Miguel Ángel Echevarría: «Dejemos a un lado las siglas para trabajar todos juntos por los 256.000 vitorianos»
Cree que los políticos a veces han creído que no hacía falta dialogar por tener mayoría, «cuando es esencial para que los proyectos mejoren»
Miguel Ángel Echevarría se dedicó a la política en Álava entre 1978 y 2005. Llegó a ser teniente de alcalde con el PP y bajo ... el mandato de Alfonso Alonso se ocupó de las carteras de Función Pública, Presidencia, Seguridad Ciudadana y Políticas Sociales. Ahora, a los 81 años, preside Afaraba, la asociación de familiares de enfermos de alzhéimer en el territorio. Una experiencia que le sirve para ser reconocido por casi cualquier vitoriano.
- ¿Cuántas veces le paran por la calle para hablar?
- Hasta la médica de familia se ha dado cuenta de que estoy mucho tiempo en la calle, pero que paseo demasiado poco para que me baje el colesterol. Me dice: «Miguel Ángel, no me digas que has estado paseando tres horas cuando dos y media las has empleado a charlar con la gente.». (Ríe). Hablando en serio, me parece una maravilla conversar con cualquiera. Para mí, eso es fuerza de vida.
- Y eso 17 años después de dejar la vida pública.
- Es que uno nunca deja de ser político y sobre todo cuando estuve desde 1979, un año ilusionante con las primeras elecciones democráticas, hasta 2007. Lo bueno que tiene la política local es pisar la calle y que la gente te cuente sus problemas, por muy pequeños que sean o aunque ni siquiera sean de tu competencia. Esa 'popularidad' a muchos no les gusta y a otros, como a mí, nos encanta.
«Hay que lograr ser un ejemplo en seguridad, sanidad, mantenimiento y servicios sociales»
- ¿Echa de menos la política?
- No. Junto a aquella primera legislatura de la Transición, estoy viviendo como presidente de Afaraba la época de más felicidad a nivel profesional. Uno siempre está en deuda con los ciudadanos y, de alguna manera, les pretendo devolver la confianza que depositaron en mí.
- ¿En la política actual habría espacio para un 'gentleman' como fue usted?
- Siempre tiene que haber hueco para todo aquel que busque lo mejor para su ciudad. Ahora veo que hay un equipo de gobierno joven con mucha ilusión y que les toca hacer muchas cosas. ¿Se equivocarán? Nadie acierta al 100%, pero siempre hay que poner la mejor voluntad. En mi época, yo charlaba con la gente, con las asociaciones y con la oposición que tenía enfrente. Siempre hace falta un diálogo tranquilo y sereno. Aquí ha habido alcaldes que estuvieron 20 años y comprobamos que no estábamos haciendo bien las cosas en cuestión de urbanismo porque con tanto terreno libre no había pisos baratos. Dejemos de lado las siglas para trabajar todos juntos por Vitoria y las 256.000 personas que viven aquí. A veces hemos creído que por sumar mayorías no hacía falta hablar, cuando es esencial para que los proyectos mejoren y no fracasen.
«Mientras sea posible, donde mejor está uno es en su propio hogar. Lo digo por experiencia»
- Usted fue presidente de Tuvisa. ¿Cómo valora el BEI?
- Soy usuario habitual de Tuvisa para ir desde mi casa hasta la asociación. No me he subido en el BEI de aquí, pero lo he visto en Zaragoza y allí no es el rey como en Vitoria porque comparte carril con el resto de autobuses y el tranvía. Aquí, en cambio, hay quejas por aparcamiento, problemas en las salidas de los colegios... Como he dicho antes, que la Corporación se siente para decidir cuál es el BEI que queremos para llegar a tener un sistema de transporte alabado por todos.
- Sorprende que Iñaki Ruiz de Pinedo (actual diputado de EH Bildu) hable maravillas de los años que compartieron en el Consistorio, donde alguna vez acabaron llorando en el despacho.
- Creo que Ruiz de Pinedo es uno de los políticos que más ha trabajado en el urbanismo en Vitoria y realmente convencía con sus argumentos. Pero era una época en la que había asesinatos de ETA en el municipio, y hubo una vez que me costó mantener la paz en el pleno, él vino a mi despacho para pedirme perdón. El final de la historia ya veo que se la sabe.
Buena ciudad para vivir
- ¿Cómo ve la ciudad desde una mirada experimentada de 81 años?
- Vitoria sigue siendo una buena ciudad para vivir, aunque siempre habrá cosas que se pueden mejorar. Hay que conseguir que sea un ejemplo de seguridad, en mantenimiento, buena sanidad y servicios sociales acordes a las necesidades. Creo que todo eso lo hemos tenido siempre muy presente, aunque no hay que descuidarlo.
«Los enfermos de alzhéimer son cada vez más jóvenes. Llega gente con hijos pequeños»
- ¿Vitoria está lista para la gente mayor?
- Creo que está preparada, pero nunca lo estará al 100%. Los estudios indican que, por ejemplo, faltan viviendas adaptadas para mayores y es que en 2030 habrá en el País Vasco 100.000 mayores más que en 2020.
- Los servicios sociales se están transformando para que la gente envejezca en casa y no se recurra tanto a las residencias.
- Mientras sea posible, donde mejor está uno es en su propio hogar. Lo digo por experiencia personal y eso es lo que recomendaría. El día es muy largo y hay veces que tienes que estar las 24 horas pendientes de tu marido, tu mujer, tu hermano o tu hijo, y por eso pido a la Diputación, la institución políticamente responsable de esos cuidados, que amplíe o module el número de horas de ayuda a domicilio según el grado de dependencia.
- ¿En Afaraba han notado un repunte de casos?
- En estos momentos existe un volumen de citas que no habíamos tenido antes, aunque también es porque estamos visitando Álava con una unidad móvil para la detección precoz con unas sencillas pruebas y a esos hay que sumar todos los que atendemos en nuestra sede. Eso nos permite adecuarles lo más rápidamente posible a los distintos programas que tenemos en la asociación. Las asociaciones nacieron originalmente para atender a las familias, pero ahora nos toca innovar para adaptarnos porque el perfil que atendemos es muy diverso. No se puede atender a una persona de 75 años igual que a otra de 57.
- ¿Alguno seguirá pensando que es una enfermedad de abuelos?
- El nivel de entrada de enfermos con Alzheimer es cada vez más jóvenes. Ya no sólo llega gente de 70 años, hay personas de 50 o 47 años que, a veces, incluso tienen hijos pequeños. Ahora, como sucedía antes con el cáncer, tenemos que trabajar para dar a conocer y quitar el miedo a referirnos a esta enfermedad por su propio nombre porque hemos tenido alrededor de 7.000 diagnosticados, pero si sumamos cónyuges, hijos, nietos o hermanos habrá entre 50.000 y 60.000 alaveses que conviven -cerca o lejos- con el alzhéimer.
- ¿Cree que Álava ha dejado de ser un referente en los servicios sociales, como plantea la oposición?
- No. Yo considero que los servicios sociales siempre han estado muy bien considerados en toda España y siguen siendo muy respetados porque todas las corporaciones que ha habido en Álava siempre lo han tenido muy presente.
«Los 13 años que cuidé de mi mujer fueron los más felices de mi vida»
- Dejó la política en 2005 para cuidar de su mujer enferma de alzhéimer.
- (Se emociona) Los trece años que cuidé de mi mujer fueron los más felices de mi vida. La gente igual no me cree, pero es verdad. Yo entré en política en 1979 y no había horas suficientes para trabajar por Vitoria. Yo iba de casa al trabajo y del trabajo a casa. Todo me parecía poco. Creo que la atención 24 horas que le di durante esos años era por todo aquel tiempo que ella me había echado en falta en los 27 años anteriores.
- ¿Comparte su experiencia con quienes se acercan a la asociación?
- El ejemplo que tenemos en la asociación son los 14 grandísimos profesionales que tenemos con una formación puesta al día y que les van a aconsejar. Les van a ayudar mucho mejor que Miguel Ángel Echevarría.
- ¿Sufre los achaques del cuidador?
- Durante ese tiempo que pasas cuidando de alguien, te olvidas un poco de ti y cuando ella se va, pues te queda la soledad. Algunos intentamos vencerla trabajando en la sociedad.
- ¿El servicio de la asociación termina cuando fallece el enfermo de alzhéimer?
- Nosotros tenemos un servicio de duelo. Cuando tu mujer, tu marido, tu hermano o tu padre muere necesitas esa ayuda para cubrir ese tiempo que has dedicado a este fin.
- ¿No piensa en la jubilación?
- La familia ya me pregunta cuándo me retiro y yo les respondo que si soy feliz, ¿por qué lo voy a dejar? Estoy en un momento muy satisfactorio al poder ayudar a las personas que tienen esta enfermedad que tuvo mi esposa. Estamos trabajando por contar con una asociación que aumente la prestación de servicios, cuide cada día más a los familiares, atienda con nuevos métodos y sistemas... Y es que todas las personas que se acercan son distintas por su edad y sus necesidades.
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