La historia mejorada de Rioja Alavesa
Martínez Bujanda y Miguel Larreina publican un libro que reivindica el valor de «una comarca poco conocida» y se la imagina en 2035
«Hay una narrativa muy confusa sobre Rioja Alavesa», aprecia Fernando Martínez Bujanda, ingeniero agrícola de Oion que investigó en Francia, dirigió después la Casa ... del Vino durante décadas y trabajó finalmente en la Diputación en cooperación al Tercer Mundo y Agricultura. Sabe de lo que habla. Luego se ha animado a publicar un libro mano a mano con otro hombre de la tierra, Miguel Larreina, doctor en Ciencias y jefe de la Casa del Vino, que «analiza desde una perspectiva más general», amplísima, «el país de los viñedos de Álava», así llamado por algunos.
'Rioja Alavesa: claves históricas y toponímicas que la explican' es una obra de 285 páginas y 150 fotografías que pretende reescribir el pasado sin ofender a nadie ni corregir a lo basto lo ya publicado bajo otras firmas. También persigue adentrarse en el futuro, un mundo apasionante a partir de la crisis presente con una serie de diez preguntas que llevan su respuesta. La de ambos «veteranos, que no viejos» es otra visión histórica, paisajística, económica, social, climática, demográfica y, por supuesto, vinícola de esa lengua de tierra de 50 kilómetros de Salinillas de Buradón a Labraza por entre 4 y 15 de anchura con 'La Sierra' al norte y el río Ebro al sur. Ponen especial cuidado en referirse en neutro a esa cadena montañosa por encima de los 1.000 metros de altitud imprescindible para la riqueza de la zona que para muchos es conocida como Sierra de Cantabria y para otros, Sierra de Toloño. En su caso, 'La Sierra', a secas.
Son unos 350 kilómetros cuadrados que contienen 11.000 habitantes, 22 poblaciones y unas 200 bodegas de vino, su riqueza y distinción, que no la única. «Rioja Alavesa es una joya poco conocida», reitera Martínez Bujanda. «Reivindicamos la figura de la gente, el viticultor es el eslabón más débil de la cadena del vino. A ellos golpea la crisis». Habla de la comarca en términos de productividad como si fuera dientes de sierra:«crisis-bonanza, crisis-bonanza, crisis-bonanza...» El labrador riojanoalavés siempre ha salido adelante con trabajo, esfuerzo y dolor, incluso de aquella plaga de filosera (insecto) en 1902 que arrasó 11.000 hectáreas de viñedo, dejando apenas mil para su cultivo. Ahora, en 2025, son apenas 13.000 hectáreas. No se ha ganado demasiado espacio para las vides porque no lo hay en el lugar. Con todo se trataría, ahonda el autor, y así se recoge en el libro, «de que todo el mundo gane en esa cadena, que nadie se sienta perjudicado».
Fondo solidario
En la presentación, el libro advierte de sus intenciones. «En definitiva, buscamos con ese análisis íntimo respondernos a varias preguntas que flotan en el aire desde hace un tiempo: ¿Qué y cómo es Rioja Alavesa? ¿Cuándo surge? ¿Quiénes y por qué la diseñaron así? ¿Qué le hace tan singular y especial? ¿Existe hoy como una realidad diferenciada o es una entelequia inventada como la ínsula de Barataria? ¿Esa fuerza interior que le da su historia y su esencia milenaria permitirá a Rioja Alavesa superar las crisis que acechan al mundo rural en este siglo XXI?».
«El hecho de que Vitoria-Gasteiz esté relativamente alejada no ya de la Rioja Alavesa actual sino sobre todo de la medieval, tampoco ayuda a una correcta elaboración del relato», se dice en la obra. «Ysi a ello unimos un cierto 'silencio oficial' de Navarra sobre la pertenencia activa durante muchos siglos de Rioja Alavesa-Sonsierra al Viejo Reyno, entenderemos mejor el riesgo que corre la comarca de que se reinterprete su realidad por analistas que no han permanecido aquí más que unas horas, tal vez de visita enoturística por las bodegas amparadas por la denominación 'Rioja', vocablo éste que ayuda a que se confundan aún más las percepciones de nuestros apresurados visitantes».
En el último capítulo, a modo de epílogo, Martínez Bujanda, que ha tenido de corrector a Santos Ros, de 93 años, doctor en Teología y destacado latinista alavés, se imagina Rioja Alavesa en 2035. ¿Con qué sueña? «Con un agricultor orgulloso de su pertenencia, unos jóvenes en permanente formación, unos pueblos más integradores, el valor social de la viticultura, el enoturismo, la singularidad de las vides, el complemento de otros cultivos como el olivo y los frutos secos y la territorialidad». Martínez Bujanda es de los que cree que «hay que seguir en el Consejo pero reivindico también la marca de Rioja Alavesa», afirma el hombre de campo.
Del libro se han editado 400 ejemplares, de los que 320 están comprometidos y 80 saldrán a la venta a 35 euros. El dinero recaudado se destinará a Cáritas de Rioja Alavesa.
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