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Adrián A. J., un joven vitoriano que por vinculación familiar y motivos laborales había fijado su residencia en la localidad navarra de Los Arcos, falleció ayer en un accidente de tráfico en la carretera N-129, que conecta Lodosa con Vitoria. Por motivos que se desconocen, el turismo que conducía se salió de la vía en el punto kilométrico 11,877, en el término municipal de Los Arcos, y chocó contra el pretil de hormigón del lateral de la vía. El conductor y único ocupante del vehículo quedó atrapado en su interior, sin que los servicios de emergencia que se desplazaron al lugar pudieran hacer nada por salvar su vida.
El siniestro tuvo lugar a las 8.40 horas de ayer, según los datos facilitados por la Policía Foral. Al lugar del accidente, además de una ambulancia medicalizada, acudieron dotaciones de bomberos de Estella y de Lodosa, que se encargaron de sacar del vehículo el cuerpo de Adrián, de 24 años de edad. Mientras, las patrullas de seguridad de la policía navarra se ocuparon de señalizar el lugar, regular el tráfico y realizar las diligencias oportunas del atestado, así como de iniciar la investigación de lo ocurrido, en una zona de carretera en la que no había problemas de visibilidad. En el momento del accidente, no había niebla, precisaron las fuentes policiales.
La noticia se propagó rápidamente en Los Arcos, una población de apenas 1.200 habitantes en la que Adrián estaba muy integrado. Nacido en Vitoria, era el mayor de tres hermanos. Criados en la capital alavesa, su presencia en el pueblo era habitual, ya que allí poseen una casa familiar, que frecuentaban en épocas vacacionales. El joven que ayer perdió la vida trágicamente incluso pertenecía a la comparsa de Gigantes y Cabezudos y se había quedado a vivir en la localidad por cuestiones laborales, ya que trabajaba como cocinero en el bar Mavi.
La muerte de Adrián provocó gran conmoción entre los vecinos del pueblo, que se despertaron impactados por la noticia, e incluso motivó la suspensión del partido de fútbol que ayer debía haber enfrentado al club local, el Urantzia, con el Funes, correspondiente a la Primera Regional. Adrián no era ni jugador ni miembro del equipo, pero sí lo eran varios de sus amigos, que se vieron fuertemente afectados por el suceso.
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