«No es momento de bailar, tenemos que cuidarnos», asumen las comparsas

Son expertos en transformarse en otros pero, aunque han asumido la prohibición de celebrar el Carnaval en 2021 con responsabilidad, los comparseros de Vitoria no pueden ocultar su tristeza al recordar que este otoño no se prepararán para llenar las calles de alegría en febrero. La comunicación oficial llegó el jueves durante una reunión con el Ayuntamiento, pero la cancelación de uno de los actos más multitudinarios de la ciudad, capaz de reunir a 7.126 personas en el desfile y a otros tantos de público, ya era algo esperado.

«En estas fechas ya estaríamos apuntándonos y mirando las tallas con las pruebas de disfraces y, en Navidad, iríamos a Barratxi a preparar las carrozas. Hemos salido con nieve, con lluvia y en toda clase de condiciones, pero el coronavirus ha podido con el Carnaval», señala Txomin Herrero, de la Asociación Club de Amigos Sansomendi-Ali. En estos momentos sus vecinos están más involucrados en acercarse a Consultas Externas del HUA para participar en el cribado masivo que en un hipotético desfile. «Es una pena porque es una de las actividades de la ciudad con más capacidad de reunir a familias enteras. Además es habitual salir a cenar y festejar después y la cancelación va a afectar mucho a la hostelería», plantea Herrera.

Roberto Ramos, uno de los fundadores de Carpe Diem, es optimista y asume 2021 como un descanso tras 25 años de fiesta. «Solemos reunirnos a mediados de septiembre para proponer temáticas, comprobar que las ideas de las comparsas no coinciden y ponernos manos a la obra», indica. El año pasado llegaron a reunir a 526 personas disfrazadas de la película 'Mulán', y es que en los últimos años cada vez más vitorianos se suman a este plan.

«Con el gentío que se forma y la situación que tenemos en el hospital es imposible pensar en hacer algo así. No es momento de bailar», sentencia Isabel González, de la comparsa de Corazonistas. Amante de los Carnavales, se ha enfrentado al Covid-19 desde el inicio de la pandemia como auxiliar de Enfermería en Txagorritxu e incluso lo padeció en sus propias carnes. «Muchos seguimos con secuelas y en el hospital tenemos una cantidad de trabajo enorme. Sólo pido que en los próximos Carnavales que se celebren hayamos aprendido la lección», reclama.

Con más de 7.000 participantes, los Carnavales conforman una especie de Vitoria en miniatura en la que participan profesores, familias, miembros de las fuerzas de seguridad, sanitarios… «Espero que, con el paso del tiempo, sepamos afrontar esta situación con humor, pero ahora no podemos permitir que Carnaval termine en tragedia», señala José Luis Fernández de Pinedo, de la comparsa de San Viator. Algunas voces como la de Benito Cabello, de Baila y Disfruta, plantean un futuro Carnaval reducido, con menos personas en los desfiles, o una especie de 'revival' en el que cada comparsa podría volver a enseñar los disfraces que llevó en años anteriores. También están abiertos a unos Carnavales en verano de 2021 si la situación sanitaria mejora, con mejor tiempo.

Las carrozas continuarán en sus garajes una temporada más y algunas comparsas reclaman al Ayuntamiento que les ayude a costear este alquiler. «Este año no vamos a cobrar cuota pero tampoco creemos que debamos asumir gastos», apunta Amaia Gutiérrez, de la comparsa de Abetxuko. Aurora Gutiérrez, del Centro Cultural Andaluz Séneca, se estremece al recordar los Carnavales 2020. «El público te coge del brazo, toca el vestido, nos damos abrazos... es una suerte que no enfermáramos más personas», resume.