«La relación con la oposición ha sido sana, aunque ha habido 'puñaladas'»

-¿Cuáles son las razones que le han levado a presentar su dimisión como concejal?

-Por un lado, están los motivos personales. Por otro, la coherencia política. Siempre he dicho que soy un profesor haciendo labores de político y me ha tocado llevar la gestión del Ayuntamiento, pero que cuando terminase esa responsabilidad, volvería a mi puesto de trabajo y creo que ha llegado el momento de cumplir mi palabra.

-¿Seguirá vinculado al partido?

-Sí, pero no en primera línea. Seguiré apoyando al nuevo equipo en lo que necesite y a disposición del partido. De hecho me voy ahora porque hemos hecho un periodo de transición de unos cien días. Como el resto, seguiremos apoyando en lo que haga falta. También continuaré como militante porque EH Bildu entra en una nueva fase de implantación en los municipios en la que me gustaría colaborar. Acudiré a las asambleas y si creo que puedo aportar algo, lo haré.

- Ya se rumoreó antes de la elecciones que no deseaba repetir, pero la militancia, forzó de alguna manera esa candidatura.

-Sí. Antes de las elecciones, decidimos que cambiara todo el equipo, pero yo continué como cabeza de lista. Las cosas han salido como preveíamos porque es normal que después de ocho años, un equipo de gobierno esté desgastado ante la ciudadanía y el día de las elecciones, también avancé que me iría.

-¿Ocho años son entonces suficientes?

-Es un periodo razonable. Entiendo que si es necesario, haya que prolongarlo, pero creo que está bien.

-¿Cuál es su balance de las dos últimas legislaturas?

-A pesar de que nos han acusado de no negociar, las pruebas dan fe de lo contrario. Incluso en 2018, cuando toda la oposición se unió para frenar proyectos que ya habíamos pactado previamente con ellos, aquello se fue solucionando poco a poco. Mi conclusión es que hay proyectos que se están terminando ahora, como el arreglo del parque o el antzoki. Incluso se está renovando el parque de pisos, y aparte de las obras, hemos sido capaces de mantener las ayudas sociales. Es de lo que más orgulloso estoy.

- ¿Y a nivel personal?

-Soy de los que solo me acuerdo de lo bueno. Creo que la relación con la oposición ha sido muy sana, aunque a veces ha habido 'puñaladas traperas', pero con casi todos los que han estado conmigo durante estas dos legislaturas, nos saludamos y hablamos.

-¿Qué es lo que más le ha quitado el sueño?

-No haber logrado que la Policía Municipal sea más 'municipal' y menos 'policía' y lo enlazaría también con Protección Civil y bomberos en cuanto a coordinación, aunque se han dado pasitos.

-¿Cuál es su futuro personal?

-Soy profesor de euskera en Bachiller y he retomado el proyecto Ullibarri de normalización lingüística, en el que trabajé hace unos años. Dentro de tres años, podré pensar en jubilarme si se mantiene el contrato relevo y más allá de eso, quizás retomar la tesis doctoral sobre el acento del euskera en Orozko, que dejé sin terminar. Ya veremos.

-¿Cuando dejó la escuela de FP, era un centro municipal. Ahora está en la red pública del Gobierno vasco. ¿Qué tal lo ha encontrado?

-Ahora la gestión es totalmente diferente. Antes, tenía que poner las notas con papel y calculadora. Ahora hay un programa informático y estoy aprendiendo, pero el ambiente es muy bueno y lingüísticamente se ha normalizado mucho. De hecho, ya ofrecemos varios grados medios y superiores en euskera.