«Gracias a Magialdia pude actuar en Las Vegas»
El artista gallego galardonado internacionalmente actúa hoy en exclusiva para los suscriptores de EL CORREO
Jon Casanova
Viernes, 19 de septiembre 2025, 00:13
Joshua Kenneth (1995, A Coruña) de madre gallega y padre inglés vive por y para la magia. Especializado en el ilusionismo de salón hace de ... sus espectáculos una película repleta de emociones: tensión, asombro, humor y hasta asco. A su temprana edad ya ha actuado en virtuosos espacios como el 'Penn & Teller: Fool Us' –del aclamado dúo de ilusionistas estadounidenses– o en 'Got Talent España'. Hoy lo hará en la Sala de Eventos de EL CORREO ante los suscriptores en el marco de Magialdia.
Recuerda que «gracias a Magialdia pude actuar en Las Vegas». Y es que al festival acuden ojeadores del show de Penn para captar magos. Y el coruñés rememora que José Ángel Suárez, organizador de la cita, contactó con él por un problema que tuvieron con uno de los artistas y Kenneth, claro, «estaba encantado de poder ir».
Cayó en el hechizo de la magia a los 11 años tras acudir a un espectáculo del Mago Antón. «Surgió de rebote pero me marcó. Dije 'ostras' yo quiero saber de esto». Sus padres al ver su interés le empezaron a llevar a cada vez más números mágicos. Cuando un pequeño Joshua les dijo que quería dedicarse profesionalmente a la magia su respuesta fue: «Muy bien, chaval, pero a estudiar una carrera. Hoy, tras el paso de los años, lo entiendo perfectamente». Se formó en Comunicación Audiovisual que resultó ser beneficioso para su proyección artística. «Creo mis propios carteles o vídeos promocionales».
«Existe una lucha constante para demostrar que la magia no es solo para niños»
Una profesión «nada estable» que requiere de mucha entrega. «Si le echas toda la carne en el asador te puede ir bien, tanto si haces pulsera como si haces magia, si le das caña y apuestas, puedes llegar lejos». A pesar de ser un arte muy antiguo, la magia se sigue reinventando. Como curiosidad. «Hay tantos libros de magia escritos como de medicina» comenta Kenneth. Aunque idear nuevos trucos no es nada sencillo. «Es muy difícil crear algo de cero. Ser creativo es coger dos cosas nuevas que nunca se habían juntado», reconoce. En su caso, ha perfeccionado una técnica en la que convierte burbujas en monedas. Es todo un 'manitas' y tiene que cuidar con mimo el material porque se desgasta, lo cual sentencia que es «una parte muy bonita». Algo que no disfruta tanto es la faceta empresarial. «De nada sirve que tengas los mejores trucos si no los vendes», sentencia.
«De nada sirve que tengas los mejores trucos si no los vendes. La profesión no es nada estable»
Busca «tocar emociones distintas» en sus espectáculos que los compara a «una película».
Aunque el estigma de que la magia es algo infantil persiste. «Hace poco estuve trabajando en Bulgaría y los magos locales me comentaron que allí tenían una lucha constante por intentar educar al público en que la magia no es solo para niños».
Abrió una escuela en A Coruña y en el primer año tuvo 60 alumnos, «una burrada». Valora la experiencia como un «éxito absoluto», pero lamenta haberse desatendido porque debido a los viajes no podía estar más presente. Del más de medio centenar de alumnos, se puede caer en el pensamiento de que muchos de ellos, serían niños. Todo lo contrario. «Teníamos muchas más personas adultas que niños. Personas jubiladas a las que siempre les ha gustado la magia pero nunca tuvieron un espacio para aprender». Confiesa –sonriente– que «enseñar a gente que no había podido formarse antes es la leche».
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