«El año que viene nos podremos ver en Renfe y Villa Suso»
Los niños vitorianos se reencuentran con los Reyes Magos en Mendizorroza, sin cartas en mano ni abrazos pero con la misma ilusión
Ni la nieve ni la pandemia han impedido que llegaran de Oriente a Vitoria. Los Reyes Magos, acostumbrados desde hace años a las comodidades del ... tren, han aparecido a pie en la capital alavesa. En concreto en el polideportivo de Mendizorroza, para el espectáculo organizado por el Ayuntamiento con aforo para 400 personas en cada pase. Entre el lunes y el martes, 4.800 espectadores disfrutarán del show y de la presencia de Sus Majestades. Esta vez sin abrazos ni cartas en mano, pero con la misma ilusión que provoca siempre el trío más esperado de las Navidades. Tanto es así que las entradas se agotaron en media hora.
Adrián, Vega y June han sido de los primeros en acceder al polideportivo para asistir al pase de mediodía. Tras la desinfección de manos tocaba hacer memoria y recordar qué les habían pedido a los Reyes este año en sus cartas. «Yo les he pedido ropa, un libro y juguetes», compartía el pequeño Adrián de 8 años a través de su mascarilla con dibujos del videojuego Fortnite. «Yo una muñeca Elsa con dos vestidos», agregaba Vega, de 7 años. June, por su parte, se había decantado por un unicornio.
En el exterior, esperaban la fila impacientes por ver a Sus Majestades de Oriente Markel, Ariane, Anaís y Elaia. «Yo he pedido libros, un cepillo de dientes y ropa. Aquí tengo la carta, en la que también ha escrito mi hermano», contaba Elaia. A sus cuatro añitos, Markel tenía muy claros sus deseos, que ya se había preocupado de trasladar bien claros a Melchor, Gaspar y Baltasar. «Les he pedido un coche que yo conduzco con un muñeco de nieve y después una tienda con un pulpo», enumeraba antes de afirmar que, al igual que sus acompañantes, se había portado bien.
Ya en el interior de Mendizorroza, los pequeños de la casa disfrutaron de un espectáculo en el que lo más esperado y aplaudido fue el discurso de los magos de Oriente. Antes, la compañía El Carromato, de Granada, arrancó la ovación del público con el número 'Big Dancers'. Figuras de grandes dimensiones con luz en el interior que bailaban al rítmo de la música al estilo de marionetas gigantes. El grupo Batuketa y sus tambores anunciaba la entrada de las estrellas de la mañana. Melchor acompañado por miembros de la asociación Apdema, Gaspar por miembros de la comparsa de carnaval de Abetxuko y Baltasar por integrantes de la asociación Afroamericana.
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«Kaixo guztioi. Zer moduz zaudete?», se arrancaba Gaspar en euskera. «Estamos muy contentos de estar hoy en Vitoria. Gracias por hacernos felices viniendo a visitarnos». Su compañero Baltasar también comenzó su discurso en euskera, mostrando su amor a todos los txikis allí presentes: «maite zaituztegu». «Este año no ha sido fácil pero estamos muy contentos de haber podido regresar. Os deseamos felices fiestas y que sigáis respetando toda la normativa vigente en materia de sanidad», pidió el rey del turbante.
Mensaje de esperanza
Melchor, veterano, fue el que más se alargó en su discurso. Tuvo palabras de agradecimiento y también de esperanza. «Nos gusta mucho que os hayáis cuidado y que hayáis cuidado a los que os rodean, tenéis que seguir haciéndolo», aseguró. «Sed felices y seguro que el año que viene será todo muy distinto porque esta enfermedad tiene solución. Ojalá nos podamos ver en Renfe, en la balconada y en Villa Suso», deseó. La compañía burgalesa Cal y Canto puso el broche final al encuentro con su espectáculo de baile y acrobacia 'El jardín del viento'.
«Ha sido muy chulo verles aunque no hayamos podido estar con ellos. Yo en la carta ya les he pedido un libro y unos patines. Y les voy a dejar unas galletas como nos ha pedido Baltasar», confesaba el pequeño Aimar Guerra, de 7 años.
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