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Un vendaval morado por la igualdad recorre Vitoria
Miles de mujeres suman fuerzas con distintos movimientos social frente al odio que está surgiendo contra el feminismo
Jana no ha sido el único vendaval que este sábado ha pasado por Álava. Un ciclón de color morado ha recorrido las calles del ... centro de Vitoria para remover conciencias y tratar de llevarse por delante el recalcitrante machismo que aún empapa a una parte importante de la sociedad. Miles de mujeres han caminado juntas desde la plaza de San Antón hasta Los Fueros para clamar por esa igualdad que aún se percibe lejana.
Una lucha en la que este 8-M no caminan solas y, por eso, este año se ha apostado por crear alianzas con otros movimientos sociales ante un presente en el que, por parte de algunos, se ponen en entredicho muchos de los derechos logrados en los últimos años. Por eso, durante el recorrido, se han sumado distintas olas de pensionistas, mujeres jóvenes, trabajadoras del hogar y de los cuidados, migrantes sin padrón, féminas del mundo rural, antibelicistas, africanas, contrarias a la transfobia y sindicatos que se han sumado a una marea morada salpicada por el arcoiris LGTBIQ+ y los colores coincidentes de las banderas de Palestina y la República Saharaui.
Porque a los habituales proclamas feministas ('Gora borroka feminista' o 'Feminismo bai, faxismo ez') este año se han sumado otros mensajes en contra de las guerras -principalmente con los ojos puestos en Gaza- como 'Euskal Herritik, armariz ez' o 'Menos tanques y más hospitales', que se escuchó al paso por Santiago.
«Han aparecido nuevas formas de mecanismo de opresión, se han complejizado las formas de relación de poder y no podemos comprenderlo todo en dicotomías simples, como izquierda o derecha y arriba o abajo. Podemos ver un aumento de la extrema derecha, del fascismo y de las actitudes reaccionarias en diferentes ámbitos y sectores», han leído las portavoces de Euskal Herriko Mugimendu Feminista' en una plaza de Los Fueros prácticamente a rebosar.
Allí han avisado que el «proyecto machista» se está rearmando con una ola reaccionaria de todo el mundo. Ante esto han llamado a seguir conquistando las calles y «a gritar con fuerza que estamos asqueadas». «El trabajo y la lucha que venimos realizando año tras año desde el Movimiento Feminista, nos ha llevado a ganar logros impensables hace unos años. Sin embargo, no ha sido fácil. Cada vez que damos un paso al frente, recibimos una respuesta reaccionaria por parte de quienes ven tambalearse sus privilegios», han reivindicado.
Una lucha en la que han criticado la postura que mantienen muchos hombres. «Si no eres la solución, eres el problema. Y por desgracia, seguís siendo un problema. Sois el sostén del sistema que perpetúa la opresión de las mujeres y las disidentes de sexo-genéricas», han criticado.
Pero la marcha también ha tenido sus tintes festivos. Los tambores y bailes africanos se han mezclado con el ululato saharaui y una colección de pancartas ingeniosa como la que sujetaban dos chicas: «¿Te parecemos muchas? Pues somos miles».
La unión no ha sido absoluta y las abolicionistas de la prostitución han hecho una marcha alternativa entre la plaza del Arca, junto a El Caminante y la Virgen Blanca, mientras que Itaia -la rama feminista de GKS, los disidentes de la izquierda abertzale- opta por manifestarse esta tarde (desde las 18.30 horas), pese a la tradición no escrita de que cuando el 8-M cae en fin de semana la marcha se celebra por las mañanas.
La manifestación mayoritaria, convocada por el Movimiento Feminista Euskal Herria, ha partido a las 12.30 horas con el lema 'Martxoak 8. Faxismoaren kontra. Ausardia eta aliantza feministak!' ('Contra el fascismo, valentía y alianzas feministas'). Las reivindicaciones -como explicaba la organización- se han concentrado en tres bloques: «uno contra el fascismo; otro contra las guerras y la militarización y otro a favor de la perspectiva ecosocial, y en contra de la destrucción del medio y de la tierra».
En la marcha también se han recordado los 47 asesinatos de mujeres y nueve menores cometidos en España el año pasado.
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