Ver 24 fotos
Olárizu aguanta el tipo
Miles de romeros se acercan a las campas a disfrutar de la comida y la música pese al estado «muy triste» de las campas
Ania Ibañez
Lunes, 15 de septiembre 2025, 14:54
Para muchos era una incógnita cómo se iba a desarrollar el día de Olárizu. ¿Estarían las campas en buen estado para acoger a los miles de romeros? Pese al estado «muy seco» y «descuidado» de la zona, quejas muy repetidas entre los vitorianos que se han acercado a despedir el verano en esta tradicional fiesta, la jornada no ha fallado y miles de ciudadanos han disfrutado de la comida y de la música en una mañana soleada y una tarde que, pese a nublarse, aguantó el tipo.
«Las campas están muy tristes y descuidadas», criticaban Lola Colmenero y Ramona Rodríguez, que degustaban en un banco un bocata de jamón y una sidra después de haber subido a la cruz de Olárizu. «Subimos todos los años y después del deporte toca disfrutar de la comida». Luego llegó la hora de ojear los puestos, donde siempre «cae un trozo de tarta de queso de Navarra, que está buenísimo».
Noticia relacionada
Los jardineros elevan su protesta hasta la cruz de Olárizu
Lo que tampoco podía faltar eran los pintxos de champiñones del «famoso» puesto 'Txustarra', uno de los más codiciados a la hora de la comida. «El secreto que tiene el champi es mucho cariño y mucho amor», revelaba su dueño, quien no paraba de atender clientes a hora punta. Otros habían optado por la alubiada popular, como Ane Castilla y sus amigas, que esperaban las primeras de la cola para su ración, una entre 1.200.
«Haga frío o calor siempre comemos alubias», comentaba con la boca echa agua por el olor de la comida, «como somos las primeras, luego nos sentaremos en un banco, porque sentarse en el fuego está imposible». «Nos habían dicho que este año había ternera también, pero al final nada», se lamentaba el grupo de amigas.
Boilur repartió 1.200 raciones de alubias pintas alavesas, suscitando colas una hora antes de que se repartieran los platos
La decepción por la falta de ternera era generalizada, con muchos preguntándole a Bernabé Santidrían, presidente de Boilur, por la falta de esta carne. «El jueves el Ayuntamiento nos confirmó que habría, pero no sé si no había tiempo de pedírsela al carnicero o es que no han podido meter los camiones», explicaba el cocinero mientras hacía ronda por las siete cazuelas llenas de 12,5 kilos de alubias pintas alavesas a las que después se les añadió panceta, chorizo y verdura.
«Este año la fiesta es un poco particular por la huelga», añadía Santidrián, «han hecho daño, aunque están en su derecho y es lo que tenían que hacer», recalcó. El conflicto, que se ha alargado durante meses, dejó en las campas una estampa llena de sillas de camping y mantas, como la que estaban utilizando Aiala Agirre y Leire Garlito.
Tras la comida –traída en tupper desde casa– las amigas disfrutaban de una «buena sidra» y jugaban a las cartas mientras escuchaban la música de Koxkot. Para merendar «no descartamos unos talos», comentaban. También tenían ojeados los puestos a los que querían acudir a la hora de la retirada: uno de rosquillas para la madre de Aiala y otro de pastel vasco para Leire.
Y es que este dulce típico es uno de los más vendidos junto al tradicional postre redondo. «La gente come un talo, se toma el txakoli y de postre un pinchito de pastel vasco», explicaba David Tejedor, de Rosquillas Amorebieta. En su puesto lo más vendido eran las rosquillas bañadas y las fritas, las cuales cocinaban a la vista de todo. «Es como lo hacemos en el obrador, pero a una escala más pequeña», expresaba Tejedor mientras le daba vuelta a los dulces. Aún así, no faltaban los clientes que le echaban mano a las tartas de queso o a las empanadas, también caseras, que hicieron las delicias de los romeros.
Recorrido por los mojones
Como manda la centenaria tradición, la fiesta ha comenzado con el recorrido de la Corporación Municipal por los mojones que delimitan Vitoria. A las 8 de la mañana representantes de las principales fuerzas con representación en el Ayuntamiento de Vitoria han partido desde la Plaza de España encabezados por la alcaldesa Maider Etxebarria, quien ha animado a los ciudadanos a «acercarse a las campas a disfrutar de un día muy bonito que nos llena de recuerdos de cuando eramos niños».
Ataviados con sus mejores galas deportivas, los representantes políticos se han montado en distintos 4x4 para dar comienzo a una caminata que este año es de 9,9 kilómetros, comenzando por Ullibarri de los Olleros y acabando en Gardélegui tras alcanzar el punto más alto de Vitoria, la cima del Pagogan, con 1.029 metros de altitud.