Con un teléfono móvil en el recto tras un vis a vis en la prisión de Álava
La radiografía en Txagorritxu a un preso de Zaballa, de 27 años, también le detecta tres envoltorios con hachís
Vis a vis entre un interno de la cárcel de Zaballa y su pareja sentimental. Hasta aquí todo normal. No obstante, algo escamó a los ... funcionarios del centro penitenciario de Álava. Gracias a un mandato judicial de urgencia, el preso, de 27 años, acabó en la sala de rayos X del hospital Txagorritxu.
Las placas revelaron el truco. En su recto se alojaban tres envoltorios con hachís y... un teléfono móvil. La inusual carga había sido repartida en un par de preservativos, a modo de medida protectora. Además, después de ser pillado, presuntamente la emprendió con la habitación del centro hospitalario. «Causó destrozos con el palo gotero», según revelaron fuentes internas de Osakidetza.
Esta escena, ocurrida la mañana del jueves 9, entrañará un previsible incremento de su actual condena para este interno, en prisión desde primavera del año pasado por una serie de robos, hurtos y una conducción sin permiso. La Ertzaintza ha completado un atestado de todo el episodio. A la espera de la repercusión judicial, este preso se quedará durante una temporada sin posibilidad de disfrutar de otro vis a vis.
Por no hablar de que con esa decisión puso en grave riesgo su salud. Con semejante mercancía en su recto, «pudo sufrir una obstrucción intestinal, también una perforación y, de haberse roto los preservativos y pasar el hachís a su sangre, se habría expuesto una severa intoxicación», aventura una doctora consultada por este periódico.
«Se arriesga a una perforación intestinal o a una intoxicación si esa droga pasa a la sangre»
La opinión de una doctora
¿Pero por qué alguien con una condena no demasiado extensa se expone de esta manera? Lo cuenta un antiguo 'huésped' de Zaballa. «Es muy sencillo. Hablamos de móviles básicos –y de un tamaño que no suele superar los diez centímetros de longitud– que en la calle valen unos treinta euros, pero dentro triplican su valor por razones obvias», acota este exinterno.
«Aveces, también se debe a que los presos que 'mandan' te presionan para que les hagas este tipo de favores. O si tienes deudas y fuera no pueden pagártelas, pues te metes en esta embarcada con tal de evitarte problemas más serios. Para ti o para los tuyos fuera», ahonda.
Hace ocho meses, a otro interno le descubrieron dos móviles –también de pequeñas dimensiones– y siete bolas de hachís tras un vis a vis familiar. Su hermano, presente en esa reunión, se introdujo otras diez bellotas de esta droga.
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