Sergi Cámara: «Estamos militarizando las fronteras»

Decenas de personas se congregaron alrededor de las imágenes para escuchar al fotógrafo, cuyo objetivo ha retratado las realidades de cientos de migrantes en el Canal de la Mancha, Irún, la ruta de la selva del Darién para acceder a Estados Unidos o la frontera entre Serbia y Hungría, entre otros.

«Quería mostrar las vulneraciones de derechos humanos que se hacen en nombre del control migratorio», recalcó Cámara, que hizo una comparativa con los españoles y el reciente periodo vacacional. «Todos hemos podido ir a una agencia y elegir nuestro país de destino, pero para millones de personas no es tan fácil».

El problema a ojos del fotógrafo es que «cada vez estamos militarizando más las fronteras», algo que viene por la «subcontratación del control migratorio» en el que se están utilizando a «porteros de discoteca para que paren a estas personas», lo que se traduce en «violencia y muerte».

Esto se refleja en las instantáneas que Cámara tomó en la ruta de los Balcanes, que el fotógrafo describió como la más «violenta de las fronteras». En ellas aparece un migrante «recuperándose de un tobillo roto, porque la policía les golpea ahí para que no puedan volver a saltar la valla». Una estructura de metal y alambre de espino que se extiende entre Serbia y Hungría y donde los agentes «les rompen los teléfonos, les roban el dinero e incluso se les quita la ropa».

Esta «militarización» hace que las personas recurran a vías «cada vez más arriesgadas», recalcó el fotógrafo catalán. Es el caso de los migrantes que usan la ruta del Darién –la selva entre Colombia y Panamá– para acceder a Estados Unidos, un arriesgado itinerario que «medio millón de personas cruzó en 2023» y en el que ha habido muertes «por ahogamiento o por caídas por barrancos». Aunque lo más peligroso son los «grupos armados que les esperan en Panamá y les obligan a pagar», describió Cámara, «cuando no tienen pago, violan a las mujeres, incluso a menores».

Otra ruta más conocida y cercana es la de Irún, ya que España es «un país de tránsito» para muchos migrantes francófonos que «tienen sueños de llegar a París», explicó el fotógrafo. «Cruzan el puente hacia Hendaia, y cuando no pueden lo hacen por el Bidasoa y ha habido ocho muertos en ese río», añadió Cámara, quien ha fotografiado a varias personas esperando a que la Policía «se despiste» para probar a cruzar.

Sobre los que se quedan en lugares como Almería, el fotoperiodista recalcó que «si la mayoría se fuera, el país se quedaría parado». Y denunció las condiciones en las que viven y que el «miedo a estas personas se está utilizando en política para generar odio». «Somos un país migrante y hay que tener memoria de donde venimos. La mayoría viene a buscar un futuro mejor para sus hijos», concluyó Cámara.