«Grabar es una cosa, pero el directo es otra jungla»
El músico vitoriano afincado en Barcelona regresa a Hell Dorado el día 30 para despedir el año con un aluvión de rhythm and blues
Un gran postre para la última noche del año con música en directo. Sin duda, Rambalaya, con el 'frontman' vitoriano Jonathan Herrero, es de lo mejor que le ha pasado al rhythm and blues y soul en la escena ibérica. Y por si el cantante de Adurza y sus compañeros no fueran ya una propuesta de cinco estrellas, actuarán en Hell Dorado con toda una guinda: el Anaut Trio Bravo (viernes 30, desde las 21.00 horas).
– ¿De vuelta por Navidad?
– Ya es un clásico. Aunque sea un tópico, desde hace muchos años ahí que voy. Y ahí que vamos, también.
– Y, además, en una de sus casas, Hell Dorado.
– Sí, es la sala del barrio, ja, ja. Un sitio donde, cuando vivía allí, he ido a ver incontables conciertos durante todo el año y en cualquiera de las programaciones que había y que, por suerte, sigue habiendo. Desde hace ya unos ocho años aparezco por allí para subirme al escenario (en otras ocasiones con A Contra Blues).
– Presentó a Rambalaya en concierto con The Tonics allá por marzo. ¿Habrá sorpresas u otros estrenos ahora?
– Precisamente estamos ahora en pleno proceso de composición del próximo disco. Si todo va bien, entraremos a grabar la última semana de enero. Así que es bastante probable que suenen cosas nuevas, porque las piezas que ya tenemos encarriladas hay que rodarlas un poco antes de entrar al estudio.
– Vamos, que cojan tablas.
– Para que, sin perder frescura, entren un poco en forma. Seguro que alguna sorpresa habrá.
– En su primer disco, dentro del ámbito del rhythm and blues, hay mucha diversidad. ¿Van a mantener esta característica en el segundo?
– Puedo decirle que va a ser un poco más melódico, aunque sin perder la esencia, jugando en los parámetros en los que nos movemos. Pero estamos incorporando sonoridades que vocalmente son más melódicas, más 'royorbisonianas'. O del country de Glen Campbell. Pero dentro del sonido de la banda, con la sección de metales, el Hammond y piano y la base de rock, con bajo, batería y guitarra. Seguirá estando el 'Jony gritón', sin duda, ja, ja. Está quedando bastante divertido, la verdad. Todavía le queda darle unas cuantas vueltas al asunto, pero en algunos casos será un poco más melódico.
«Habrá sonoridades más melódicas, más 'royorbisonianas' o del country de Glen Campbell»
– Esa parte resulta una delicia en directo. ¿Cómo se hace para cantar cada vez mejor?
– Está bien que lo vea así, yo a veces tengo mis dudas, ja, ja. Creo que la única diferencia es que si lo pienso, da un poco de vértigo: llevo ya casi 30 años haciéndolo. Y ahora canto súper tranquilo. En esto influye la aceptación de tu propia voz. Si algún cantante lee esto sabrá de lo que hablo, ja, ja. Cualquier instrumentista trata de encontrar una voz, dejar de compararse aunque siga encontrando referentes, tanto pasados como contemporáneos. Ver las cosas sin mirar continuamente a ningún espejo ayuda a que la percepción de quien te escuche sea buena.
«Una enciclopedia»
– ¿Qué evolución han tenido los temas del primer álbum?
– Mucha. Si bien es verdad que la mayoría los tocábamos desde hacía tiempo por Barcelona, cuando los vas enlazando y aparecen en distintos sitios del concierto, van adquiriendo matices. Casi siempre ganan contundencia, es la parte punki del asunto, la adrenalina: la batería sube dos o tres BPM (pulsos por minuto), el trompetista sopla más fuerte.... todo se suele acentuar en los momentos más emotivos. La grabación es una cosa, se hace con una cierta tranquilidad, pero el directo es otra jungla.
– ¿Cambia mucho?
– Una banda como la nuestra no tiene mucho tiempo para grabar, cinco o seis días. No puedes llevar cosas por concretar. Pero la calidad de los músicos hace que en el directo puedan surgir cosas muy chulas. Y tocar los temas antes nos permite tener unas sensaciones y ver cómo reacciona el público, que es importante para nosotros.
«Ver las cosas sin mirar continuamente a ningún espejo ayuda a que la percepción de quien te escuche sea buena»
– Con The Tonics compartieron al baterista Anton Jarl. ¿Que importancia tiene como 'portero de la selección'?
– Bueno, es portero, delantero... Si bien Fer y Matías aportaron temas al disco, el discurso es prácticamente el de Anton, en cuanto a letras, por ejemplo. Es el más prolífico, le gusta escribir. Contar con un pianista como Fernando, un bajo como Matías, Héctor, Gerard en los teclados o los vientos de Pol y David es importante. Pero el germen de la idea suele venir de Anton, que está aportando mucho al nuevo disco, es un gran batería y toda una enciclopedia de rhythm and blues.
– Será un concierto para acabar el año. ¿Terminará con sombrero mexicano?
– La primera vez que toqué en Hell Dorado me lo pusieron. Luego desapareció la tradición, Juan ya no lo ponía siempre. Espero que cerremos el año cantando rancheras, ja, ja, ja.