De paseo por la Vitoria de Venancio del Val

El redactor y cronista de la ciudad, nombrado Hijo Predilecto en 2003, un año antes de su muerte, publicó una primera edición de 'Calles Vitorianas' en 1944 con las 119 calles, plazas y cantones que la trazaban. Había no más de 50.000 vecinos. Pero con los años y a partir del crecimiento poblacional e industrial, Del Val engordó su relato callejero a través de las páginas del diario 'Pensamiento Alavés' al tiempo que crecía el escenario de sus andanzas. Se le complicó la recopilación, pero cuando la tuvo al recordado periodista no le quedó más remedio que sacar a la luz en 1979 una segunda parte mejorada. Así se fue ya hasta las 470 vías, plazas y demás rincones urbanos habitados por más de 180.000 personas... Y dejó su gran obra abierta a quien se atreva a sucederle con el labor de campo.

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Lamentablemente no queda ni un solo ejemplar a la venta. El libro está agotado y no se espera que alguna institución se decida a reeditarlo, aunque debiera hacerse. Si acaso se puede pujar por la compra de uno por internet, pero siempre está la opción más amable de consultarlo en bibliotecas o archivos. Como la obra de Del Val, tan solicitada y solícita, tiene su aquel, el Ayuntamiento, a través de su Archivo Municipal 'Pilar Aróstegui', ha montado una exposición en el Depósito de Aguas de Montehermoso en homenaje primero al hombre y después a su obra. El esmerado e ingente trabajo desarrollado durante meses por el equipo documentalista se ofrece al público hasta el 20 de junio.

Como si uno se dejara llevar de la mano de Del Val, la muestra es un paseo por su Vitoria, la del siglo XX, acompañado de 58 fotografías, libros y otros recuerdos del periodista, como la última máquina de escribir que utilizó, un bolígrafo o unas cuantas de esas cuartillas con letra garabateada que empleaba para recoger la información.

Ana Carmen y Blanca recordaban ayer la figura de su padre, un tipo pequeño, frágil, afable, con sus características gafas de pasta, que siendo ya mayor no se hacía a los caracteres del ordenador cuando una de ellas le pasaba a limpio sus escritos. En la casa de Venancio del Val, director de la edición alavesa de EL CORREO entre 1967 y 1973, la familia se acostumbró a cenar con el cabeza de familia aún pendiente del teléfono. «Adoraba su trabajo». El mismo domicilio que a mediados de los 50 sufrió un incendio que lo arrasó, aunque el estudio del periodista, lleno de libros, cuadernos y papeles, se libró de las llamas. En ese momento, él estaba cubriendo un acontecimiento y del periódico, el 'Pensamiento Alavés', le avisaron para que se trasladara al lugar del siniestro. Cuando llegó, comprobó que era su edificio el motivo de la noticia.