Armas en Euskadi
Las pistolas de culto de la fábrica vitoriana Gabilondo siguen activas 20 años después de su cierreTodavía hay en curso 16.336 revólveres de la mítica fábrica alavesa quebrada en 2002. Muchas están en manos de coleccionistas y una se usó en un mediático crimen pasional en Salamanca ahora sentenciado
La alavesa Llama Gabilondo fue el último fabricante español de armas cortas. En la década de los noventa produjo en el polígono industrial de Gamarra ... más de 25.000 revólveres al año, con salida principal al mercado estadounidense. Perdió el paso en el cambio de siglo, hasta bajar la persiana en 2002 a su histórica planta de Vitoria, hoy un vasto descampado vallado. Ya con otra denominación y gracias a la obstinación de parte de su plantilla, trasladó su maquinaria a Gojain. Pero el proyecto estaba herido de muerte y tan sólo boqueó durante tres ejercicios con más pena que gloria.
Dos décadas después de aquel abrupto final, muchas de esas pistolas continúan operativas. Contados servicios de seguridad las portan. Pero, sobre todo, se aprecian como objetos de culto entre centenares de coleccionistas de todo el mundo. Mientras que también existe un número desconocido de unidades que pulula por un mercado negro, minoritario pero real.
Una de estas armas con label alavés, del calibre 38 y fabricada en los años noventa, está de actualidad al utilizarse en un mediático crimen pasional ocurrido en Salamanca el 29 de enero de 2020, el asesinato de 'El Chispi'. Tras celebrarse el juicio en 2023, el Tribunal Supremo ha declaraddo este mes la firmeza de la condena de 25 años para su verdugo. A su cómplice le han caído 17 años, al tiempo que un tercer implicado se suicidó en prisión.
Un inciso. Tirotearon a su víctima por mantener una aventura extramatrimonial con una mujer de su familia. No les importó que llevara a su bebé en brazos, quien resultó ileso.
La historia de Llama Gabilondo
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En Gamarra. En Gamarra. Abre su factoría tras la II Guerra Mundial. En 1965 se ubica en la calle Río Santo Tomás. En los años noventa, pese a fabricar más de 25.000 armas cortas al año, comienza a arrastrar pérdidas. Declara su quiebra técnica el 9 de diciembre de 2002.
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En Legutiano. Parte de la plantilla trata de reflotar la firma, ya como Fabrinor. Se desplazan a Legutiano. Cierre definitivo en 2005. 73 personas pierden su empleo, mientras las pistolas Lama Gabilondo se convierten en objeto de culto.
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El crimen pasional. Enero de 2020. Un revólver de esta marca alavesa –que llevaba cerrada 18 años– se usa en un mediático asesinato pasional registrado en un barrio de Salamanca.
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La sentencia. En este mes de febrero, el Tribunal Supremo ha declarado firme la condena a los asesinos del crimen de Salamanca.
Ninguno de estos condenados poseía licencia de armas. Es decir, ese arma corta era de procedencia irregular. El informe policial señaló que se encontraba en «perfecto estado».
«Un revólver estas características puede llegar a durar cien años», recalcan desde la unidad de armas de la Guardia Civil de Álava, cuerpo competente en esta espinosa materia. Por ejemplo, del modelo usado en el crimen de la capital castellana constan «16.336 armas en situación activa» , según los datos oficiales del Registro Nacional de Armas. Su rango de precio en las armerías especializadas en objetos de segunda mano oscila entre los 120 y los 300 euros. Su tambor cuenta con una capacidad para seis balas y su peso ronda los 700 gramos.
La más longeva
El prestigio de Llama Gabilondo se sustenta en un pasado relevante. Alumbrada en 1904, trazó una trayectoria de más a menos. Aún así, conformó el vértice más longevo del desaparecido triángulo de las armas cortas de fabricación nacional junto a Astra Unceta, en la localidad vizcaína de Gernika, y la eibarresa Star. Estas competidoras directas se consumieron en 1997.
Llama Gabilondo fue muy famosa en Estados Unidos, donde ciudadanos anónimos compraban sus pistolas y revólveres para guardar sus hogares. En ese escenario de reconocimiento, incluso se presentó a algún concurso del ejército estadounidense. Pasó varios filtros pero, finalmente, otros fabricantes obtuvieron los contratos, de unas cuantías millonarias. Sí tuvo más fortuna con su modelo Llama M82. Logró entrar en el ejército español –donde se convirtió en enseña durante varios años– y en los de varios países sudamericanos.
Al expirar esos contratos, en favor de otras firmas extranjeras más competitivas, Llama Gabilonido puso todos sus huevos en el mercado privado estadounidense, pero para entonces la compañía ya andaba herida de muerte. Con las arcas vacías, se transformó en sociedad anónima laboral en 1999 gracias a los ahorros y capitalizaciones por desempleo de sus trabajadores. Consiguieron juntar más de 600.000 euros (entonces pesetas) para invertirlos en acciones, recuerdan las crónicas de la época.
Pero en 2002 suspendió pagos al acumular 16 millones de euros de pérdidas, como marcan los archivos del Registro Mercantil. Los acreedores le sometieron a un constante bombardeo de demandas, siempre con resoluciones judiciales desfavorables para sus intereses. En ese escenario devastador, Llama Gabilondo se derrumbó. Le quedaban un par de años para convertirse en una firma centenaria.
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