José Miguel Fernández, 'Fote'
Asociación Clara Campoamor
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José Miguel Fernández, 'Fote'
Asociación Clara Campoamor
«Las nuevas generaciones tienen los mismos roles de machismo que nuestras abuelas»La asociación Clara Campoamor estrenará el viernes 21 el reconocimiento 'Naiperas'. Este galardón de nuevo recorrido, ideado por el departamento de Igualdad del Ayuntamiento ... de Vitoria, «pondrá en valor la trayectoria de personas, asociaciones, colectivos y entidades vinculadas con la ciudad en el ámbito de la igualdad de género y de la lucha contra la violencia machista». La elegida roza las cuatro décadas en ese camino. El premio tendrá además valor doble, por el reciente fallecimiento de su fundadora, Blanca Estrella Ruiz. El portavoz del colectivo, el abogado vitoriano José Miguel Fernández 'Fote', anuncia que mantendrán viva su llama.
– Ser el primero en algo siempre sienta muy bien.
– Para nosotras es un gran agradecimiento. En estos momentos que acaba de fallecer Blanca Estrella nos hace especial ilusión.
– Porque una no se entiende sin la otra, ¿verdad?
– La asociación nace con Blanca Estrella en 1986. Antes, ella ya había estado movilizándose por los derechos de las mujeres de manera ilegal, porque no podía asociarse. Blanca Estrella fue una de las primeras en enfrentarse a la Policía y a los gobernadores civiles (los actuales delegados del gobierno) para que defendieran a las mujeres que sufrían maltrato, que entonces se llamaba doméstico y se solucionaba dentro de la familia. Les exigía responsabilidades en el caso de que una mujer fuera maltratada por su marido.
– ¿Y qué hacen en la actualidad?
– Trabajamos en muchas vertientes. En primer lugar somos un centro de información y asesoramiento para las mujeres. Hay muchísimas que se acercan a la asociación, que es de ámbito estatal, nos llaman o nos escriben para pedirnos información porque han sufrido maltrato y no quieren denunciar, porque no saben dónde hacerlo, por una agresión sexual... También nos personamos como acusación popular en aquellos procedimientos que creemos que debemos incidir especialmente.
– Me viene a la mente el asesinato de la niña Alicia en la calle Libertad (enero de 2016).
– Fue la primera prisión permanente revisable en Euskadi. Entendíamos que era necesaria esa pena y nos personamos para intentar conseguirla. Damos relevancia a esos procedimientos. Además somos como un grupo de presión. Trabajamos para que las administraciones públicas y el poder legislativo vayan avanzando a favor de esa igualdad entre los hombres y las mujeres.
– ¿En estos casi 40 años en qué hemos mejorado?
– La sociedad ha mejorado muchísimo. Hemos avanzado por ejemplo en ver violencias por debajo de la línea de flotación del iceberg y que se permitían. La asociación empezó cuando se entendía que el marido tenía la facultad correctiva sobre su mujer. Si pasaba algo dentro de casa ahí se quedaba. Queda muchísimo por avanzar y luego, cuanto más avanzamos, más políticas reaccionarias hay. Me refiero a que hay más gente que se enfrenta, que intenta que no se progrese en ese sentido.
– Muchas agresiones sexuales se producen por el entorno de la víctima.
– Nos preocupa muchísimo cómo han devenido los delitos. Se han generado nuevos machismos, nuevas formas de violencia que vienen a sustituir a las que habíamos conseguido erradicar. Nos llama mucho la atención y nos preocupa que todavía tenemos parejas jóvenes con denuncias de violencia de género. No hemos conseguido que las nuevas generaciones, que en teoría están formadas en igualdad, erradiquen la violencia dentro de sus relaciones. Cuando acudimos a centros docentes y les preguntamos si los hombres y las mujeres son iguales, contestan perfectamente. La teoría se la saben, pero luego rascas y vemos que siguen los mismos roles de machismo que tenían nuestras abuelas.
– ¿A qué se refiere?
– Todavía persiste el machismo porque todavía persiste la desigualdad. Todavía hay un poder superior del hombre sobre la mujer. Lo queramos o no. Y todavía persisten estructuras donde tenemos que seguir venciendo el conseguir que las mujeres sean iguales a los hombres. Un ejemplo. El chico de clase que consigue estar con muchas chicas y la chica que logra lo mismo. Todavía hoy se sigue viendo diferente.
– Una menor vitoriana ha pasado todo el curso junto a su «agresor sexual», otro chico de su ikastola. El juzgado que le condenó sólo le puso 10 metros de distancia.
– Se deben hacer las cosas de otra manera. Existe aún muchísimo camino de sensibilización y de formación en violencia de género. Aquí existe un doble ataque. Se pierde la noción de que la víctima debe ser el centro del proceso. Y eso el juzgado lo tiene a años luz. Debería saber que no están solo para castigar. Hay que pensar en la víctima. Independientemente de su edad, no podemos consentir que siga conviviendo con el agresor. En este caso se le da más protección que a la víctima.
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