Generaciones de artistas conectados

En esa coherencia se mueven los cuatro. A través de esta exhibición se puede recorrer una parte de la historia del arte surgido en la ciudad. Desde la generación de los 70, representada por el propio Mieg -quien formó parte esos años del grupo Orain junto a artistas como Carmelo Ortiz de Elguea y Alberto Schommer- hasta el arte digital actual de la mano de Amaia Ugarte (Vitoria, 1998), que recrea paisajes oníricos en sus fotografías emulando composiciones pictóricas. A ambos artistas le separan sesenta años. Pero tienen en común, al igual que el resto de creadores, esa necesidad de expresarse artísticamente. Como señala Mieg, «el artista necesita huir a mundos ocultos e irracionales». Es a partirde de esas 'visiones', a las que hace referencia el título, de donde se extrae «una carga de conocimiento que lleva a la realidad» que se plasma en cuadros, esculturas e imágenes. «El arte no son formas efímeras, ni cantos a las modas pasajeras, ni fuegos artificiales».

Esta exposición es, además, una reivindicación del talento local a través del tiempo. Como señaló durante la presentación Axier Urresti, director general de la Fundación Vital, «el destino final es despertar nuestras emociones». Además ese 'VI-' del título de la exposición hace referencia a Vitoria, emulando la identificación que llevaban las matrículas de los vehículos.

Si el arte abstracto de Mieg representa a la generación de los 70, el pintor expresionista San Román remite a la generación de los años 80. Por su parte, las piezas de bronce, madera y hierro de Koko Rico se vinculan a los años 90. Como señala el comisario de la muestra, Fernando Martínez de Viñaspre, la elección de los artistas responde a que son creadores reconocidos. «Tienen trayectorias impecables. Y se nota cuando sales fuera de Vitoria y ves obras de ellos».

La incorporación de Ugarte tiene que ver con el relevo generacional. Es la primera vez que la fotógrafa se rodea de reconocidos artistas en una muestra colectiva. Anteriormente solo había expuesto en Montehermoso, como ganadora del certamen Gazte Klik Klak, y en la librería Zuloa. «Antes de conocer la fotografía, me dediqué a la pintura. Por eso da la sensación de que mi obra es pictórica», señaló sobre sus creaciones oníricas.

«En Vitoria hay muchos artistas. Podrían ser otros los que exponen. Solo representamos una parte», resumió San Román acerca de las firmas que forman parte de la exposición que se completa con los relatos de Antonio Altarriba dedicados a cada uno de los creadores. Va más allá de ser el texto «explicativo» de un catálogo. Son «juegos poéticos que hacen eco de sus obras»'.

En un pequeño rincón de la sala se proyectan imágenes de los artistas con una voz que narra lo escrito por el historietista. Entre los curiosos apodos que da a los creadores se encuentra 'El hombre que fue árbol' en referencia a Koko Rico. «Voy a recurrir al tópico de que la obra habla por sí misma», subrayó el escultor. Desea que el espectador «conecte con sus propias reflexiones» al contemplar su obra. «Al explicar la obra se puede entorpercer esa vía y a mí esa reflexión del espectador me interesa bastante».