Vitoria abre una nueva etapa de gobernabilidad con el acuerdo entre PSE-PNV y Bildu

Primero, porque se produce apenas siete meses después de que PSE y PNV privaran del bastón de mando a Rocío Vitero (EH Bildu), ganadora de las elecciones, gracias al apoyo del PP. Y a sólo unos meses de una cita con las urnas a nivel de Euskadi. A esa volatilidad se suman, además, los acuerdos entre la propia alcaldesa, Maider Etxebarria, y los populares, en quienes se ha apoyado hasta ahora de manera casi exclusiva. Además de la propia investidura, recurrió a los votos del PP para desbloquear la presidencia de las sociedades públicas municipales y definir una nueva norma para los patinetes eléctricos, entre otros.

Sin embargo, el escenario político de la capital alavesa ha dado un vuelco en plena negociación del Presupuesto. Es decir, precisamente en el documento que supone la principal herramienta de gestión en cualquier administración, y donde figuran los grandes proyectos de ciudad. Para ello ha contribuido, sin duda, el insólito clima favorable en la política vasca, donde PNV y PSE han sacado adelante las leyes de Transición Energética y Cambio Climático (con EH Bildu), y de Infancia (también se unió Elkarrekin Podemos). Pero también ha habido un claro (y esta vez sincero) acercamiento para alcanzar en Vitoria un acuerdo de envergadura que se recordará por su escasez de precedentes.

Este cambio de tendencia quedó este miércoles patente después de que el equipo de gobierno municipal (PSE-PNV) resaltara la intención compartida de sellar un pacto in extremis. «Si es factible el acuerdo, se materializará el viernes (por mañana). No sé si diría que estamos a punto, pero hay voluntad por ambas partes. A ver si se materializa, espero que sí», destacó el teniente de alcaldesa jeltzale Iñaki Gurtubai al término de la comisión de Hacienda.

A pesar de que este encuentro debía dirimir ya la aprobación o prórroga presupuestaria, el gobierno municipal se apresuró a solicitar un aplazamiento de la votación de las enmiendas para lograr tiempo y sellar la negociación con la formación abertzale, la única que dio su visto bueno a la petición. Este gesto confirmó la cercanía de un pacto que se ha cocinado con «total discreción», y más tras el sonado desencuentro que echó por la borda el pacto fiscal de Vitoria en otoño.