«Mi gran satisfacción ha sido convertir un taller de martillo en una fábrica global»

- ¿Percibe que se va hacia una mayor conflictividad laboral?

- Claramente sí porque no se comparte el modelo. Ahora que soy libre, que soy ex directivo, lo veo en perspectiva y más claro.

- ¿Dolido con el hecho de que la plantilla de Mercedes, pese a ratificar el convenio, otorgara en las elecciones la mayoría a ELA, LAB y ESK? Los tres sindicatos que pidieron votar contra ese convenio.

- La plantilla hizo lo que mejor entendió y no lo voy a criticar. Conseguir que ratificase el convenio fue un logro. Menos logro fue que éste no tuviera el soporte de todos pese a la diversidad de la representatividad social. Ellos sabrán porqué y lo que cada uno pretende. Está claro que están los que no firman los convenios y están muy activos en la confrontación, de la que no sale más que tensión.

- Una parte de los sindicatos ha cuestionado su forma de gestionar la situación.

- Seguro que he tenido errores, pero también algún acierto.

- Los problemas de suministro de componentes han marcado el último año en Mercedes como en muchas empresas. ¿Cuánto tiempo se puede soportar esa situación?

- Mire, quien lo gestiona es Taiwan y lo lleva muy bien. La incógnita es el nivel de sufrimiento que vamos a tener en Europa hasta que podamos reaccionar y con qué medios, porque la tecnología no se genera de hoy para mañana.

- ¿Y las empresas siguen sin encontrar personal cualificado?

- Continúan los problemas, sí. Mejoramos, pero los hay. Hace doce años, con el lehendakari, empezamos la formación dual y es una de las mejores del Estado. Copiamos lo mejor de Alemania y lo hemos hecho nuestro. Pero hay que seguir trabajando.

- ¿Cree que Álava, Vitoria, valora la importancia del nuevo proyecto eléctrico que Mercedes tiene entre manos?

- Quiero pensar que sí. Las administraciones públicas desde luego que sí, y la sociedad en general, también.

- Su mejor y su peor momento en la planta.

- Me quedo con lo positivo. Han sido tiempos de incertidumbre con retos derivados enormes, pero la mayor satisfacción es haber conseguido que una fábrica que cuando llegué era un taller de martillo, tijera, lima, manufactura, sea una fábrica que compite a nivel global y que contribuye a generar riqueza. Además estoy agradecido de que mi exempresa me haya facilitado todo. He sido afortunado. He tenido el apoyo absoluto y me han dejado hacer. El sufrimiento ha existido pero me quedo con lo mejor.