Álava se da un respiro sensato el primer día sin alarma
Decenas de alaveses se escaparon a comunidades vecinas para airear segundas casas, ver a amigos o cambiar de paisaje
Judith Romero
Domingo, 9 de mayo 2021, 15:21
La posibilidad de escaparse a La Rioja, Cantabria o Burgos era ayer demasiado tentadora como para dejarla pasar. Los vascos no la desaprovecharon en el ... primer día sin estado de alarma, sin restricciones a la movilidad, pero con ganas de hacer las cosas bien. Con sensatez. No hubo caravanas, ni aglomeraciones, en la comunidad vecina tras 196 jornadas con cierres perimetrales más o menos duros en función de la evolución de la pandemia. Se reencontraron amistades fraguadas veraneo tras veraneo, hubo muchas conversaciones pendientes regadas con vino, se levantaron las persianas de segundas residencias... Y se disfrutó de la libertad impuesta por decisión judicial sin olvidar que el coronavirus no se ha marchado y que el País Vasco continúa en una situación muy delicada. La incidencia se mantiene elevada -la tasa supera los 400 casos y es la peor del Estado- y la vacunación avanza pero sigue lejos de lograr la ansiada inmunidad de rebaño.
El momento es delicado pero la recuperada normalidad trae un alivio económico e incluso moral. «Reservamos un apartahotel hace tres días y no tuvimos ningún problema. No nos preocupan las tasas de incidencia, queríamos hacer algo distinto para pasar el día», explicaban el vitoriano Luis López y la riojana Victoria Olabarrieta. Ellos aprovecharon el fin de semana para juntarse y dar un paseo por la estación de Valdezcaray. La Rioja es, por su cercanía y su clima más templado, una de las comunidades preferidas por los alaveses para adquirir una segunda residencia o, simplemente, planificar una escapada. Aranzazu y su marido, vecinos de Aramaiona, se encuentran entre los primeros. Ayer comprobaban el estado de sus casas, que no aireaban desde finales del pasado verano, en Ezcaray, el pueblo al que viajan «desde hace más de veinte años». «Queríamos volver a ver a nuestros amigos», resumían.
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La reapertura de la movilidad a las 00.00 horas del domingo, después de meses restringida por los sucesivos cierres perimetrales, impulsó a muchos a no atrasar más esos reencuentros aplazados desde otoño. «Ayer estuvimos en la playa y hoy aquí con la lluvia, pero teníamos ganas de venir», reconocían Silvia y Ramón, otra pareja llegada desde Zarautz, en la plaza de la Verdura, o Conde de Torremúzquiz, conocida por todos, simplemente, como «la del quiosco». Los turistas también se dejaron ver mapa en mano por Vitoria, en rincones como la balconada de San Miguel, que los visitantes no pisaban desde Semana Santa, la última vez que se permitieron los viajes por el interior de Euskadi antes de que se dispararan, de nuevo, los contagios. Ayer se contabilizaron 31 en Álava, la cifra más baja en cinco meses. En el conjunto del País Vasco se sumaron 436, el menor número de positivos desde finales de marzo, pero los hospitales siguen tensionados, con 171 personas con covid en las UCIs.
«Ahora venir aquí es exótico»
El empeoramiento de la pandemia, que arrastra ya su cuarta ola, tras el verano dejó decenas de planes pendientes y «tras tanto tiempo sin venir valoramos más lo que teníamos», aseguraban Elisa Fernández de Larrea y Borja Gesalaga, vecinos de Vitoria y asiduos a Ezcaray. «Aquí tienes tranquilidad», apuntaba ella. De hecho, amigos como Iñigo Olea y Rafa Garaión, llegados desde Amorebieta, buscaban ayer alguna vivienda en venta por el pueblo para añadir a su propiedad. «Volvemos esta misma tarde (por ayer). Hemos venido a preparar nuestras segundas viviendas para volver la semana que viene con nuestras familias», avanzaban. Entre los numerosos vascos que disfrutaron del día uno de la nueva normalidad en La Rioja -otros muchos se desplazaron a Cantabria o a Burgos- también se mezclaron turistas de su capital, Logroño, de Zaragoza o incluso de Madrid. Había ganas de cambiar de aires.
Hasta Haro llegaron Imanol Meñaca y Eli Sarabia. «En marzo hicimos alguna escapada a San Sebastián y en abril estuvimos cerrados en Vitoria, así que ahora La Rioja se hace un poco exótica», retrataban estos jóvenes. Por las mismas calles caminaban Eva Estévez y Sara Santiago, vecinas de la capital alavesa desde hace tres meses, un tiempo que les ha servido para «conocer mejor nuestra nueva ciudad y Álava. Hoy también hemos parado en Labastida, pero nos apetecía ir un poco más allá», compartían. Maitane Izaguirre confesaba sus ganas de volver a ver el mar pero ayer se conformó con cruzar la muga hasta tierras riojanas junto a Gorka San Vicente y Álvaro Martín. «Habíamos pensado ir a la Llanada a visitar algunas iglesias como la de Gaceo, pero llovía y hemos seguido el sol hasta Laguardia y Haro», resumían estos amigos mientras tomaban un pintxo en la plaza San Martín.
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