa y atractiva», concluye Fernández de Landa.
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