Vecinos de seis barrios de Vitoria producen su propia energía con placas instaladas en San Viator
Se han colocado 500 paneles en el tejado del polideportivo del colegio y la idea es que antes de que finalice el año esté funcionando al 100%
El polideportivo del colegio San Viator ya no se utiliza solo para practicar deporte a cubierto. Desde este curso sirve también para generar energía. Durante ... el verano se han colocado allí un total de 500 placas solares, lo que convierte a este centro escolar en el primero con una instalación de este tipo en Vitoria. La idea, sin embargo, no parte de la propia escuela sino que fue un grupo de vecinos el que se puso en contacto para poder utilizar el tejado y producir así su propia energía para ser independientes de las grandes compañías.
Se han organizado bajo el nombre de Comunidad Energética Ajuria-San Viator y son vecinos del entorno del colegio a los que se han ido sumando de otras zonas de la ciudad. Actualmente forman este colectivo residentes en el barrio de Txagorritxu, San Martín, Avenida de Gasteiz pero también de Sansomendi, Casco Viejo, Aranzabal o Zaramaga. Son 125 viviendas en total, en cada una de las cuales se ha instalado un contador. Las placas ya funcionan y ahora están en proceso de realizar los últimos trámites de la mano de Iberdrola. «Nosotros barajamos que en el plazo de este año todo esté en marcha y ya estemos funcionando al 100% con todos los socios recibiendo su beta correspondiente», traslada Miguel Ángel Monteserín, uno de los promotores de esta comunidad energética, una de las más grandes de la capital alavesa en cuanto a volumen de socios.
En el proyecto participan 125 viviendas. Es una de las comunidades energéticas más grandes
En la actualidad existen 28 constituidas en Vitoria y ocho más en proceso. Además de la de San Viator están distribuidas por Zabalgana, Ariznabarra, Lakua-Arriaga y en la zona rural en Mendoza o Gamarra Mayor. Su propósito principal es proporcionar un servicio energético de manera autosuficiente y generar impactos positivos tanto medioambientales como sociales y económicos. En el caso de la de Ajuria-San Viator comenzaron a organizarse hace años, pero dar con el lugar adecuado para instalar las placas -que alcanzan una potencia de 210 kW pico- no ha sido una tarea sencilla. De hecho, no ha sido hasta el sexto intento cuando han conseguido una ubicación óptima en la que les han permitido realizar la instalación.
Tras asistir a una charla del Ayuntamiento de Vitoria sobre comunidades energéticas y sus beneficios, un pequeño grupo de vecinos se puso en marcha. Constituyeron una asociación que con el paso del tiempo ha ido creciendo y realizaron un estudio de necesidades de consumo a lo largo de un año en cada una de las viviendas. La inversión media ha sido de 2.100 euros por socio y calculan que el periodo de amortización oscilará en cada caso entre los tres y los seis años.
Tejer comunidad
Entre las motivaciones para unirse a un proyecto así se repiten aspectos como los beneficios medioambientales o la autosuficiencia. «Nos permite ser dueños de nuestra propia electricidad y consumir una energía limpia. Un modelo que está cada vez más extendido en los pueblos pero en la ciudad no tanto», sostiene Jesús Sobera, uno de los socios. «No tenemos derecho a dejarle una birria de planeta a nuestros nietos», añade Blanca de Santiago.
Joserra Orcasitas agrega el aspecto social. «Estamos haciendo barrio y conociéndonos mucho más entre los vecinos además de consumir energía de kilómetro cero», sostiene. Desde San Viator, que recibe el 29% de la energía producida con las placas, también valoran mucho el aspecto social de este proyecto. «Al principio teníamos cierta reticencia, pero el tema de tejer comunidad y tener ese nexo con el barrio nos convencieron. Nos interesa mucho el aspecto comunitario», traslada Manolo López, director del centro educativo concertado.
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