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El medievo embruja Vitoria
La segunda jornada del Mercado Medieval ha comenzado marcada por agua, pero no ha tardado en despejarse y dar paso a todo un festín visual
Ikram El Aarrass Amachraa
Sábado, 28 de septiembre 2024, 14:47
El Casco Viejo de Vitoria vive este fin de semana el resurgir de su pasado medieval. Las construcciones de aquella época que aún conserva la ' ... almendra' casan a la perfección con los puestos de los artesanos, los juglares, gaiteros y soldados que se dejan ver por las callejuelas transportadas a una época que abarcó del siglo V al XV. Espectáculos de circo, marionetas, talleres artesanos para los pequeños, toda una inmersión en el mundo árabe en el zoco... El Mercado Medieval han demostrado este sábado de nuevo su poder de atracción y miles de vitorianos disfrutaron de esta gran primera fiesta del otoño que se repite este domingo.
Un pequeño chaparrón mañanero parecía que iba a aguar la jornada, pero el cielo no tardó en despejarse para dar paso a todo un viaje en el tiempo. Además este año, el mercado cuenta con una nueva visita: las brujas, esas grandes antagonistas de cuentos y leyendas. En concreto, en la plaza de la Burullería se encuentra su cobertizo, custodiado por las brujas Sara Cuesta y Lara Ruiz, quienes se encargan de que los niños se acerque a ellas para enseñarles a hacer pócimas, velas y otros trabajos de hechiceras.
«Hay muchos que se asoman con miedo detrás de sus padres, pero les decimos que nosotras somos las brujas buenas», explicaba Sara mientras les ofrecía asiento y unas hojas para pintar a los peques que la miraban con una mezcla de asombro y recelo. En ese espacio, hasta la medianoche de hoy, se encargan de enseñar la otra cara de este mítico personaje que tan mala fama ha arrastrado. «Hablamos sobre la caza de brujas, la Inquisición, les explicamos cómo era todo ese mundo». La intención es que los pequeños vivan toda una experiencia inmersiva y conozcan cómo vivían en la Edad Media.
A la entrada de la plaza se encontraba Amaia con sus dos pequeñas, Lucía y Alazne. «Vamos a acercarnos despacito que ahora no están mirando las brujas», les decía la ama. «Para ser la primera vez, estamos teniendo una acogida bastante bonita, los padres y los peques preguntan, quieren hacerse fotos con nosotras, nos miran con mucha curiosidad», aseguró Sara.
«No te puedes aburrir»
Al lado del refugio de las brujas, se encontraba David López, con su puesto de escultura artesana, otra de las novedades de este año. Ahí ofrece talleres tanto para niños como para adultos, para que aprendan las técnicas básicas del modelado con herramientas del medievo: un cincel y martillo. «Los niños se acercan muy curiosos y quieren aprender cómo era este oficio en aquella época», explicaba David. Picar piedra y dar forma parece sencillo, pero hace falta mucha técnica para crear figuras realmente impresionantes. «Entre taller y taller hago demostraciones para que vean cómo se trabaja y aunque la lluvia de la mañana ha espantado un poco a la gente, ahora mismo hay bastante movimiento», decía a media mañana.
Pero los talleres y espectáculos no fueron los únicos que triunfaron entre los vitorianos. Los puestos, sobre todo de comida, estaban a rebosar. Más de uno salía feliz entre el gentío con su bolsa de papel. ¿Qué llevan ahí? Rosquillas, buñuelos de calabaza, pastel vasco, baklava, tarta de Santiago.... Todo un festín gastronómico para los más golosos. «Nos encanta venir al mercado, no nos perdemos ni un solo año, es ya una tradición para nosotras», apuntaba Mari Carmen González que acudía junto a su grupo de amigas. Su parte favorita «es degustar diferentes productos». Y «menos mal que ha dejado de llover, ya pensábamos que nos iba a chafar la fiesta», afirmaba alegre.
Laura Vázquez, al otro lado del puesto, apuntaba que llevan «muchos años viniendo al mercado» y que sus productos siempre se venden genial. «Todo lo que tenemos; pan, pastel vasco, rosquillas... la gente lo pide muchísimo y todo son productos artesanos, que es importante», aseguraba.
Pero no sólo de dulce vive el vitoriano. A paso lento, muy lento por el gentío, cientos de personas buscabanlos talos y txoripan. Otros de los productos estrella de esta cita. «A la gente le encanta ir picando de puesto en puesto y el txoripan gusta mucho», aseguraba Iker Fernández muy cerca de una gran cola de gente con hambre de picoteo.
«¿Te ha gustado, quieres otro?», le preguntaba Virginia a su pequeño que no había dejado ni migas de su pan con chorizo. «Nos encanta venir, hay tanta variedad que no puedes aburrirte». Y es que solo en el Mercado Medieval pueden juntarse espectáculos desde lo más vikingos hasta lo más morisco. Una vuelta al pasado en toda regla.
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