«En las próximas semanas podremos licitar el proyecto del soterramiento»
El regidor anuncia avances en dos planes contra inundaciones y prevé una «histórica modernización» con obras «de calado»
«No podemos perder este tren», repite Gorka Urtaran. Y esta vez, no sólo se refiere al soterramiento, para el que prevé avances en las ... próximas «semanas». Se refiere a una «modernización» que considera «histórica» para Vitoria. Comenzará por el Sur en apenas dos meses, con la primera fase del parque Larragorri de Lasarte y el plan contra las inundaciones. El alcalde asume que las obras, que durarán 14 meses, tendrán impacto en Iturritxu y la rotonda de la Antonia, donde el tráfico ya está sobrecargado. Pero advierte de que esas «molestias» no pueden frenar el avance de la ciudad. «Vamos a por todas», lanza.
– ¿El parque de Lasarte sufrirá nuevos retrasos?
– No. Hay una alegación que se va a resolver y no obstaculiza las expropiaciones. Planteamos iniciar la obra para marzo. En principio, la última demanda judicial no afecta al proyecto. Esa primera fase supone, además de generar una balsa de agua en las graveras de Lasarte, trasvasar las aguas del Zapardiel y del Batán al Zadorra directamente, sin pasar por Crispijana. También implica que en los próximos 14 meses hay que hacer unas obras de calado en esa área. En especial, en la rotonda de la Antonia y, previamente, en la zona de Iturritxu. Esto nos obliga a planificar las obras de forma adecuada habida cuenta de todo el tráfico que hay en ese lugar.
– Es la zona con más tráfico y en plena implantación del BEI.
– Pero significa evitarte para siempre los problemas de inundación que se generan con las fuertes avenidas en la zona Sur, en el entorno del Batán. Y también reducir un gran volumen de agua que llega a la depuradora de Crispijana, que supone un ahorro económico. Es importante resaltar que estamos en la antesala de un proceso de innovación y modernización equiparable a la industrialización de los años sesenta. No podemos perder este tren. Esta primera fase son algo más de 6 millones de inversión y demuestra el músculo de Vitoria en cuanto a que las obras son de mayor dimensión, pero porque dan un mayor servicio.
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– ¿Comprende el rechazo al BEI, más allá de las obras?
– Comprendo las molestias. Primero, por las obras. Estamos en un momento que requiere inversiones. Vamos a ir a por todas. Vitoria se lo merece. Si hacemos las cosas bien, puede generar un mayor número de obras, y soy consciente de que eso genera molestias. El BEI ha transformado el espacio público en detrimento del vehículo. Debemos acostumbrarnos a compartir el espacio con este transporte. Me corresponde poner en marcha cuanto antes el BEI para que demuestre que es una buena apuesta y buscar las medidas compensatorias para que quienes usen el coche no se vean penalizados.
– ¿Se refiere al desdoblamiento de Iturritxu?
– Hay que analizar cómo se redistribuye el tráfico al resto de la ciudad. Los niveles en esa zona, salvo en momentos puntuales, se han reducido. El desdoblamiento no se descarta, y estará sujeto a la puesta en marcha completa del BEI.
– ¿Ha hecho el recorrido del BEI en coche o en taxi?
– No uso mucho el coche, pero he pasado por algunos puntos, especialmente en el Sur, y también en taxi. No he visto problemas. También es verdad que no he pasado en horas punta. El transporte público debe tener mayor protagonismo en el espacio público que el vehículo privado. No se trata de competir, pero en la escala de prioridades, va por delante.
– ¿Veremos al fin avances en el soterramiento?
– El acuerdo de la encomienda de gestión ha sido definitivo. El nuevo escenario me anima a pensar que en las próximas semanas podremos licitar la redacción del proyecto constructivo. Asociado a esto está la intermodal de Júndiz, que pretende aprovechar la alta velocidad para generar una autopista ferroviaria. Sólo el 1% de las mercancías se mueven por vía aérea o en tren, y Foronda bate récords de forma constante. Imagine cuántos camiones circulan. Es poco sostenible.
– URA le pide que mejore el alcantarillado de Abetxuko y termine el muro de contención contra inundaciones. ¿Lo hará?
– El problema de Abetxuko viene de que cuando el Zadorra toma mucha altura, las pluviales no pueden desembocar en el río. Y luego, si supera el murete, inunda aún más. El murete sería una solución, pero no resuelve el problema, que viene del sistema de pluviales. Lo analizaremos.
– También se inundó la salida a la autovía de Bilbao.
– Tenemos ya el proyecto constructivo y está en manos de la Diputación. La presidenta de la Confederación Hidrográfica del Ebro lo verá 'in situ' y buscamos el momento para que podamos impulsar la intervención, pudiendo recurrir a la convocatoria europea de biodiversidad. Esa fase se podría licitar este año.
«Debemos planificar bien los trabajos de los ríos por el tráfico que hay en Iturritxu y la Antonia»
– La Casa Alfaro está que se cae y espera una rebaja de su catalogación para convertirse en un hotel. ¿Le gusta el proyecto?
– Es positivo y permitiría revitalizar el centro. Soy partidario de facilitar el proyecto y rebajar la protección sólo a la fachada. Ya lo estamos preparando. Vista la situación en la que está la Casa Alfaro, es muy razonable e interesante. O intervenimos ya o el resultado será peor.
– Ha suspendido las licencias urbanísticas de 25 sectores, entre ellos Uleta. ¿Garantiza que ahí no se va a construir?
– No hay que seguir expandiendo la ciudad. Estaremos pendientes de lo que diga el análisis jurídico-urbanístico. No soy quién para anular los derechos que puedan tener reconocidos unos particulares, pero tampoco para reconocer unos derechos que no tienen. Hace ocho años que terminó el plazo de ejecución de la urbanización. Fíjese si ha habido tiempo. A priori, no se puede indemnizar cuando el propietario no lo ha llevado a cabo en ese plazo. Si hay variaciones, actuaremos en consecuencia.
– Pero esas indemnizaciones no están todavía cifradas.
– En el caso de que las hubiera. Cabría la indemnización de ciertos proyectos o cuestiones de menor entidad, que serían asumibles. Pero tenemos argumentos para decir que no procede consumir más suelo.
«Soy partidario de facilitar el hotel de la Casa Alfaro. Es razonable por el estado en que está»
– ¿Aprovechará este año para llegar a un acuerdo con los propietarios?
– Vamos a buscar un punto de equilibrio. Voy a defender el interés general, pero no voy a hacer ninguna locura, ni meter en un mar de indemnizaciones a este Ayuntamiento.
– La manzana de San Prudencio sigue con solo dos locales abiertos en casi cinco años. ¿Por qué?
– En más de una ocasión he invitado al responsable (Urteim) a que los ponga en marcha. Hay cuestiones que no comparto. Por otra parte, la mejor forma de impulsar nuestro comercio es que los vitorianos nos impliquemos. Las administraciones podemos ayudar, pero no hacer milagros. De nada sirven las ayudas si nadie entra por tu puerta.
– Pero con los locales cerrados no se puede ser atractivo. ¿El problema está en las pretensiones económicas del propietario?
– Bueno (pausa), hay que preguntárselo a él. Lo que digo es que cuando uno pone a la venta un local, tiene que ser consciente de cuál es la situación del mercado inmobiliario. Y que si las pretensiones son elevadas, no puedes esperar que se cumplan.
– ¿Qué le dicen los hosteleros cuando se toma un café?
– Hay de todo, pero sobre todo me trasladan preocupación. Lo puedo entender, porque es el sector más castigado por las restricciones. Pero también pienso que su futuro es halagüeño, una vez pasada la situación. Mientras tanto, hay que apoyarles.
«Bildu está siendo ortodoxo y al PP no le veo asentado ni realiza políticas constructivas»
– ¿Y cómo prevé la recuperación del resto de los sectores?
– De forma muy esperanzadora. El modelo de Vitoria está en sintonía con Europa, que está poniendo unos estímulos como no se conocían. Va a generar un clima de desarrollo y progreso para el tejido social y económico. Pero también es un momento clave para la automoción, que es de los sectores señalados. El futuro de Vitoria depende mucho del futuro de su industria, pero especialmente de cómo el sector de la automoción haga la transición a la nueva movilidad. Debemos ayudar a las principales empresas a posicionarse.
– Pero eso depende de todo el Ayuntamiento.
– Por eso no puedo entender que un partido como el PP se coaligue con Podemos y EH Bildu en contra de Mobility Lab, que es un proyecto público-privado, con las principales instituciones, empresas y la universidad. Aunque no entremos en la fundación, participaremos a través del presupuesto. Si te ponen un muro, tendrás que rodearlo.
– Vitoria tuvo cabalgata pese a la recomendación del Gobierno vasco y los carnavales se mantienen por el momento. ¿Fue difícil tomar esa decisión?
– No, porque no quebrantamos la recomendación.
«Debemos aprender a compartir el espacio con el BEI, pero no descarto desdoblar Iturritxu»
– Pero la rodearon.
– Tras ver el comportamiento de la ciudadanía, lo volvería a hacer. Habría sido muy difícil explicar cómo unos días antes se podían reunir 6.000 personas en el concierto de La Polla Records y que los niños no tuvieran cabalgatas. Y más con mascarilla obligatoria, se eliminaban las recepciones y se alargaba el recorrido.
– ¿Este tipo de decisiones le marca un perfil propio?
– Ya tengo mi perfil propio. No hay ninguna estrategia detrás de ese comportamiento.
– Casi todos sus acuerdos han llegado con Elkarrekin Podemos. ¿No tiene sintonía con el resto?
– Desde 2016, EH Bildu tiene una actitud muy beligerante con el PNV y, desde 2015, el PP está instalado en el 'no'. Han tenido un cambio de portavocías en el último año y quizás no están de todo asentadas. Veo que EH Bildu ahora mismo está representando lo menos atractivo de sus dos almas. El alma abertzale está centrada en los presos de ETA, que es lo que menos nos vincula a ellos. Y el alma de izquierdas está confrontando la iniciativa pública con la privada. Está siendo muy ortodoxo, y en el PP no veo asentada a la nueva portavoz, ni realizando una política constructiva.
– ¿Se presentará a la reelección?
– Es un trabajo apasionante, aunque genera cierto desgaste por su exposición. Tengo la ilusión del primer día y la experiencia de casi siete años. Tenemos muy clara la hoja de ruta para los próximos cinco años. Pero no depende de mí, sino del PNV, de sus afiliados, y de la ciudadanía.
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