«Hay sábados con 30 o 40 conciertos, para una ciudad como Vitoria es una barbaridad»
Ante un cartel «menos arriesgado» que otros años, el responsable del festival destaca las 50 actuaciones en bares, plazas y parques
Iñigo Zárate vive estos días entre preparativos, llamadas, mails y mil detalles antes de la cuadragésimo octava edición del Festival Internacional de Jazz de Vitoria. ... La programación oficial se desarrolla entre los días 14 a 19 de este mes entre el Palacio Europa, que sustituye al Teatro Principal como sede de las propuestas innovadoras, y el polideportivo de Mendizorroza, con los conciertos de los artistas consagrados. Pero ese frenesí de Zárate estos días tiene que ver también con la multitud de propuestas que se desarrollan estos días en cualquier rincón de la ciudad, desde plazas a bares o parques. En definitiva, un certamen, con el que colabora EL CORREO, que abarca todos los gustos, permea la ciudad entera y se mantiene como faro de este estilo entre los festivales de la vieja Europa.
«La diferencia con otros certámenes es que no buscamos un retorno económico, sino que lo gastamos todo en música», apunta Zárate, que señala que en los días previos es cuando se nota más la venta de entradas. Por lo que hacer previsiones en torno a asistencia es arriesgado. «Esperamos sobre 2.000 espectadores cada día en 'Mendi' y unos 500 o 600 en el Europa. Pero luego tenemos la calle, con 50 conciertos gratuitos. Y si sumamos todo puede girar en alrededor de 50.000 asistentes».
– La principal novedad este año es el cambio de escenario de parte del programa obligado por la reforma del Principal. Pasan los conciertos del teatro al Palacio Europa. ¿Era la mejor opción?
– Sí, también se barajó el Conservatorio de Música Jesús Guridi, pero nos gustaba más el Europa porque teníamos la opción de poner la tienda del festival también, que permanece ya abierta. Creo que hay que darle una oportunidad a este espacio porque los conciertos que ya se han estado haciendo este año han funcionado bien.
– En la presentación se dijo que se había notado algo en la venta de entradas. ¿Qué reciben de la gente que era habitual del Principal?
– Esa es una gran duda y veremos. Los vitorianos estamos muy mal acostumbrados a tenerlo todo en el cogollo de la ciudad, pero cuando se cambia un poco esa inercia y las costumbres, cuesta desplazarse. Desde luego, las experiencias que hemos tenido previas, tanto de la programación de la Banda Municipal en el Europa han ido muy bien, con 'sold out'. Veremos si se nota ese cambio de espacio, pero confiamos en que no sea significativo.
– ¿Ha costado acondicionar el Europa para el jazz?
– Estamos ahora en ese proceso. Vamos a reforzar tanto el equipo de sonido como las luces para llevarlo a nuestro terreno, pero tiene un equipamiento y acústica correctos.
«Los vitorianos estamos mal acostumbrados a tenerlo todo en el cogollo de la ciudad»
– Este año aparecen Kenny Barron, Al Di Meola y Toquinho como pesos pesados en 'Mendi'. No hay figuras como Kamasi Washington, Theon Cross o Snarky Puppy de otras ediciones. ¿Es un cartel más conservador?
– La programación de Mendizorroza probablemente sí. Son gente con más trayectoria, con un sonido igual no tan arriesgado como el de los músicos que acabas de comentar. Pero para eso tenemos también las actuaciones en el Europa, donde habrá apuestas mucho más atrevidas. Cada edición tiene su propia personalidad estilística y hay que tener en cuenta muchos factores a la hora de programar. Desde ver qué te puedes permitir, qué ofrece el mercado, qué músicos están disponibles... Hay muchos ingredientes con los que jugar.
– Recomiende a un artista para el melómano y otro para quien piense que el jazz es una música inaccesible o complicada.
– Este año, en cuanto a la programación de Mendizorroza, es más fácil que otros hacer esa clasificación. El sábado, con Toquinho y la noche brasileña, claramente es un concierto que está abierto a absolutamente todo el mundo. Y también tenemos el primer día, el miércoles, la interpretación de 'Epitaph', de la mano de Clasijazz Big Band Orquestra. Para el aficionado al jazz va a ser una locura. Es un proyecto muy exigente, muy difícil de programar por la exigencia técnica tanto de la producción como de la interpretación, con 33 músicos en el escenario, dos pianos de cola... Se ha interpretado muy pocas veces y para el aficionado al jazz ese día será especial.
– En cuanto a tirón, Toquinho está por encima del resto.
– Toquinho y su 'Acuarela', desde luego. Es un tema conocido desde su salida y todavía más con las múltiples versiones que han hecho grupos como Seguridad Social o Rosario Flores... todo el mundo la conoce.
«Si sumamos todos los conciertos podemos llegar a los 50.000 asistentes»
– En las últimas ediciones ha habido conciertos en domingo de artistas como Kase O y Trueno para atraer a un público más joven. Pocas veces se habían visto tantas colas como para ver a esos raperos. ¿Qué ha pasado este año?
– La idea de programar sigue estando ahí. Lo que pasa es que no se imagina nadie la dificultad de traer ese tipo de músicos con nuestro presupuesto. Es una lucha titánica conseguir que artistas de ese calibre vengan y hay que negociar muchísimo. Lo increíble es que lo hayamos conseguido un par de años. Este año no hemos encontrado el artista que pudiese encajar ahí con nuestras condiciones.
– ¿Quiere decir que incluso se han rebajado algo el caché?
– Quiero decir que han aceptado nuestras condiciones, que son limitadas. Cuando ha pasado es porque ha sumado que conocían el festival y querían venir.
– La venta de discos se desplomó hace tiempo, pero parece que hay más directos...
– No hay más directo, está desapareciendo un poco la clase media de la música. Tienes los conciertos pequeñitos, en bares, que más o menos funcionan. No es que nadie se esté forrando, ni que todo sea un éxito monumental, pero funcionan. Y luego pasas a los grandes festivales y grandes aforos. Pero el concierto mediano, donde estamos nosotro s(tanto por estilo como por capacidades) es donde más se está sufriendo. Se está notando una gran caída. No hablo solo de jazz, sino del formato mediano en general. Programar ese tipo de conciertos ahora tiene mucho riesgo.
«Funcionan los conciertos en bares y en grandes festivales, pero en el medio formato se nota una caída»
– En la década de los 2000 se fueron sumando ciudades a un circuito de festivales de jazz. ¿Están desapareciendo o siguen creándose?
– Está pasando algo curioso. Cada vez hay más festivales. Y de jazz, además. Todos en verano, casi todos en julio. En agosto casi no hay festivales de jazz, lo que complica contratar a grupos. Hay mucha más demanda. Antes éramos cuatro o cinco festivales grandes en España. El jazz era 'mainstream', una música que se consumía mucho. La gente sabía quién era Miles Davis y otras grandes figuras, aunque no tuviera un disco suyo. Ahora con el cambio en la forma de consumir música, la gente no sabe quién es nadie. Antes podía venir mucho público de fuera. Ahora, aunque siguen viniendo, no es tan fácil.
– ¿Cuántos voluntarios puede haber cada año? Ha habido algunos como los hermanos Andino o David Cid que desarrollan su carrera a día de hoy como músicos.
– Podemos tener alrededor de 50 voluntarios. Muchos vienen del conservatorio y ven las tripas del festival, cómo funciona todo. También Pablo Martín Caminero o Chickjuarez han estado de voluntarios. Son muchos los que luego se han dedicado profesionalmente al jazz.
– Para quien venga de fuera, ¿cree que Vitoria tiene buena oferta cultural?
– Sin duda. Este año estamos colaborando con el club de The Tap, programando una o dos veces al mes. Hay sábados en los que hay 30 o 40 conciertos en Vitoria. Para una ciudad de este tamaño, es una barbaridad.
«Estamos huérfanos de un gran escenario y la reforma del Iradier es necesaria»
– En programación cultural, ¿debemos mirar con envidia a los vecinos de Bizkaia y Gipuzkoa?
– A nivel de clubes y salas pequeñas, desde luego que no. Tenemos una actividad que es envidiable para cualquier ciudad si se mide en proporción por habitante. Pero sí es cierto que nos quedamos flojos en espacios grandes y ahora parece que se empieza a mover el tema que un gran escenario, algo que sí que necesita Vitoria, porque claramente estamos huérfanos de ese espacio.
– Para renovar el Iradier se necesitan 40 millones de euros. 20 para equipamiento y otros 20 para dos salas, de 5.000 y 1.500 espectadores, según un estudio de Idom. Desde el departamento de Cultura plantean un contrato de concesión de obras públicas, es decir, buscar inversores. ¿Es factible?
– Lo veo totalmente posible y necesario, porque nosotros tenemos muchos músicos en cartera que queremos traer, que podríamos traer si tuviésemos un sitio donde tocar. Hay nombres muy grandes que podríamos contratar para el festival. También es complicado sin conocer todavía el proyecto, que creo que está en fase de definición. Nos han trasladado que nos lo presentarán.
– ¿Y lo ve como una infraestructura apropiada para acoger el festival?
– Sí.
– Para suplir Mendizorroza.
– Podría ser, lo que pasa es que necesitaríamos tener todos los datos en la mano.
– Sigue resultando llamativo que un polideportivo acoja un ciclo de jazz. Además que hay factores que condicionan, como las olas de calor. ¿Se ha resentido el público por ello?
– Afectó hace dos años cuando hubo temperaturas muy altas. Pero ha mejorado mucho la climatización con las nuevas lamas y ventilaciones que hay en la cubierta ahora. Sí es cierto que es una infraestructura de los años 60, que hoy en día está un poco desfasada en cuanto a este tipo de equipamientos.
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