Vitoria camina hacia la normalización

«Es nuestra cuarta OPE y estamos tranquilos. Porque como te pongas nervioso, malo», señalaban Aitor Gutiérrez y Marian Murua minutos antes de la entrada. El operativo municipal incluía una persona de asistencia por cada ocho examinados, para resolverles cualquier duda.

Comienza la prueba y en el exterior se quedan los padres. Tensos también. «Le ha metido muchas horas y ha hecho un esfuerzo importante para este examen que es un derecho que han conseguido y no siempre se cumple», señalaba Arantza Márquez, mientras su hija Maider Alonso realizaba el examen.

La prueba tenía una duración máxima de dos horas. Pero en apenas 15 minutos asomaba por la puerta Xabier Argüello, el primero en finalizarla: «No he tenido mucho tiempo para estudiar porque estoy trabajando, pero espero sacar buena nota».

Dos buenas amigas como Leire Jiménez e Indira Martínez de Ilarduia salían casi a la vez y aunque sus madres les preguntan qué tal les había ido, preferían hablar de que una se va al pueblo y la otra a pasar unos días a Mérida. Eso sí, con las cuestiones en la mano, aseguran que «en alguna han ido a pillar». «Muchas de las preguntas las habíamos trabajado en las clases, igual que métodos de relajación para que no se pongan nerviosos», destacaba Amalur Izaga, tutora de la asociación Apdema mientras recibía con una sonrisa a cada uno de los examinados en un proceso que vivirá su segunda fase el 28 de junio.

De ahí saldrán las 16 personas que se incorporarán a la plantilla municipal, que ya se está preparando para recibirlas. «El Ayuntamiento va a hacer un gran esfuerzo para adaptar los puestos en los que trabajarán estas 16 personas y estamos realizando un importante trabajo de sensibilización para hacer posible nuestra apuesta por el empleo normalizado», destaca el concejal de Función Pública, Jon Armentia.