El parque vitoriano de Olárizu muestra sus tres nuevos encantos
El laberinto está a falta de que crezca la vegetación en sus muros, las balsas de la rana ágil son auténticas lagunillas y también arrea el jardín de plantas aromáticas
Por el parque de Olárizu asoman ya los que sin duda serán tres de sus nuevos atractivos. Otras tres excusas para pasar una tarde de ... ocio en uno de los más bellos parajes del sur de la ciudad, rodeado de árboles y arbustos. Una de las novedades que enseña ya la patita es el laberinto vegetal situado a la entrada del parque desde la Avenida de Olárizu. Se puede ver el recorrido interior, pero esos muros verdes pensados para jugar a ser Teseo en busca del Minotauro aún están famélicos. Les falta el espesor que alcanzarán para el verano, cuando está prevista la inauguración de este juego de escape que ocupa 3.900 metros cuadrados.
Contará con tres accesos desde una plazoleta arbolada, estará conectado asimismo con el barrio mediante un paseo interior y entre muro y muro habrá pistas que ayuden a encontrar la salida. Con un presupuesto de 474.742 euros, el proyecto está enmarcado en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y cuenta con financiación europea procedente de los conocidos como fondos Next Generation de la UE.
30 hectáreas
ocupa el Jardín Botánico de Olárizu, donde se pueden visitar los árboles, arbustos y plantas más representativos de los bosques de Europa. Pronto sumará un jardín de especies aromáticas y plantas útiles junto a un viejo caserío.
Será un gancho más para adentrarse en el Jardín Botánico, donde la amenazada rana ágil ha encontrado su nuevo paraíso en tierras vitorianas. Dos nuevas balsas lucen ahora en pleno esplendor frente al anfiteatro verde, muy cerca de la Casa de la Dehesa. Descubrir que algunos ejemplares de este escurridizo anfibio se habían mudado desde Salburua o los Montes de Vitoria a Olárizu fue un hito para la Unidad municipal de Anillo Verde y Biodiversidad, la misma que ha impulsado la creación de estas lagunillas para que se asienten definitivamente en esta parte de la capital alavesa.
«Vulnerable»
La rana ágil o dalmatina tiene en Álava la presencia más importante de la Península y es una de las especies locales más amenazadas junto con el visón europeo. Es de color pardo, de tamaño mediano y realiza grandes saltos que pueden alcanzar los dos metros, gracias a unas larguísimas patas posteriores (de ahí su nombre). Es de origen centroeuropeo y su penetración en la Península Ibérica se reduce a algunas poblaciones en el País Vasco y Navarra. En Álava mantiene sus principales poblaciones en Ayala, las estribaciones del Gorbea, Izki-Montaña Alavesa y la Llanada. En el término municipal gasteiztarra se conoce la existencia de poblaciones repartidas en el entorno del Puerto de Vitoria, la base de los Montes de Vitoria a la altura de Aberasturi, los robledales de la Llanada entre Zerio, Argandoña y Askartza, los humedales de Salburua y ahora Olárizu.
La popular rana pasó a estar considerada en situación «vulnerable» en el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas (la antesala del peligro de extinción) a consecuencia de la tala de los robledales en Euskadi. Eso secó una gran parte de sus lagunas naturales, su hábitat natural.
El Hortus está basado en los jardines de los claustros de los monasterios
Y no muy lejos de estas pequeñas balsas toma cuerpo el otro nuevo gancho del parque. El jardín de plantas útiles, bautizado como Hortus, muestra sus calles junto al lago, en los terrenos de un antiguo caserío y su huerto anejo, junto a la calle Campo de los Palacios. O frente a la antigua fábrica de URSSA.
Pradera de orquídeas
El acceso al jardín se realizará a través de los muros y elementos arquitectónicos más singulares del caserío, que se han conservado y consolidado para formar parte del Hortus. Este nuevo espacio recordará un poco a los jardines de los claustros de los monasterios y albergará una amplia colección de plantas que, a lo largo de la historia, han sido utilizadas como fuente de alimento, medicinas, tejidos, forraje, elementos constructivos, tintes y condimentos o que se han utilizado con fines estéticos y ornamentales.
Todo esto en plena primavera, cuando la vegetación del Jardín Botánico, de esas treinta hectáreas a las faldas del cerro de Olárizu, puerta de entrada hacia los Montes de Vitoria, luce espectacular.
Es una fiesta pasear entre sus miles de ejemplares de hasta 700 especies de árboles y arbustos representativas de los paisajes del Viejo Continente, el lago, subir al mirador o disfrutar de la pradera de orquídeas.
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