Vitoria tiene más coches que nunca pese a las políticas para impulsar el transporte público

Esta cifra récord no deja de suponer una paradoja en una ciudad que fue Capital Verde Europea en 2012, que está implicada con la defensa del medio ambiente y que ha hecho una apuesta decidida por el impulso del transporte público y por aumentar los desplazamientos a pie o en bicicleta en el día a día, en hábitos como ir a trabajar o a la universidad o llevar a los niños al colegio. En este sentido, tanto los autobuses urbanos de Tuvisa como el tranvía registraron el último año sus mejores datos de viajeros, superando por primera vez entre ambos los 24 millones de usuarios, un 3,2% más que en 2017.

A pesar de que los jóvenes ya no ven prioritario tener el carné de conducir –con lo que comprarse un coche tampoco está, ni mucho menos, entre sus planes– y de que se vienen lanzando en los últimos meses mensajes contra los vehículos diésel que «están calando de manera negativa en los consumidores», denuncian desde los concesionarios, lo cierto es que en el último año Vitoria ha incrementado en 3.534 su número de turismos (un 3,1% más), según el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica.

«La recuperación económica ha contribuido. Cuando hay más trabajo, la gente que tenía pensado cambiar de coche es más decidida a dar ese paso», reconoce Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados. En el caso concreto de Vitoria, «hay que tener en cuenta también el importante crecimiento de población» a la hora de valorar el aumento de vehículos.

Y en ciudades de un tamaño «medio como puede ser el caso, el coche sigue siendo un elemento necesario», apunta. «Por ejemplo, es el medio de transporte más utilizado para ir de vacaciones. Y si no tienes un coche...», apunta Arnaldo.

Juan Carlos Escudero, jefe del área de Información e Innovación del Centro de Estudios Ambientales (CEA), cree que «todavía hay muchas generaciones de vitorianos a los que nos han educado de esa manera», en alusión a la necesidad de tener un coche. Pero cree que entre la población más joven «empieza ya a haber un cambio de hábitos». Y Vitoria, además, «ofrece numerosas alternativas para no tener esa obligación de disponer de vehículo privado».

Aunque no oculta que la ciudad «vive» en gran medida de la industria de la automoción, por la relevancia de Mercedes y Michelin, y cree que «hay que ser cuidadosos con los mensajes que se lanzan». Los fabricantes «también están abordando cambios, con el vehículo eléctrico por ejemplo, pero esa transición requerirá de mucho tiempo», apunta Escudero.

Entre los retos del próximo Plan de Movilidad que ahora diseña la ciudad destaca la intención de reducir los desplazamientos en vehículo privado, «que ahora son del 24% y deben bajar al 10%», según los cálculos del redactor de este proyecto, Salvador Rueda. Al igual que otras capitales, Vitoria también trabaja en intentar relegar el uso del coche en sus calles más céntricas –limitando asimismo la velocidad en el casco urbano a 30 o 40 kilómetros por hora–. Sin embargo hay nuevos barrios y otros en plena expansión donde es evidente que se hace necesario contar con automóvil propio.

Así, en Zabalgana y Salburua es donde más ha aumentado el número de turismos en el último año; en un 53% en el primero y en un 62% en el segundo –también son los que mayor crecimiento de población registraron durante 2018–. Junto a Lakua-Arriaga, Abetxuko, Ali, otro barrio emergente como Aretxabaleta-Gardélegui y las tres zonas rurales, son los distritos en los que ha subido la cifra de coches 'censados'. «Pero la tasa que tenemos de 461 vehículos por cada mil habitantes es inferior a la media nacional», que Escudero la sitúa en 492.