Los ríos de Álava tienen entre un 10 y un 45% menos agua que el verano del año pasado
URA señala que los cauces presentan una situación hidrológica propia de septiembre, lo que preocupa con vistas al resto del año
Álava se reseca y los datos ya lo demuestran. La escasez de lluvias merma de forma considerable los caudales de ríos del territorio, que este agosto bajan con entre un 10 y un 45% menos de agua que el año pasado por estas fechas. Así lo certifica un informe de la Agencia Vasca del Agua, URA, al que ha tenido acceso EL CORREO, que alerta de que la sequía ha adelantado el estiaje al menos un mes. O, lo que es lo mismo, nuestros ríos ya circulan con el mismo caudal que en circunstancias hidrológicas normales deberían llevar a finales de septiembre. Este dato constituye un aviso de que la situación podría empeorar con vistas al resto del año si sigue así de seco.
El informe de URA permite realizar una 'división' entre los ríos alaveses, que explica precisamente esa gran variación en la merma del caudal (un 30% del 10 al 45). Los que llevan más agua son los que se nutren de los embalses, que rebosaron en diciembre; mientras que los que recurren a manantiales propios o sondeos en acuíferos presentan una situación mucho peor y muestran en muchos tramos sus pedregosos lechos.
55%
es el caudal que lleva el Nervión a su paso por Gardea con respecto al que llevaba el año pasado por estas fechas. Los ríos más afectados, pese a que el Nervión es el que peor situación presenta, otras estaciones están también bajas como el Ega a su paso por Antoñana (62%) o el Baias a su llegada a Miranda (60%). Las lluvias de diciembre han salvado al Zadorra de un acusado estiaje porque bebe de los embalses. En Abetxuko circula con el 93% del agua que pasaba en 2021.
90%
de la población vasca se abastece a través de sistemas como el de los embalses del Zadorra, que surten a Vitoria y BilbaoOjo a los acuíferosURA pide mesura en su consumo a los alaveses que se abastecen de acuíferos. Así lo hacen Iruña de Oca o Rioja Alavesa, que ya aplica restricciones a sus ayuntamientos. La situación más delicada está en los pueblos como Ozaeta, Zuia u Okondo, abastecidos por manantiales, que ya aconsejan o prohiben el llenado de piscinas o el riego de jardines.
Al hablar de ríos en Álava es necesario detenerse en el Zadorra. El principal cauce alavés se halla en el grupo de los primeros. Su situación hidrológica es óptima porque 'bebe' de los embalses, Lleva el 93% del caudal que bajaba el año pasado en estas fechas a su paso por Abetxuko. Con Ullibarri al 73,3% de su capacidad hoy en día y Urrunaga al 69,4%, URA califica su situación de «favorable», incluso «más que el año pasado».
Las estadísticas a varios años de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ayudan también a poner en contexto la situación de este río. Según las medidas de los últimos cinco años en los meses de junio y julio, el Zadorra lleva menos agua. En la estación de Arce, a pocos metros de la confluencia del cauce con el Ebro, si de media pasaban 5,63 metros cúbicos por segundo hoy lo hacen casi la mitad (3,11).
Reservas
En el extremo opuesto se encuentran los ríos que bajan con el agua de sus manantiales o sondeos, como el Nervión a su paso por Ayala, el Ega, Baias o Inglares. Porque más allá de algunas tormentas de verano apenas ha caído agua en el territorio, lo que ha vaciado sus depósitos naturales. Según Aemet, Álava es junto a Navarra y Galicia las áreas de España más secas de este 2022. En Euskadi, hasta un 10% de su población no se abastece por sistemas ajenos a los embalses. Trasladado al territorio, al menos 28.000 alaveses ven que la sequía no solo afecta a los ríos que pasan al lado de sus casas sino que les marca algunas restricciones.
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Garantizado el suministro potable para el consumo
Y también dentro de este grupo de ríos, la Agencia Vasca del Agua hace una distinción entre los que surgen de manantiales y los que llevan agua a través de sondeos. En este último caso, URA no aprecia problemas por el momento, pero sí pide estar «vigilantes» ante unos niveles freáticos en descenso. Así se aprecia en acuíferos como el Nanclares -que abastece a Iruña de Oca- o el de Leza, uno de los tantos pozos junto a la Sierra de Cantabria que abastecen Rioja Alavesa. Allí, el consorcio comarcal limitaba hace dos semanas la renovación del agua de las piscinas municipales y prohibía el baldeo de calles con el fin de guardar recursos de cara a la vendimia.
«Alerta» en los manantiales
Más riesgo corren los pequeños pueblos que todavía se abastecen de manantiales o captaciones en ríos. Para ellos, URA describe su situación como de «alerta» por ser «muy sensibles a la falta de lluvias» y les previene de que «un mayor consumo de agua relacionado con el incremento de la población en el periodo estival, el llenado de piscinas y el riego de jardines y huertas pueden provocar desajustes entre demanda y recursos disponibles». Para evitarlo, pueblos como Ozaeta y Okondo ya han prohibido estas prácticas y otros como Zuia ya lo recomiendan.
Medidas. En Rioja Alavesa se ha limitado la renovación de las piscinas y se ha prohibido el baldeo
En la Llanada oriental, donde este verano varios municipios sufren restricciones, URA señala que «son necesarias para estas zonas importantes refuerzos en sus infraestructuras». Uno de ellos se localiza en el sistema de Sierra Elgea (que consta de dos sondeos y una captación en el río Ugarana). La conexión de esta red con el depósito de aguas de Ozaeta -que hasta ahora se abastecía de dos manantiales- solventará sus problemas.
Más complicado es el caso de Okondo, el único de municipio de Ayala desconectado del sistema de embalses de Artziniega y Maroño. El que sí prevén solucionar en los próximos años es el del Alto Baia, donde URA está redactando el proyecto para la construcción de una balsa de regulación. El cuento de nunca acabar para el alcalde de Zuia, Unai Gutiérrez. «Llevamos desde 2008 esperando», denuncia el edil, que espera que esta vez sea la buena. «Solo queremos una solución técnica y si ellos ven que esa es la mejor, adelante», zanja.
Los consumos bajan en las zonas donde ya se aplican restricciones
A pesar de que el consumo de agua en zonas con restricciones como Ozaeta y los pueblos de Llanada abastecidos por Sierra Elgea ya han descendido, los Consorcios reiteran su llamamiento a la mesura porque temen que esto solo responda a un «efecto vacaciones» y la situación pueda volver a empeorar de cara a septiembre. En Rioja Alavesa ya se preparan para ese escenario revisando el buen estado de todas las conducciones.
«Del agua que sale de nuestros acuíferos, el 85% pasa por el contador», reivindica el presidente del consorcio comarcal, Juanjo García, que, asegura, de momento no han tirado mucho del agua del Inglares. «Solo Labastida, que multiplica mucho su población en verano». Y espera no tener que tirar de su último recurso: la potabilizadora del polígono de Casablanca, junto al Ebro. «Solo se usaría en caso de emergencia porque el agua sería más cara y de menor calidad».