El violín que silencia al fusil en Siria
30 años de Músicos sin Fronteras ·
La ONG vitoriana se organiza como una orquesta de solidarios que con sus aportaciones llega hasta donde la miseria suplica ayudaDe la necesidad nacen a veces ideas geniales, hasta de supervivencia. Como la de aquellos críos que tocaban el violín en una humilde escuela de ... La Habana y reponían las cuerdas de sus instrumentos rotas por el desgaste con cables de telefonía que conseguían vaya usted a saber cómo y de dónde. El porqué de la admirable trastada se da por descontado. Chiquillos virtuosos también sin dinero que dieron pie a una iniciativa tan admirable como la suya a miles de kilómetros de Cuba. Así, a partir de esa estampa de miseria cultural, al otro lado del Atlántico, en nuestra Vitoria, nació Músicos sin Fronteras en 1995. Hace treinta años. El archiconocido Jesús María Alegría, 'Pinttu', de entusiasmo infinito e imperecedero, voló de vuelta a casa con aquella imagen de los violinistas menudos y en el aterrizaje se dijo que algo había que hacer por los más necesitados a través de las melodías. Solo faltaba tejer una red, que en su caso, es una orquesta de amigos, voluntarios, donantes y otros colectivos que sigue al director como al Mesías después de tres décadas.
Por algo dice, y repite, que «es una locura», la suya y la de los suyos, una feliz locura que con la música ha abierto fronteras, también las ha derribado, cubierto trincheras y llevado la ilusión con una flauta o una guitarra clásica española allí donde se había perdido casi para siempre. Todo ello se podría condensar en la campaña 'Los Derechos Humanos, tu mejor instrumento' emprendida en 2000 con Montserrat Caballé, Pablo Colino y el apoyo del Vaticano. De aquello perdura esa propuesta de 'Un violín por un fusil' para llevar el instrumento a los muchos lugares del mundo en conflicto. En plena guerra de Siria, desde Vitoria partió y llegó entre bombas un cargamento de solidaridad, violines que de noche, callados, hacían las veces de peluches para los pequeños asustados por el sinsentido humano. La adorable ingenuidad de 'Pinttu' tiene estas cosas, la de silenciar las balas con la interpretación de una partitura.
Desde Vitoria, Músicos sin Fronteras se ha personado en infinidad de países, y eso que no tiene y reclama a las instituciones, en particular al Ayuntamiento, un local para la gestión de sus asuntos. «No tenemos oficina, no tenemos almacén», denuncia su alma mater. Hoy es el día que guardan como pueden un contenedor lleno de instrumental por valor de 68.000 euros para enviar a México cuando se dé la ocasión. Mejor dicho, cuando el colectivo solidario reciba una ayuda institucional de 15.000 euros. La organización no gubernamental alavesa dispone de sedes -no físicas- en Madrid, Valencia y Extremadura, desde las que también trabaja en la cooperación internacional con la música como delicado pretexto. «Cobramos en sonrisas de los niños que se multiplicarán en solidaridad cuando se hagan adultos», sugiere Alegría. «La música es la única medicina, terapia para salir de la miseria», añade un hombre de buen corazón que con cada frase o reflexión, que son tantas, deja una enseñanza. Otra: «La música es el camino más corto, no la línea recta».
Propuestas de futuro
Músicos sin Fronteras ha llegado, y está, en lugares tan dispares como Jutiapa (Guatemala), Cuba, Cabo Verde, Irak, Rojava (Kurdistán sirio) y Tánger. Con proyectos musicales, sí, como el envío de material o la creación de escuelas para el aprendizaje, pero también ha dado una salida más que digna a mujeres maltratadas, embarazadas y abandonadas. Así, en Jutiapa tiene la cooperativa 'El recuerdo' que promueve la mejora social y económica de sus miembros mediante la realización de proyectos y actividades productivas, ambientales, educativas y sociales. La inserción laboral femenina en la isla caboverdiana de Boa Vista se complementa con la creación de un observatorio de los Derechos Humanos y el envío de contenedores de juguetes, alimentos, material escolar y accesorios musicales, algunos de estos con destino también a la Orquesta de la Libertad en África.
«Cobramos en sonrisas de los niños que se multiplicarán en solidaridad cuando se hagan adultos»
Músicos sin Fronteras atiende en Irak el Mirzo Music Center, un centro de acogida de niños, refugiados y mujeres agredidas por el Daesh. A Rojava ha remitido cientos de toneladas de instrumentos para «combatir los miedos, la angustia y las secuelas» de los niños víctimas de la guerra, los violinistas. Y en Tánger, donde no se escuchan los disparos pero sí se siente la pobreza, la inagotable tropa de 'Pinttu' apoya a la Religiosas de Jesús-María con la Casa de la Confianza (Dar Tika), un cobijo para favorecer la protección y la educación integral de niñas víctimas de explotación, violencia y desamparo. Más recientemente, y aquí cerca, la ONG vitoriana ha tenido un detalle con los damnificados por la Dana del Levante español.
Dice 'Pinttu' después de todo que «el sueño está medio conseguido», que «aquel proyecto que surgió de una emoción sigue en pie». Y tanto. Para este 30 aniversario Músicos sin Fronteras prepara diversas iniciativas solidarias y humanas. Un recuerdo a Federico Mayor Zaragoza, dos revistas, un museo y un juego digital para que los niños aprendan a autoeducarse en derechos humanos ocupan ahora a los colaboradores de la organización alavesa.
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