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Una de las obras de la muestra 'Un océano muy frío'. HELENA GOÑI

Una larga travesía «onírica» por los recuerdos de Canadá

Helena Goñi exhibe en Montehermoso 'Un océano muy frío', proyecto fotográfico ganador de la pasada edición de Viphoto

Viernes, 20 de noviembre 2020, 01:23

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Conviene seguirle la pista. Helena Goñi (1990, Bilbao) es una de las fotógrafas más personales del País Vasco. Fe de ello daba el año pasado el selecto jurado del festival Viphoto, formado por Joan Fontcuberta, Beatriz Herráez, Sema D'Acosta, Irene de Mendoza y Jon Gorospe, cuando decidió por unanimidad que se merecía la beca para la creación de Montehermoso.

Ese proyecto ganador, 'Un océano muy frío', llega ahora a la sala Jovellanos del palacio del Casco Viejo de Vitoria, donde se podrá ver hasta el 17 de enero. Como si fueran las huellas de su recorrido, la artista exhibe imágenes de un viaje que realizó hace tres años por Canadá, país donde había residido durante año y medio cuando era una niña.

Sin embargo, la mirada no se centró tan solo en recuperar aquellos recuerdos. «Yo viví en Victoria, que se encuentra en la costa oeste, y el viaje que empecé en 2017 fue por la costa este porque no quería que fuera un reencuentro con lo que conocía o, al menos, que no fuera lo primero a lo que llegaba. Quería conectar con Canadá olvidándome un poco de mi experiencia previa, sin expectativas», cuenta la artista que se encuentra confinada estos días en París como residente en la Citè Internationale des Arts. Desde allí trabaja, como puede, en un proyecto sobre «la comunidad de parisinos que habita las catacumbas 'ilegales', los conocidos como cataphiles».

Conforman la exposición en Montehermoso tres videos y siete fotografías. Cámara en mano, el inicio de este proyecto arrancó en el momento en que sacó un billete de tren al país norteamericano. Sin detenerse demasiada en la planificación, Goñi optó por alojarse en diferentes viviendas particulares a través de 'couchsurfing', una comunidad virtual en la que los usuarios ofrecen habitaciones gratuitas. Esto le permitía conocer y «conectar con gente local», esa misma que aparece retratada en algunas de sus instantáneas.

Otra instantánea de Goñi.
Imagen - Otra instantánea de Goñi.

Hay en los retratos, paisajes y estampas cotidianas (como en esas zapatillas amontonadas tras un largo paseo al lado de una escalera), una luz espectral que parece sacada de la «ficción y de un mundo onírico». Otro de los rasgos que atraviesa esta exposición es una sensación de «movimiento que no concluye», cuyo mayor reflejo es el vagón de un tren en el que un pasajero desenfocado parece hacer vibrar al resto de viajeros.

Ese tono tan evocador es ya una marca de la casa que traspasa casi todos sus trabajos. También esos encargos musicales, una labor importante en su carrera, para bandas como Belako y diferentes disparos a un imaginario del rock vasco más actual.

– ¿Este trabajo también tiene su propia 'música'?

– Tiene su murmullo.

La invitación a perderse en ese rumor está servida en 'Un océano muy frío'. El título proviene de un texto que escribió, precisamente, acerca de los recuerdos. «Lo escribí de manera impulsiva en 2015 y aparecen imágenes, recuerdos que guardo de mi infancia allí y terminaba con esa frase», explica. «En esa época leía sobre las diferentes maneras de entender la memoria, los errores de la memoria, la memoria como espacio para generar utopías... y la memoria como océano, con recuerdos que van y vienen y se hacen más presentes en la medida en que son importantes para el momento vital en el que cada una se encuentra».

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